* En política hay sumas que restan; unirse con los mismos, produce idénticos resultados. La verdadera suma del señor Beltrones Rivera está en la academia, la de aquí, de Estados Unidos y Europa, así lo imponen los modos de la globalización y la posición geoestratégica de México en el proyecto de una América del Norte unida
Gregorio Ortega Molina
Conceptuar e inducir una transición política sin derramar sangre es algo más que difícil, pero posible, como ocurrió en España, sucede en Grecia, o lo demostró la Glasnot que facilitó la caída del Muro de Berlín.
En cuanto a afectar intereses, todo cambio implica modificaciones radicales en ciertos órdenes económicos, políticos y sociales: es una redistribución del poder.
Quizá ese reordenamiento es hoy limitado por las consecuencias de la globalización, pues como lo señaló Konrad Raiser, el derecho internacional y las instituciones interestatales se debilitan ante la fuerza de las economías corporativas que aparentemente no tienen destino, pero sí un claro origen y un propósito perverso.
De allí que se haga explícito el llamamiento a un “nuevo sistema de valores”, cuya consolidación o regreso al ámbito de la vida social y política, requiere de inteligencia e imaginación para construir esa transición que requerimos en México, y establezca un balance entre el humanismo que es fomento de educación y cultura, y el capitalismo que avasalla en la misma medida en que los corredores de la Bolsa compran y venden acciones para incrementar o destruir fortunas de papel, porque han dejado de crear riqueza.
Balance idéntico al que requerirá el próximo gobierno, pues el nuevo mapa electoral indica que la composición del Poder Legislativo se construirá con cuartos y no con tercios, porque la irrupción de Morena no nada más mengua la participación electoral del PRD, también las de Acción Nacional y el PRI.
Es en este difícil ámbito de pugna por el poder que regresa Manlio Fabio Beltrones Rivera. Se reunió con su sucesor en el PRI, con el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas y con un grupo de los diputados priistas liderados por él en la anterior legislatura, lo que me obliga a una reflexión: en política hay sumas que restan, otras que nada modifican, y otras más que abren oportunidades; reunirse siempre con los mismos, conduce a idénticos resultados.
Me pregunto dónde está el Beltrones Rivera de 2010 y 2011, con propuestas claras y con posibilidad de conducir una transición. Naturalmente en un lustro y con la velocidad de los cambios legislativos, las condiciones en México son diferentes, por lo que las opciones ahora se encuentran en el mundo de la academia.
Sólo hay que ver la formación, origen y relaciones profesionales de los líderes de opinión que pesan en el ánimo de la sociedad e inciden en la toma de decisiones. Denise Maerker, Denise Dresser, Lorenzo Meyer, Federico Reyes Heroles, José Antonio Trejo, Diego Valadés, por mencionar algunos. El periodismo dejó de ser fuente de ingreso de filibusteros y diletantes.
La verdadera suma del señor Beltrones Rivera está en la academia, la de aquí, de Estados Unidos y Europa, así lo imponen los modos de la globalización y la posición geoestratégica de México en el proyecto de una América del Norte unida.
Aunque claro, todo puede permanecer igual.