Día Hábil
Claudia Sheinbaum Pardo tendrá a partir de hoy una oportunidad que no debe desaprovechar.
Será la primera presidenta de un país ciento por ciento machista, clasista, racista y conservador.
No debe echar al cesto de la basura los 36 millones de votos que la llevaron a la Presidencia, como hizo Andrés Manuel López Obrador, su antecesor.
Tiene todo para conseguirlo.
Ha integrado un equipo en el que destacan la experiencia y el empuje de la juventud.
En la coordinación de comunicación social de Presidencia, Sheinbaum nombró a Paulina Silva Rodríguez, a quien conoció cuando era delegada de Tlalpan, allá por 2015.
Ella e Iván Escalante Ruiz, titular de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), han sido claves en la comunicación de la ex jefa de gobierno de la Ciudad de México.
Sheinbaum Pardo está obligada a desmarcarse cuanto antes de Andrés Manuel López Obrador y de una lealtad mal entendida.
Ciertamente no puede hacerlo en automático, pero de que lo haga dependerá la credibilidad de su gobierno, al que se ha etiquetado como una continuación del cuasi sexenio que concluyó ayer -duró dos meses menos- y que poco ha dejado a los mexicanos.
Terminar con la polarización, con los ataques diarios a los que no votaron por ella y dedicarse a gobernar deben ser su prioridad.
Por lo pronto parece que no será así.
Basta ver cómo su equipo está plagado de leales a Andrés Manuel.
Jesús Ramírez Cuevas es su coordinador de asesores, cargo que choca con el que se otorgó a Lázaro Cárdenas Batel, hijo de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano ahí, en Palacio Nacional.
César Yáñez, quien acompañó por décadas al hoy ex presidente como su vocero y operador, es nuevamente subsecretario de Gobernación.
En las Cámaras tiene a Adán Augusto López y Gerardo Fernández Noroña -senadores- y a Ricardo Monreal -diputados-, además de que en el IMSS está Zoé Robledo.
Y qué decir de Ernestina Godoy, en la Consejería Jurídica, y a Rosa Icela Rodríguez, en la Secretaría de Gobernación (Segob).
En la Fiscalía General de la República (FGR) a Alejandro Gertz Manero y a Marcelo Ebrard en Economía.
De igual modo a Mario Delgado en la Secretaría de Educación Pública (SEP), quien deja la dirigencia de Movimiento Regeneración Nacional (Morena) con números extraordinarios.
Desde 2020, cuando asumió el cargo, Morena ganó 24 de 32 gubernaturas, 642 diputaciones federales, 85 senadurías, mil 56 diputaciones locales y mil 699 alcaldías.
Le releva en la dirigencia Luisa María Alcalde, hasta ayer titular de Segob, quien lloró a moco tendido en la última mañanera de Andrés Manuel en Palacio Nacional.
Ahí, por cierto, está el hijo de López Obrador, Andrés Manuel López Beltrán, el que ha sido operador, negociador e influencer a la hora de otorgar candidaturas y cargos en el gobierno.
¿Ya ve por qué no es fácil para Sheinbaum desmarcarse de su mentor?
Sin embargo, deberá ser muy inteligente para poder hacerlo si es que desea ser autónoma y tener un gobierno con sello personal.
Vámonos: Jorge Romero y Adriana Dávila se desnudan. Disputan la dirigencia del PAN.
alberto.montoya@diahabil.com.mx @albermontmex