Claudia Rodríguez
Los niveles de violencia en el país, incluso con presencia a plena luz del día de grupos armados, no es tema de la agenda pública en la Presidencia de México, no obstante se convirtió en promesa de trabajo del titular de Gobernación, Alfonso Navarrete Prida, para dar respuestas contundentes en contra del crimen, antes del primer domingo de julio de este 2018, en el que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) pero sobre todo el propio mandatario federal Enrique Peña Nieto, se juega su calificación final en funciones.
Abrir un diario, escuchar o ver un noticiero, y hasta la revisión de las redes sociales, tiene como consecuencia de impacto, encontrar de forma ya costumbrista, lo referente al reporte del México rojo que no da tregua ni un solo día.
A los oídos de los líderes del Cártel Nueva Generación, ha llegado la información de que van tras ellos, y Nemesio Oceguera “El Mencho”, está inquieto, al grado que ya hace eco su voz en el centro del país, no contra el Gobierno de Miguel Ángel Mancera, sino en donde se asientan los Poderes Federales.
La sangre que se derrama por las muertes producto de la delincuencia organizada, es causa de la resistencia de la misma ante el combate y del eco a favor y en contra en al interior de las mismas instituciones del país.
El presidente Enrique Peña Nieto poco se ha pronunciado durante su Administración sobre el flagelo criminal que azota a los mexicanos. Se entiende que en razón de que él sólo intenta mostrarnos el México en donde las cosas buenas cuentan y cuentan mucho, aunque la mayoría de estas “cosas buenas” que se publicitan, sean grabadas en escenarios controlados.
Cuando las estadísticas de criminalidad e inseguridad del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), más imparcial en términos de reportes policiacos, arrojan que 65% de los mexicanos hemos sufrido en contra de nuestra familia un delito y en un porcentaje del 93% de índole grave, todo indica que cualquiera de nosotros estamos amenazados simplemente por la estadística de ser víctimas del crimen.
A este respecto, llama la atención, como se ha acallado y callado, el asesinato en el municipio de Atlacomulco, Estado de México, de Maximiliano Montiel Peña, primo del presidente Peña Nieto; al grado que distintos elementos policiacos han dado distintas versiones del acto: unos señalan que fue abatido al resistirse a entregar a la delincuencia su carro Ford Fiesta, mientras que otros más, informan que fue atacado al interior de un bar y que quedó postrado el occiso en una banqueta al lado de un Ford Fiesta.
Por supuesto que Peña Nieto, no tiene nada que decir, sería como aceptar públicamente, una cucharada de la receta que nos ha propinado a todos los mexicanos.
Acta Divina… El presidente Enrique Peña Nieto, solicita sentirse orgullosos de los logros alcanzados en su Administración.
Para advertir… Se espera que no contabilice los casi 90 mil muertos por homicidio doloso en el país, en lo que va de su mandato
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