FRANCISCO RODRÍGUEZ
Se equivocan quienes lleguen a pensar que la temporada de caza que se ha abierto en la Ciudad de México involucra sólo a los ex jefes de gobierno. Da para más: abarca también a otros partidos políticos diferentes a Morena y a personajes que buscan sus quince minutos de gloria creyendo que defienden a los patrones.
Es uno de esos pleitos de vecindad donde cada quien escoge a su pareja, normalmente el perfil más al pelo, para quedar como gran cazador de cabezas, aunque tenga que inventar razones, poner precios, subir escaladas, lastimar al que sea. Es el baile del poder.
Especies que no se pueden menospreciar hablan de grupos priístas atizando y pagando militantes que provocan fuegos en bosques y pastizales de los alrededores de Ciudad de México para provocar contaminaciones letales y emergencias urbanas que tenía rato no se veían por estos lares.
PRI y PAN atizan el fuego… literalmente
El PRI se quedó con una asignatura pendiente cuando su candidato a La Grande no pudo rescatar casi nada en la capital de la República, a pesar de que todos los jilgueros habidos y por haber le habían juntado a las sirenas para que cantaran odas de bienaventuranza.
Meade jamás pegó su chicle en Ciudad de México, a la que se le invirtieron grandes sumas y esperanzas pues, decían, París valía una misa. Se quedaron azorados cuando se dieron cuenta de que Morena no dejó una Delegación, hoy Alcaldías, casi ni para comadre.
Por el lado del PRD, no pocos atizaron el caldero para hacer caer a Claudia Sheinbaum en el garlito del colegio Rébsamen, que ni mandado a hacer para un fracaso sonado y un alumbramiento de consecuencias fatales.
El PAN, dicen, se ha sumado a las huestes priístas provocadoras de los incendios en la provincia aledaña para asestar un golpe de consecuencias incalculables para el futuro cercano de la señora Sheinbaum y de su partido. Lo mismo pasa en los acontecimientos del estado de Morelos, donde los pripanistas atizan todo contra Cuauhtémoc Blanco.
Precandidatos al 2024, gravemente golpeados
La exhibida que el periódico madrileño El País le dio a Claudia Sheinbaum por su incuria para tratar la emergencia causada por la emergencia ambiental fue de campeonato. Pero eso y más se puede recoger cuando los advenedizos colaboradores la meten en camisas de once varas.
Dos de las mejores cartas que Andrés Manuel López Obrador tenía para las elecciones generales del 2024, Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard, han sido gravemente golpeados y tocados internacionalmente por un pleito de callejón que realmente no merecen. No está el horno para bollos en estos momentos. Y no lo entienden.
La temporada de caza se ha abierto y la presa de la cacería es simplemente la cereza del pastel, el asiento de los poderes federales, el lugar de la toma de decisiones nacionales: Ciudad de México. Y en la guerra, la política y el amor, todo se vale, excepto si se es descubierto.
Fabián Medina usa a la pobre Layda Sansores
Y es que eso de utilizar al Instituto de Verificación Administrativa, uno de los inventos utilizados en el gobierno de la Ciudad para incriminar al personaje que más promovió sus facultades, independencia y ejecutividad, se hace de muy pocas entendederas. Pero es la verdad. Se vale de todo y a toda hora.
Layda Sansores, la inefable campechana que siempre se cuelga de cualquier gancho, ha decidido que ésta es su oportunidad para brillar como ariete de la venganza de Fabián Medina, un oscuro personaje que utiliza los resortes de la Cancillería para meter su peine en cualquier parte. Fabián Medina, pues, usa a la pobre Sansores.
El asalto a la casa familiar de Luis Serna
Porque, amancornado con Alberto Esteva –un policía chino oaxaqueño inventado por Dante Delgado en Convergencia y también con ansias de novillero–, Fabián Medina asaltó físicamente la casa donde viven los hijos de Luis Serna, quien fuera secretario particular del anterior jefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera, acusando al ex funcionario de estar realizando obras que nunca existieron, que no existen.
Todo con el afán de exhibir a Serna ante el respetable como un hombre de posibles, sujeto a cualquier asalto, robo o lo que sea por parte de los amigos de lo ajeno. Desde luego, la casa de los hijos de Serna quedó sellada, como si se tratara de cualquier tugurio.
Comprometieron a Mancera. Nada tenía que ver
Nadie sabe con quién se mete. Menos dos advenedizos atrevidos como Alberto Esteva y Fabián Medina que, por cierto, tienen sendas investigaciones de un pasado muy reciente que podrían involucrar y comprometer tanto a Layda Sansores como al canciller Ebrard.
Porque en su afán por dañar a Luis Serna, los aventureros comprometieron también a Miguel Ángel Mancera, quien no tenía que ver en estos lances. El ex jefe de Gobierno tuvo que aclararle a Layda Sansores que él vivía en la Colonia Nápoles, por si la alcaldesa de Álvaro Obregón no lo supiera.
En este zipizape los que más llevan la de perder son los tres que se han querido vestir de gloria frente a Claudia Sheinbaum: Layda Sansores, Alberto Esteva y –among all people— Fabián Medina. Pero si las cosas siguen como van, serán ellos los que deban rendir cuentas ante sus respectivos jefes. Son los perros del hortelano.
Tres aventureros quemaron a Claudia y a Marcelo
Pero a esos perros hay que amarrarlos antes de que sigan comprometiendo las débiles estructuras que hoy sostienen a sus valedores. No vaya a ser que la suerte se las contamine con todo y pulgas. Aún están a tiempo de recapacitar.
Parece mentira que tres aventureros de tercer talón hayan echado por la borda antes de tiempo carreras políticas que tanto ha costado construir. Todo por el afán del protagonismo pendenciero.
Las temporadas de caza empiezan cuando la ocasión se presta. Todavía no es tiempo de tirar cuetes, primero tendrían que recoger varas.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: Cuando fungía como presidente del CEN del PRI, Carlos Sansores Pérez platicaba al escribidor cuál era su éxito en la política. Llamaba a su secretario particular, el también campechano Abel Santacruz, lo presumía como excelente nadador y le preguntaba: “¿Qué haces, Abel, cuando en el océano avistas a un tiburón?” A lo que Santacruz respondía: “No me muevo. Sólo floto”. Y Sansores remataba: “Así es la política. Cuando sientes estar en peligro, no te muevas: flota. ¡Nunca rompas la ecología!” Layda, su hija, nada le aprendió. ¡Lástima! + + + Mi colega Carlos Ramírez dio a conocer, hace justo 11 meses, lo que parece ser la ficha criminal del otro personaje de tercer talón que usa y abusa de Layda Sansores. En su Indicador Político del 20 de junio de 2018, Ramírez apunta: “Detrás de Sansores se encuentra otro personaje de la política de cañerías: su asesor de cabecera Alberto Esteva Salinas, un incondicional y pieza de ataque de Ebrard. Esteva, nacido en Oaxaca, se forjó de 1985 a 1989 en la Dirección de Información y Seguridad Nacional, surgido de las cenizas de la Federal de Seguridad y antecedente del CISEN. Se alió a Ebrard desde los años del DDF de Manuel Camacho Solís. En el 2006 fungió como subsecretario de Gobierno de Ebrard en el GDF. De 2013 a 2015, Esteva fue designado como secretario de Seguridad Pública del gobierno PAN-PRD-MC en Oaxaca por el gobernador aliancista Gabino Cué Monteagudo, pero renunció ante las denuncias de policías de tráfico de sueldos y de recursos y luego de un paro laboral de policías de más de un mes. Enojados por las burlas de Esteva, varios policías irrumpieron en la cámara local de diputados durante una comparecencia para acusarlo de corrupto. Luego de muchas presiones, Esteva renunció por Twitter y nunca entregó su renuncia oficial, lo que significó que simplemente dejó tirado el cargo. Hoy ese Esteva es quien impulsa los ataques de Sansores contra Mancera…” + + + Una más del hidalguense Arturo Herrera, subsecretario en la SHCP: Todo indica que los muchos reproches de Germán Martínez, al presentar ayer su renuncia al IMSS, iban dirigidos a él.
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