RELATO
En mis ratos libres, cuando no estoy manipulando a nadie, me gusta jugar un poco a Teresa de Cal-puta. Me gusta ir a los hospitales y hacerme pasar por un voluntario humanitario. Les brindo todo tipo de ayuda a los enfermos y a los familiares de éstos.
Con una voz totalmente ensayada, me pongo a hablarles. Ellos me escuchan con total atención, sin sospechar que muy adentro de mí voy gozando por todo sus sufrimientos. Ah. ¡Vaya que si soy muy malo! Pero esta es mi naturaleza, y nada hay pueda yo hacer para cambiarla o remediarla.
Por cierto, entre una de mis últimas maldades se encuentra el daño que le causé a un pobre infeliz, quien en su momento me llegó a amar como a nadie más en el mundo. Yo, al ver el grado de su daño y vulnerabilidad, me aproveché de todo ello para engatusarlo, manipularlo y jugar con sus sentimientos.
Me amó como un niño ama a su ídolo. Yo, lo que no tengo de estatura corporal, lo tengo en maldad. Soy chaparro, sí, pero muy alto en maldad. Me gusta ir por la vida, como ya he dicho antes, haciéndome pasar por un hombrecito samaritano, que ayuda a otros, que les brinda un pedazo de pan, o una palabra de aliento. Irónicamente, cuando ese pobre infeliz me buscó y se puso a rogarme y a suplicarme porque le escribiese unas cuantas palabras de aliento, yo, jamás lo hice. Je je. ¡Ven entonces lo malvado y falso que soy! Pero así soy y así seguiré siéndolo.
El día de hoy, al rato, me tocará ir a visitar a unos cuantos enfermos de cáncer terminal. Ah. Se me olvidaba decirlo, que aparte de jugar a Teresa de Cal-puta, también me gusta jugar a ser un tanatólogo. Je je. Ustedes jamás podrán una idea de lo mucho que me divierto y disfruto viendo a esos pobres infelices en los últimos instantes de sus míseras vidas. ¡Vaya que si soy un malvado! Es más, hasta creo que en vez de llamarme como me llamo, debería yo de llamarme “el chaparrito saltarín”, o algo así.
Ayer; no, más bien anteayer, nuevamente he bloqueado por WhatsApp a ese pobre infeliz. ¡Me amaba tanto! Pero yo a él, no. Y, no tengo miedo que el Karma venga y me cobre las cosas malas que a diario voy haciendo. Aunque, hace como cinco meses, los ligamentos de mis dos rodillas, se destrozaron en su totalidad. Y entonces yo ya no pude caminar.
Por varios días permanecí sin poder moverme. Las rodillas se me hincharon, más y más, pero aun así, yo, en lo absoluto pensé que todo esto pudo haber sido producto del Karma. Je je. Soy malo, manipulador y muy falso. Hace poco mi perro murió, debido a que se infectó de un virus más malvado que yo. Y, ¿a que no saben quién estuvo a mi lado, llorando conmigo? Pues ese infeliz al que nunca me dio la gana consolar cuando él más lo necesitó. ¿Verdad que soy todo un genio? Un genio de la maldad, de la manipulación y demás.
Me gusta envolver a la gente con puras palabras bonitas. Les hablo con tranquilidad, más ellas nunca ven en mis ojos el goce que yo siento por verlas sufrir como lo hacen. Lo repito. Me encanta jugar a Teresa de Cal-puta. Después, todos se ponen a decir que soy casi un santo y demás. Algunas personas hasta me besan las manos.
Ah. La vida, la vida. Soy un chaparro muy malo. Acostado aquí ahora, debajo de este árbol, trato de imaginarme el sufrimiento que ese pobre infeliz debe de estar sintiendo, por lo que hace dos días le hice: ¡otra vez lo ignoré! Je je je. Después, al ver que me seguía escribiendo mensajes, decidí bloquearlo en definitiva.
En esta vida ¡todo se paga! Pero eso a mí me tiene sin cuidado. Soy malvado. Y lo seguiré siendo. Aun si me rompen las rodillas, las costillas o la cabeza. Nada de todo esto me hará cambiar.
Anthony Smart
Noviembre/03/2021