En México nunca pasa nada, decían los agoreros de café, los conformistas de siempre. Sólo sucede, cuando acontece. Y si, desgraciadamente, cuando se reconocen las cosas, resulta que somos taimados, encubridores de las peores tragedias. De las infamias homínidas, no humanas.
Todas las autoridades de la Secretaría de Gobernación, sus abyectos lacayos de la Comisión Nacional de Seguridad, los voceros de la Sedena y la Marina Armada, se cansaron de negar lo que a ojos vistos era una verdad de a kilo: la macabra matanza impune de Tanhuato.
Algo que llena de horror, hasta a los insensibles diputados mexicanos, que no es poco decir. A los que en tribuna y levantando el dedo de la inconsciencia, nos han provocado inmensos daños, laceraciones irreparables, heridas sin curación.
A pocas horas de habernos “fumado” el horripilante boletín de prensa que difundieron las “autoridades de seguridad nacional” sobre los hechos que ellos “vieron”, usted y este humilde escribidor coincidimos en que se trataba de una revancha gangsteril del gobiernito contra los narcos que no derramaron la copa. Aventuramos juntos, también, que se trataba de una venganza ordenada por el subsecretario Luis Miranda, tras una afrenta recibida.
Dijimos que no sólo se trataba de una ejecución extrajudicial a fierro limpio, sino la revancha contra quienes, en su afán de trasegar sicotrópicos, habían volado las seseras de elementos policíacos y militares, con lanzabombas y artefactos de uso reglamentario…
… ¡ que los narcos habían adquirido en las bodegas verde olivo, pagando en cash a oficiales y mandos de alta graduación!, que poco después fueron juzgados, o a lo mejor silenciados, para que no salieran más evidencias. Compartimos hasta los nombres de los castrenses que habían estado inodados en esa barbaridad.
Este y otros expedientes irán a las Cortes internacionales
En su extrema incompetencia, los militares y los agentes policiales vestidos con ropa de calle, dejaron demasiadas evidencias en el rancho que fue lugar de los hechos: narcos y presuntos inocentes, ejecutados después de quitarles los calzones, cadáveres con tiro de gracia en el cerebro, y una regazón de pendejadas sin nombre.
Los actos, impregnados de estulticia y cobardía –el sello de la casa– inundaron de horror a todas las instancias de derechos humanos del mundo. Hubo serías protestas hasta de Cortes internacionales que pronto tendrán ese expediente a la mano, como muchos otros…
… por ejemplo, Tlatlaya, Apatzingán, Reynosa, Ayotzinapa, y tantos más, que da hasta lástima recordar. Formarán la serie de datos duros de crímenes de lesa humanidad, junto con las ejecuciones salvajes de más de una cincuentena de valientes periodistas, íconos de la lucha social mexicana, por las libertades, la dignidad y el honor.
Integrarán los datos duros y comprobables que se tendrán a la mano para pasar a cuchillo a los mentecatos gobernantes que padecemos, si es que hay Dios.
De nada sirven el par de inútiles Oso…rio y Sales
Las ejecuciones extrajudiciales, así deriven de la pasmosa complicidad de las autoridades con el trasiego, o de la vendetta contra los informadores que se interponen en sus sucios negocios contra el pueblo son, definitivamente, aunque los mentecatos de Atracomulco no lo sepan, delitos de lesa humanidad que hasta mancillan e inodan a los testigos que no los denuncian.
Pero los soldados no se mandan solos. Son un tanto apocados, pero eso sí, muy obedientes con sus superiores. Y en la materia de “seguridad nacional”, como ahora le llaman a esos delitos, las órdenes salen de mandos civiles, que rebasan olímpicamente en impunidad e inmunidad a los sicarios verde olivo.
De nada sirve que el par de inútiles de Miguel Ángel Oso…rio Chong y el infeliz sin atributos, Renato Sales Heredia, titularcito de la Comisión Nacional de Seguridad sigan queriendo tapar el sol con un dedo. Ni Dios puede hacerlo ya.
Menos, un fracasadito de toda la vida, como Sales Heredia, que se cobra los faltantes de toda su inútil existencia, cobrando facturas de este jaez, que mancillan a todo un pueblo.
Que nos señalan como un país sin estabilidad, confianza, credibilidad, gobierno y gobernabilidad mínima. Que ahuyentan a los inversionistas, horrorizan a los bien paridos y esquilman toda esperanza, si es que alguna vez pudo haberla.
Enrique Galindo se auto exculpa: sólo recibió órdenes
Aunque quieran limpiarse la conciencia destituyendo a jefecitos menores que ellos, como podría ser el caso de Enrique Galindo, jefe de la Policía Federal, quien estuvo al mando del “operativo”, se trataría de otra maniobrita de distracción, que aunque fuera magnificada por textoservidores y cagatintas pagados, sería más increíble que el jinete sin cabeza.
Enrique Galindo ha confiado a sus cercanos que él sólo recibió órdenes, y que en caso de castigarlo con la renuncia, correrá la misma fortuna que David Korenfeld o Virgilio Andrade, que ya aseguraron su infame futuro con nuestros impuestos.
La verdad, es que Oso…rio Chong le apuesta demasiado a las insensateces de disléxico que cree lo pueden llevar a la silla presidencial, que como usted y yo hemos comentado, no sirve sino para esconder las vergüenzas.
En todos los rubros, la tolucopachucracia tocó piso
Y la inseguridad, el nulo apego a la ley y a los protocolos, pega bajo el cinturón a la tolucopachucracia: En los últimos informes de las corredurías más salidoras de Wall Street, se habla de que la producción petrolera de Pemex es una engañifa. Un claro mensaje a los financieros en jefe, sobre la vacía cartera de impagos en la que puede caer todavía más la irrefrenable estulticia mexicana.
Y ahora que se enteren de que en el presupuesto federal, la producción petrolera estatal sólo participa con un 13%, va a arder Troya. La primera pregunta que se harán será: ¿con qué van a pagar las deudas externas equivalentes a la mitad de su producto interno? ¡Mejor recojan los gallos!
¡No tienen ya pa’ dónde hacerse! Afortunadamente, tocaron el piso. Si no lo saben, pronto se enterarán. En los círculos financieros ya se hacen cruces contra la evidencia de que el dedito de vacilada de Peña Nieto se está inclinando por el ratero Vi(re)garay para ser candidato del infame tricolor a la llamada Grande.
Somos un país que no está a la deriva, sino que ya naufragó, desde que fue confiado a una pandilla de rateros como los que forman el escuadrón de la muerte de la tolucopachucracia miserable y ruin.
¡Dios los tenga a fuego lento!
Índice Flamígero: Tomemos la más reciente encuesta del diario Reforma como paradigma. Si hace cuatro semanas, Enrique Peña Nieto tenía sólo el 23 por ciento de aceptación ciudadana (sólo dos de cada 10 aprueban su gestión), ¿cuántos puntos a la baja va a costarle la calificación negativa de las corredurías internacionales, la tonta respuesta al escándalo del plagio en su tesis profesional, los criminales incrementos –¡ooootra vez!– ya anunciados para el próximo jueves de gasolinas, diesel y electricidad, la ratificación de su amigo Alfredo Castillo en la Conade, a contrapelo de la opinión política y de la opinión pública… más lo que acumule esta semana? Lo peor es que, siendo presidencialista el sistema que nos rige, si se desmorona el pivote, todo lo demás sale volando por la fuerza centrífuga de los veloces acontecimientos, ¿no cree usted?
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