Ver y escuchar al propio presidente de Grupo Televisa, Emilio Azcárraga Jean, cabildear en sus medios de comunicación la petición de retrasar el apagón analógico para el ya muy próximo primero de enero de 2016, quedó claro que dicha solicitud ya había sido vertida entre el Legislativo e incluso en el Ejecutivo federal.
La estadística de que para el primer día de enero del próximo año, alrededor de 8 millones de mexicanos no tendrían acceso a la señal de Televisión abierta, una vez activada de manera total la transición a la Televisión digital terrestre; señala Azcárraga Jean, lo tiene preocupado porque esas personas de plano se quedarían sin señal alguna en su televisor por no contar con la pantalla adecuada para tal efecto.
El presidente de Televisa –que sí es preponderante aunque el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) no lo considera así–; señaló puntual sus propios medios de comunicación que para el caso del apagón analógico en México, no se trata de que Televisa esté cuidando su beneficio comercial, porque desde hace varios años están preparados para hacerlo y que los siete u ocho millones de personas que quedarían sin señal de Televisión, no tiene un impacto comercial para su empresa.
“Se trata de defender su derecho (de la gente) a tener señal de TV abierta, porque deberían buscar formas para mantener la señal. Creo que se puede mantener la señal análoga por un tiempo, unos meses, para que no se queden millones sin señal”, abundó Emilio Azcárraga.
La primera pregunta es de cuando acá, a la empresa Televisa le interesa de verdad las necesidades de los mexicanos.
Es claro que su línea es totalmente comercial pasando incluso por la propia y deficiente educación del Estado.
Si a Televisa le preocupa la escasez de acción del Gobierno mexicano por no lograr hasta ahora cumplir con su compromiso de entregar a todo su padrón sujeto a la adjudicación de pantallas para la recepción de señal analógica, por qué entonces no hace la empresa algo más que cabildear con el gran respaldo de su poder económico, comercial y político.
Se atreve a decir Azcárraga que la Constitución debe defender a los mexicanos y ante esto, el magnate de la Televisión debería medir el contexto y el peso de sus palabreas, porque de aplicarse la ley contenida y expresada en la Carta Magna de los mexicanos, cabe la posibilidad de que el señor Azcárraga perdiera una gran parte de sus concesiones que pisotean una y otra vez el marco legal, tanto que ya legisladores de las tres principales fuerzas políticas –priistas, panistas y perredistas–, intentan revertir la reforma en telecomunicaciones impulsada por el propio presidente Enrique Peña Nieto.
Acta Divina… Comunicaciones y Transportes firme con el apagón analógico.
Para advertir… Señala Emilio Azcárraga Jean que no es su intención contravenir la ley. Veremos.
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