El gobierno de Colombia se unió a México en la negativa a permitir la entrada de aviones militares estadounidenses que transportaban migrantes deportados bajo la nueva política de inmigración de la administración de Donald Trump.
El presidente colombiano Gustavo Petro condenó la práctica de tratar a los migrantes como criminales, subrayando que Colombia recibiría a los deportados en vuelos civiles, asegurando que los migrantes deben ser tratados con dignidad y respeto. La negativa colombiana se produce luego de que México hiciera lo mismo el pasado 20 de enero, al rechazar un vuelo militar de deportación.
Por su parte, Brasil también expresó su desacuerdo, condenando el trato «degradante» hacia los migrantes brasileños en un vuelo de deportación, donde se reportó que varios viajeros fueron esposados durante el trayecto. Esta situación ha desatado un creciente rechazo en América Latina, mostrando una creciente oposición a las políticas migratorias implementadas por la administración Trump.
La utilización de aeronaves militares para la deportación de migrantes ha sido una medida reciente dentro de las políticas de seguridad nacional de Trump, generando respuestas de rechazo en varios países de la región.
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