Estimado amigo; cada que sucede algo extraordinario en el quehacer nacional y no es favorable a los intereses de Sheinbaum y su gobierno, recurren a la muletilla de que no se debe politizar el asunto de que se trata.
Esto con el fin de descalificar cualquier crítica y con eso reducir el impacto que puedan tener los señalamientos y si es posible poner punto final al tema cuestionado.
Con López se llegaba al colmo de lo absurdo, pues se recurría con frecuencia a la burla y a la diatriba para destacar la supuesta actitud carroñera del conservadurismo y con eso esquivar las respuestas a las preguntas incómodas, ya de la prensa o de aquellos que osaran cuestionar la falta de transparencia o claridad por parte de López y su gobierno.
Sin importar el tamaño del problema, la receta era la misma. Lo mismo se aplicaba a las finanzas, que a la falta de medicamentos o a las terribles consecuencias del COVID; al colapso de la línea doce del Metro o los miles de muertos por la inseguridad y la impunidad del crimen organizado.
Negar los hechos, torcer la realidad o desvirtuarla con argumentos baladíes o totalmente falsos era el pan de cada día, ante una audiencia sumisa y cómoda que asentaba como verdades, toda excusa o evasiva o falsedad que proviniera del farsante López, pues nada bueno podía venir de quienes eran enemigos de la transformación y estaban moralmente derrotados y, por si fuera poco, pretendían escamotear los logros de la histórica transformación, tratando de politizar los descalabros, como si fueran enormes yerros, con lo que evidentemente se ocultaba la rendición de cuentas y se escondía la corrupción.
Todo esto viene a cuento a propósito del desastroso accidente del buque escuela Cuauhtémoc, que el sábado pasado colisionó con el icónico puente de Brooklyn en Nueva York y que provocó que dos cadetes perdieran la vida y más de veinte sufrieran lesiones y pusiera en entredicho el prestigio de la Marina Armada de Mexico y por ende del país.
El hasta ahora inexplicable accidente, desató una andanada de críticas que por supuesto no gustaron a Sheinbaum y a sus corífeos, quienes atajaron las críticas con la consabida muletilla de la politización del accidente. Como si tal situación se pudiera separar de la actuación de un gobierno, como responsables de todas las acciones que eventualmente sucedan dentro de su mandato.
Acallar todo forma de reclamo, es muy propio de las pútridas izquierdas autoritarias bananeras de Cuba, Nicaragua y Venezuela y, como lo trata de hacer el gobierno de Sheinbaum, pues acusando a la crítica de carroñera e insensible, se pone en el papel de víctima y busca la comprensión de la sociedad, que le permita esconder la cadena de errores, deficiencias y falta de previsión que provocaron tan fatal accidente.
La airada reacción de Sheinbaum muestra, de cuerpo entero, su talante iracundo e insensible. Ya mostrado también en la tragedia del colegio Rébsamen donde murieron 26 personas, de ellos 19 niños y de la Línea Doce del Metro donde también murieron 27 personas, que luego de esgrimir el uso faccioso y político de las tragedias por parte del conservadurismo, señaló que no habría impunidad para los responsables.
Donde da la casualidad, ella era la responsable como jefa Delegacional en el primer caso y de Gobierno en el segundo caso y, hasta donde se sabe, sólo está en la cárcel la directora del colegio y un responsable de obra, pero no quien autorizó las modificaciones hechas a la construcción del edificio del colegio; y a la rampante corrupción en la construcción y falta de mantenimiento de la Línea Doce del Metro, donde todo el peso de la ley recayó en unos modestos albañiles y unos pernos, y del peritaje encargado a una empresa holandesa DNV, nada se supo, pues se descalificaron sus resultados que se enfilaban a la enorme corrupción en la construcción y la falta de mantenimiento, que afectaban a los gobiernos de Marcelo Ebrard y por supuesto de Claudia Sheinbaum.
Quedaron rechinando de limpios. Y por supuesto impunes.
Así que el penoso accidente del barco escuela Cuauhtémoc, muy seguramente será achacado algún modesto marinero de segunda clase, como en los funestos casos anteriores, para no tocar a los responsables directos, que permitieron que dicha embarcación zarpara en condiciones inadecuadas para su navegación.
Como quedó vergonzosamente demostrado.
Lo terrible de este deplorable espectáculo, fue ver cómo cayeron al vacío o quedaron colgados los cadetes, que fueron sorprendidos por la colisión. Pero eso sí, quien haga preguntas incómodas o desentone en el coro de aduladores y aplaudidores a sueldo o gratuitos, sólo son mezquinos que buscan sacar raja política con el dolor nacional, pero que están derrotados moralmente, o no tienen cara de hablar.
Con el tiempo y todos los demás desastres y corrupciones, entrarán al capítulo del olvido y a la espera de otra tragedia que se sume a las anteriores y quede, también en la impunidad total, como hasta ahora a sucedido.
¿No la crees así, estimado amigo?
Entre paréntesis; en una auténtica telaraña de problemas se encuentra el gobierno de Sheinbaum, que un día sí y otro también se ve abrumada y rebasada.
Sorprendida por la jugada de “Los Chapos”, que ante su situación sacan ventaja y acuerdan con los gringos a convertirse en testigos colaboradores, y con ello decir todo lo que los gringos quieren oír y de paso poner a salvaguarda a la familia.
17 familiares de Ovidio Guzmán, hijo del Chapo se entregaron en la garita de San Isidro, California.
Con la cancelación de la visa por parte del gobierno de Estados Unidos a la gobernadora de Baja California y de su esposo. Con el huachicol fiscal trasnacional y sus relaciones políticas y empresariales, que se extienden por su partido, trascienden la frontera. Con los aranceles y la revisión anticipada del TMEC. Con el nuevo embajador de Estados Unidos en Mexico. Con la censura a diversos comunicadores. Con el inexplicable accidente del buque Cuauhtémoc en Nueva York y la muerte de dos cadetes.
Con la masacre de siete jóvenes en Guanajuato y la reacción del Episcopado de Mexico. Con el plantón de los maestros de la CNTE en el Zócalo y los diversos bloqueos de carreteras y calles y estaciones del Metro. Con las obras faraónicas del anterior gobierno y sus enormes pérdidas. Con el impuesto a las remesas que pretende Trump. Con los reclamos al gobierno de Estados Unidos para que aclare porque negocia con terroristas en el caso de “Los Chapos” y sus familiares y la aclaración porqué le canceló la visa a la gobernadora de Baja California, el silencio y el desdén. Y ahora con el doble homicidio a plena luz del día en la alcaldía Benito Juárez de dos funcionarios claves del gobierno de Clara Brugada, su secretaria particular y un asesor.
PD1. El crimen toca las puertas de palacio.
PD 2. Una forma muy sutil de descalificar y quitar autoridad a un gobierno, como el de Sheinbaum, es quitar la visa a políticos y gobernadores de su corriente y hacerlos sospechosos de relacionarse con criminales, es lo que parece hacer Marco Rubio, Secretario de Estado de Trump, que sin incurrir en aspavientos y consignas imperialistas, busca doblegar las ínfulas patrioteras que se amparan en la soberanía para cometer fechorías.
El problema criminal ha crecido desproporcionadamente y sólo se puede entender, a la luz de la complicidad política, que como nunca se ha visto en estos seis años y siete meses de gobiernos de populismo de izquierda que enarbola López, y que con todo descaro dejaron crecer la delincuencia, a quien convirtieron en su aliada. Eso lo saben los gringos… Y nosotros también.
