Claudia Rodríguez
Con sólo conocer los salarios estipulados para la alta burocracia que se multiplicó de manera descomunal a partir del año 2000 con la entrada de Vicente Fox al plano del Ejecutivo Federal, es fácil entender el alto costo del erario público, destinado a la nómina corriente.
Cuando Andrés Manuel López Obrador, hasta ahora el virtual presidente electo, recuerda su compromiso de reducir su salario, apenas el 40% de lo que gana el presidente Enrique Peña Nieto para quedar el próximo en 108 mil pesos mensuales; tal situación conlleva a que ningún funcionario público gane más de que el mismo mandatario federal en base al artículo 127 Constitucional, mismo que por cierto reformó en funciones, el ex presidente Felipe de Jesús Calderón Hinojosa.
La baja en sueldo de López Obrador, cuando entre en funciones como presidente de México, ha sido criticado por “tirios y troyanos”: unos a favor, otros en contra, porque el ahorro en sueldos señalan, dañará la economía de miles de familias mexicanas acostumbradas digamos, a un ritmo de gasto.
¿Pero qué no la mayoría de los ciudadanos votaron por la puesta en marcha de la austeridad republicana? Andrés Manuel, sólo está siendo congruente.
Tal es el estipendio en nómina corriente de la Administración federal desde tiempo atrás, que Calderón promulgó en agosto de 2009, una reforma constitucional que prohíbe a los funcionarios cobrar más que el presidente de la República, para evitar que el salario se use “como un botín”.
Señalaba el ex presidente Calderón al momento de divulgar tal reforma, que se debían evitar situaciones de franco abuso en los ingresos de los servidores públicos y señalaba que a la vez se ponía un alto a la discrecionalidad en la fijación de los salarios.
“El sueldo debe servir para vivir con decoro y no ser visto como un botín”, señalaba el antecesor de Peña Nieto, en medio de una de las tantas contracciones de la economía mexicana que obligaba al mismo Gobierno a tomar medidas de ajuste que no sólo golpearan a las mayorías.
Tal reforma fue muy aplaudida, pero pronto llegaron los desencantos porque no se terminó con el dispendio ni con la reducción del gasto público en el rubro.
Las simulaciones no pararon y aun cuando en el tabulador se pagaban emolumentos constitucionales, las compensaciones al salario de miles de funcionarios públicos, equivalen incluso ahora, hasta al doble del tabulado por ley, además de las múltiples prestaciones en telefonía, auto, comidas, personal a su cargo, ahorros duplicados y seguros médicos de gastos mayores.
Las resistencias son enormes a no perder lo ganado. Pero aquí estamos muchos para observar que la ley se cumpla conforme a la expectativa del Gobierno que vendrá.
Acta Divina… Ningún servidor público podrá recibir remuneración por el desempeño de función, empleo, cargo o comisión, mayor a la establecida por el presidente de la República en el presupuesto correspondiente. Art. 127, Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Para advertir… Consejeros del Instituto Nacional Electoral, los primeros inconformes de manera pública a las medida salarias anunciada por López Obrador.
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