Por Abraham Gorostieta
Ciudad de México (Índice Político).- Alejandro Moreno ya conoce qué es la derrota en manos de Morena. Siendo gobernador de Campeche, uno de los estados más priistas del país, fue derrotado por López Obrador el 1 de julio de 2018. Los resultados que Moreno entregó al priísmo de Peña Nieto y Ruiz Massieu fue vergonzoso.
Ahora es él el priista número uno del país, electo el domingo pasado, ganó 8 de cada diez votos en una elección que fue señalada por los propios priistas como “amañada”, “fraudulenta” y “tramposa”. El proceso ha hecho renunciar a varios connotados priistas, quizá el más notable, el del doctor José Narro.
Alejandro Moreno nos concede una entrevista breve, telefónica. Se le escucha alegre, muy contento y entero. Ha dado entrevistas a todos los medios. Habla en tercera persona siempre: “Estamos muy contentos con la participación, según nuestras actas hubo una participación del 90 por ciento”, dice sobre la elección donde salió victorioso.
En distintas partes de la República mexicana, a través de las redes sociales, se vio una elección priista desangelada, pero eso no mengua a Alejandro Moreno, también llamado “Alito” y acusado de una cercanía con López Obrador. “Nosotros fuimos electos con 1 millón 510 mil votos”, asegura.
– Acusan de que hubo fraude en la elección, urnas embarazadas… Se le inquiere al nuevo líder del PRI.
– Nosotros le damos la vuelta a la hoja, he estado escuchando a todos los compañeros, he entablado los primeros acercamientos, también con la propia Ivonne Ortega en donde le decimos que hay que construir por el partido. La elección habló, el proceso interno queda en el pasado.
¿Alito o A(m)lito?
A finales de marzo el presidente Andrés Manuel López Obrador se reunía con los doce gobernadores priistas, en esa reunión les preguntó sobre qué obras pendientes tenían en sus estados. Uno a uno los gobernadores fueron platicándole a Amlo los pendientes, fue entonces que López Obrador se dirigió a Alejandro Moreno y le pidió ir tomando nota, pues él sería el encargado de dar seguimiento a estas peticiones. El vínculo entre el gobierno federal y ustedes, es desde hoy “Alito”, remató López Obrador a los gobernadores priistas ahí reunidos.
El periodista Carlos Loret de Mola, a finales de mayo, escribió en su columna: “Se reunieron once de los doce gobernadores del PRI en Toluca, Estado de México. Siete de los once manifestaron su determinación de apoyar a ‘Alito’ para que fuera el nuevo dirigente del partido. Ante eso, los cuatro restantes se sumaron. Una comisión de tres gobernadores informó de la decisión a Narro, quien renunció al Partido”.
Cuestionado sobre su cercanía con López Obrador, Moreno explica: “el PRI va a ser una oposición firme, clara, crítica, muy propositiva pero combativa”. Y nuevamente habla en tercera persona y dice que los priistas “estamos listos para construir un partido moderno, abierto, que discuta todos los temas y que sea una oposición clara”, y deja caer una primera crítica a la dirigencia pasada: “teníamos un PRI que no hablaba, que no criticaba, un PRI mudo y que no levantaba la voz”.
Asegura ser el líder que regresará al PRI al poder: “Tenemos que construir esa credibilidad con los ciudadanos y esa credibilidad se construye con hechos, con actos, todos los días, con propuestas y proyectos, acompañar a los ciudadanos en sus luchas, porque si ellos no nos ven entonces no podremos ganar las elecciones”.
– ¿Hay futuro para el PRI?, se le pregunta a Alito Moreno, que sin dudarlo responde:
– Construiremos acuerdos y consensos por México. Pero firmes en sabernos y establecer pesos y contrapesos. Para regresar al poder tenemos que ganarle a Morena.
Alito Moreno sabe que el PRI quedó herido de muerte en las pasadas elecciones, sabe que su elección como presidente del partido es cuestionada, se acusa de un padrón inflado, sabe que tiene todo en contra, incluyendo a muchos mexicanos que no creen en el PRI. Pero él luce contento en cada entrevista que da. Y se le escucha sereno, Moreno.