Claudia Rodríguez
Es cierto que la compra del voto de alguna forma deviene desde la misma República de Roma, siempre en la búsqueda de acciones clientelares, pero en México parece una práctica acuñada por el casi aniquilado Partido de la Revolución Institucional (PRI), que luego Acción Nacional alentó con la frase “toma lo que te dan pero vota por el PAN”; pero que hoy vemos es práctica aplicada de manera clientelar y con resistencia a ser castigado, no obstante es un delito de orden penal más allá de lo electoral.
Sólo citar, que fue hasta inicios de este año que el Instituto Nacional Electoral (INE) sancionó a diversos partidos políticos con 36.9 millones de pesos por realizar operaciones con tarjetas bancarias irregulares durante la elección presidencial de 2012 de la que resultó ganador el priista Enrique Peña Nieto, dejando en evidencia el famoso financiamiento en paralelo que desde mucho antes se señaló; pero que las autoridades electorales tardaron en reconocer el que una empresa fantasma, emitió tarjetas bancarias para el pago de funcionarios de casilla que operaron en la elección federal de hace seis años.
Días antes del mismo primero de julio de este año, el día de la elección federal, no fueron pocas las denuncias verbales, escritas y hasta video grabadas sobre el clientelismo ejercido por representantes de distintos institutos políticos, por lo que se alertó al mismo consejero presidente Lorenzo Córdova, pidiendo incluso su intervención.
Sin embargo, Córdova señaló que no se habían recibido sino menos de 10 denuncias lo que hacía irrelevante cualquier investigación y en su caso sanción.
Un delito como la compra o la coacción del sufragio no requiere denuncia, se sigue de oficio, y si para Lorenzo Córdova le es insignificante, al menos una denuncia, está faltando a la certeza, objetividad e imparcialidad del mismo INE.
Es cierto que por otro lado, los mexicanos no somos partícipes de la denuncia en tiempo y forma, preferimos citarlo, comentarlo, publicarlo, pero pocas veces procedemos de forma legal.
Lo relevante es que todo indica que hay una inercia a no castigar la compra del voto en México, y la resistencia deviene principalmente de las mismas autoridades electorales, quienes argumentan no tener facultades de investigación, pero vaya que las ejercen cuando sus intereses monetarios están de por medio.
El partido del fallido candidato presidencial José Antonio Meade, gastó en esta elección del primero de julio, millones de pesos en la compra del voto y un resultado a su favor. Obvio no hay documento que ampare tal situación cuando en esta ocasión optaron por dinero líquido, luego de la experiencia de las famosos tarjetas Monex en el 2012, que desde entonces enturbiaron el propio mandato de Peña Nieto.
Si el INE opta por hacerse de la vista gorda a la compra del voto en México, en razón de sancionar al momento; no contribuye a la democracia, ni a la certeza del resultado electoral.
Millones de pesos nos cuesta a los mexicanos cualquier proceso electoral aparte de la burla y el cinismo de muchos más.
Acta Divina… Capítulo II de la Ley General en Materia de Delitos Electorales. Artículo 7. Se impondrán de cincuenta a cien días multa y prisión de seis meses a tres años, a quien… Fracción V. Recoja en cualquier tiempo, sin causa prevista por la ley, una o más credenciales para votar de los ciudadanos; Fracción VI. Retenga durante la Jornada Electoral, sin causa justificada por la ley, una o más credenciales para votar de los ciudadanos; Fracción VII. Solicite votos por paga, promesa de dinero u otra contraprestación, o bien mediante violencia o amenaza, presione a otro a asistir a eventos proselitistas, o a votar o abstenerse de votar por un candidato, partido político o coalición, durante la campaña electoral, el día de la Jornada Electoral o en los tres días previos a la misma.
Para advertir… Los consejeros del INE, los ministros de la Corte y miembros del Servicio Exterior Mexicano, ya extrañan al PRI.
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