Por Mouris Salloum George*
Desde Filomeno Mata 8
Lo visible hoy, es que el Partido Demócrata de los Estados Unidos no tiene en su agenda de corto plazo el gran pacto interno para hacer un frente común a fin de enfrentar en noviembre próximo a la aplanadora republicana que opera la candidatura de Donald Trump a un segundo mandato.
Dentro de unas horas se escenificará la gran carpa demócrata: Viene el supermartes en 14 estados de la Unión Americana que perfilarán a mil 300 delegados electorales a la Convención Nacional del PD, programada para el próximo verano.
A Sanders le moja la pólvora la burocracia de su partido
Lo que desde la atalaya mexicana se observa, es que el senador socialista Bernie Sanders está durmiendo con el enemigo. La cúpula burocrática que contrala el PD le amontona piedras para impedir su selección.
Sanders, quien ya tuvo su primera vuelta en 2016, aparece favorito en la mayoría de las encuestas sobre intención del voto, después de las primarias de su partido en tres estados, que se la llevó de calles. Su rival más inmediato, Joe Biden, vicepresidente en los periodos de Barack Obama, recibió un cilindro de exígeno sabatino en Carolina del Norte.
Mañana es el Día D para los ocho precandidatos demócratas, algunos de los cuales, al lado de Sanders y Biden -contra quién Trump maquinó la Operación Ucrania-, apenas pintan en simbólicos actos presenciales, sin posibilidades reales de alzarse con la candidatura.
Uno de ellos, el acaudalado Michael Bloomberg ha arrancado de su libreta bancaria un cheque por más de 500 millones de dólares para echar toda la carne al asador en las jornadas de mañana.
Trump reactiva sus armas: Aranceles y muro contra México
El precandidato en firme de los republicanos no da señales de que disponga de más recursos en el arsenal que ha utilizado contra México desde 2016: La semana pasada, recicló sus amenazas arancelarias contra los productos mexicanos (arma que se suponía descartada con la aceptación por el gobierno mexicano del T-MEC- y ayer volvió a la carga con el asunto del muro.
Desde esa ciudadela, se ve que lo del magnate republicano, más que cuestión de encuestas electorales, sigue siendo tema de la siquiatría. Una vez que Trump remontó con su mayoría senatorial la amenaza de destitución, encontró en nuevos alientos para continuar con sus perversos dislates.
El supermartes no es, pues, aventura doméstica para la masa electoral estadunidense. Los remesones, cualesquiera que sean los resultados, seguirán golpeando a México de aquí a noviembre. Y no se observa que la cuarta transformación tenga ánimos para cambiar la estrategia “diplomática” en las erizadas relaciones bilaterales. Las cosas como son.
*Director General del Club de Periodistas de México, A.C.