La prudencia, la moderación, el equilibrio, el correcto uso de la fuerza pública nunca han estado entre las virtudes de los efímeros, de los gobernantes “breves” que sólo llegan a sentarse en los sillones de mando para disfrutar sus “quince minutos de gloria”, cual dijera Andy Warhol.
Lo anterior se encuentra plenamente demostrado en la historia reciente mexicana. Desde los que creyeron comerse el mundo y hacer del mar un buche de agua, a partir de bonanzas petroleras, como López Portillo, hasta los acomplejados chaparritos que arribaron para saciar su sed de odio, frustración y venganza contra todos los demás.
O los que llegaron con consignas anticomunistas republicanas, con afán represivo, asesino e insolente contra quienes pedían esenciales modificaciones en el sistema político para abrir las libertades democráticas de expresión y manifestación de las ideas políticas, como Luis Echeverría.
Casi todos han sabido que el poder les ha sido prestado por un instante para masacrar, enriquecerse y mofarse de sus adversarios. Saben que sus incapacidades les convierten automáticamente en fugaces reemplazables, prescindibles, por eso abusan y depredan… antes de que se les acabe.
La euforia se convierte en estilo de gobierno
Son efímeros por naturaleza. Sus limitaciones los hacen necesariamente rijosos, intolerantes y lenguaraces ante realidades que no alcanzan a comprender, ante sociedades en constante cambio que, a su paso, les rebasa y los contraría, aún más de lo que ya está definido por su bioquímica cerebral.
Por consecuencia, el tamaño del estado de fuerza pública que tienen que manejar, los halagos de incondicionales y ruines, el altavoz de un micrófono, la posibilidad de reproducir y multiplicar sus ocurrencias, los deslumbra definitivamente, los hace presa de emociones incontenibles, de feroces instintos primarios que no pueden contener.
La euforia se convierte en estilo de gobierno. La euforia les hace indispensables e infalibles, según ellos. Desde el poder polarizan a la sociedad, agudizan las contradicciones, atizan todos los extremos del humor, exacerban los ánimos del pueblo: convierten al ridículo en sus divisas.
Son sus modos y maneras de distinguirse ante los demás, ante quienes siempre juzgaron que les quedaba grande el saco, ante los que hicieron befa y escarnio de sus limitadas capacidades, ante quienes los ponen a prueba en la desbarrada cordura, ante quienes tocan los umbrales de su alborotado concepto de sensatez.
El odio de sus posturas, lo extremo de sus discursos, las inexistentes soluciones de todo o nada los incapacitan tajantemente para la negociación porque “después de ellos, sólo el diluvio”, Luis XV dixit, en una frase que quizá dijo la verdadera mandona, su amante, Jeanne-Antoinette Poisson, duquesa-marquesa de Pompadour y marquesa de Menars, la de los ojos entornados.
El discurso de odio de El Niño ñoño Nuño, et al
Por eso es comprensible, jamás justificable, el discurso de odio de El Niño ñoño Nuño, el de Oso…rio Chong, el del mismísimo Peña Nieto, y el de todos sus paniaguados, en el sensible caso de la “reforma educativa”, un Frankenstein que no existe, una de las estructurales que aún antes de nacer, ya estaba muerta, por falta de conocimiento esencial del paño.
Al establecer desde un principio como condición del diálogo la aprobación de una reforma estructural inexistente destruyeron las bases mismas del diálogo. Hoy quieren sacarla a fuerza, utilizando cambios cosméticos que propuso tardíamente el inoperante y breve Chuayfett, otro fracasado en toda la línea, en capacidades y preferencias.
La tolucopachucracia insiste en militarizar el Sureste
Aunque ya tronó la llamada Ley General del Servicio Profesional Docente, por lo absurdo de proponer evaluaciones que sólo sirvieron para aprobar la presencia de incondicionales, aunque los tribunales federales hayan dicho que es improcedente la llamada reforma educativa, los tolucos y pachuquitas insisten en militarizar el Sureste del país.
Empresarios locales y grupos paramilitares, apoyados por los toletes de gobernadores efímeros, asesinan y torturan en Chiapas y Oaxaca. Declaran, con obsesiones dignas de mejor causa que están decididos a enfrentar a la CNTE, convertida en un enemigo virtual. El principal adversario es su ignorancia.
La sinrazón de demostrar que tienen razón. El círculo cuadrado que representa aceptar que se equivocaron de pe a pá. Lo disfrazan inventando foros de discusión de expertos y opinantes comprometidos de los que el respetable ya sabe la respuesta: hacia dónde apunte el dedo.
Patanes inflados por el voto comprado siguen reprimiendo
Aunque los análisis y encuestas serías del Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública de la Cámara de Diputados, quizá el único organismo lúcido en San Lázaro, digan que la reforma educativa no sirve para nada, mientras no se apoye en mejores condiciones de existencia, mientras no se eleve el poder del salario.
Aunque se hagan todos los esfuerzos posibles para que Alfonso Santaella, el mozo de Vi(rey)garay en el INEGI, y Gonzalo Hernández Licona, el otro en el Coneval, expliquen la metodología que usaron para concluir que los pobres de México no existen, pues todos ellos tienen ingresos cercanos a las nubes.
Se diga lo que se diga, los patanes inflados por el voto comprado siguen reprimiendo y masacrando: mientras Oso…rio y Nuño atizan el descontento, Rafita Moreno Valle destroza a los ambulantes del Centro Histórico de Puebla, los mismos que había autorizado su delfín favorito, compañero de todas sus ternuras, Tony Gali Fayad.
Y en Guerrero matan al alcalde de Pungarabato en tierras michoacanas… y en Chiapas, también asesinan al alcalde de San Juan Chamula.
Escasea o, de plano, es nula la gobernabilidad.
Uso de la fuerza, lo que los acompaña en sus flaquezas
No tienen medida en el uso de la fuerza, porque es la única razón que acompaña sus desventuras y flaquezas personales. Se lucen –o pretenden hacerlo– ante los vecinos, sin darse cuenta que sólo son objetos de su burla descarnada.
Aunque Alejandro Werner, bodrio mexicano, ex fruncionario de la SHCP, al servicio del FMI, sea el portavoz indicado por los empleados de los financieros para aconsejar el recorte y hasta la extinción de Pemex, ante la realidad de los bajos precios petroleros, aquí sólo acusan recibo para apresurar el desenfreno.
Peña Nieto continúa dando vergüenza ajena. Boletina entre los textoservidores que va a reunirse con Obama “para diseñar juntos la nueva agenda bilateral en materia de energía, cambio climático, competitividad, migración y seguridad”. Obama, enternecido, le cede el micrófono el arma letal del toluco.
Peña Nieto se desgañita ante corresponsales extranjeros ofreciendo su colaboración absoluta ya sea con Hillary o con Trump. Y sorprende con una declaración que le para los pocos chinos de punta al inquilino de la Casa Blanca –la de verdad, la de allá– cuando lo ve desde treinta centímetros arriba:
México no opinará, ni intervendrá en el proceso electoral de los Estados Unidos. Suficiente. Demasiado. Absurdo. Desequilibrado. Enfermizo. Y lo que usted quiera agregarle.
¡Fue a mentar en casa del herrero el cuchillo de palo! Obsesiones demenciales de los breves, de los esporádicos, de los fugaces y perecederos, de los que hablan sólo porque tienen boca, sólo para que no digan que se quedaron callados.
¿Hasta dónde son capaces de regarla los efímeros gobernantes mexicanos?
Índice Flamígero: La militarización y el establecimiento del estado policiaco del sureste mexicano han dejado descubierto al norte del territorio nacional. Los cárteles de la droga, por supuesto, están de plácemes. ¿Fue a propósito? ¿Mera casualidad… cuando todos sabemos que en geopolítica las casualidades no existen? + + + En menos de dos semanas, el nuevo encargado del CEN del PRI, Enrique Ochoa Reza, ya consiguió trivializar el tema de la corrupción. Ayer su “numerito” fue en el Senado de la República, ni más ni menos que al lado del prototípico corrupto, Emilio Gamboa Patrón.
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