Claudia Rodríguez
Cuando los fríos números arrojan que el 2017 fue el año más violento, sangriento y cruel de la historia reciente en México; de las primeras cosas que vienen a la mente, es justo en dónde las autoridades de seguridad en nuestro país, y el por qué el Estado de derecho se ha vulnerado con un gran costo para la sociedad mexicana.
Ni siquiera en el sexenio panista de Felipe Calderón, los números fueron tan atroces.
Hoy cada día mueren en promedio a manos del crimen, alrededor de 80 mexicanos. Que quizá podamos obviar con tan sólo leerlo, pero con tan escandalosas cifras, no hay duda que cualquier conocido, cercano o nosotros mismos, podamos ser víctimas de la delincuencia. Las violaciones, los secuestros y las ejecuciones están a la orden del día.
Pareciera que este escenario tiene una gran dosis de inmoralidad, cuando los que han tenido el encargo nacional de proveer de seguridad a los mexicanos, han fallado y aun así, piden el voto para seguir en el poder. El retrato es el de un proceso electoral inserto en el México rojo.
El origen de la violencia y la inseguridad es multifactorial, pero uno de los elementos importantes para no atajar tal descontrol delincuencial, es que unos o muchos no están haciendo su tarea.
Destacable, que las policías estatales de cada una de las entidades no se hayan certificado desde el 2008 sin que medien razones lógicas para ello.
De nuevo se expresa la urgencia de que los gobiernos estatales certifiquen a los integrantes de las instituciones de seguridad pública bajo su mando, de acuerdo con los Lineamientos para la Emisión del Certificado Único Policial, con la finalidad de profesionalizar la seguridad pública en el país, ya que como se anotó líneas arriba, hasta ahora, ninguna, absolutamente ninguna entidad de la Federación, ha cumplido con el ordenamiento constitucional y lo peor, siguen utilizando policías uniformados no certificados.
Pareciera que muy tarde llega la urgencia y en su caso la certificación, pues parece inminente, sin paso atrás, la presencia justificada de las fuerzas armadas (Ejército y Marina), en las calles de nuestras colonias, en donde por una orden presidencial, cualquiera de nosotros podemos ser criminales, ya no sólo criminalizados.
En ese escenario de sangre y crimen, vociferan por nuestro voto quienes han acrecentado la inseguridad en el país.
Acta Divina… El ordenamiento de Certificación a las policías estatales, mandata que los aspirantes e integrantes de los cuerpos policiacos deben presentar y aprobar las evaluaciones de control de confianza, de habilidades y del desempeño, así como obtener y mantener actualizado el Certificado que expedirá el Centro de Evaluación y Control de Confianza (CECC) respectivo, para ingresar y permanecer en las instituciones policiales de los estados.
Para advertir… El reino de la delincuencia orquestado desde los órganos de seguridad en nuestro páis.
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