Luis Farías Mackey
El sexenio (es un decir) feneció ayer. No murió por empujones de Alito -que parece Hércules ante el cobarde raquitismo moreno-, tampoco por las buleadas de Trump, ni siquiera por las develaciones de sus narcos socios en Estados Unidos. Bueno, ni por la concentración ayer de la Rojo de la Vega.
El sexenio murió de miedo.
No sólo Noroña aprendió a pelear en el suelo: siempre gritoneó, forcejeó, provocó, y, antes de que viniera la respuesta, se tiraba al piso y lloraba “provocación”, “represión”, “derecha”, “traición”. La primera vez que no tuvo que tirarse al piso para pelear sin pelear, más no crea usted que al nivel y estilo de Gandhi, sino del animal que repta, que huye a las oscuridades y se arropa en las excrecencias de un escaño denigrado, fue cuando, como premio por prestarse a la farsa del bastón de mando, López lo impuso sin mérito ni capacidad ninguna como presidente del pleno del Senado; desde ese sitial se ofendió, denigró, expuso y redujo a sí mismo a lo que hoy es: Noroña.
Paradójico, un tipo a nivel del suelo pudo colocarse tras un año en el lugar más alto en el Senado en el más profundo de los oprobios… y contando.
Pero ni siquiera fue este energúmeno quien acabó con el sexenio, fue el miedo de la mejor presidenta de la historia y, después de López (no se rían), del mundo mundial.
Con todas las encuestas a su favor, con Trump extasiado de sus portentos de estadista, con la salud, la seguridad, la educación, la economía y Morena bajo absoluto control y en jauja, Sheinbaum ordenó a sus radicales desprestigiados, encabezados por la “Padiema” a romper el pacto parlamentario, otro más, para que en aplicación de la legislación vigente el PAN designara al o la presidente del pleno de la Cámara de Diputados de hoy a septiembre próximo. Y, así, con el brillante e insostenible argumento que Kenia López Radabán no les garantizaba una posición no crítica ante ella, quien por cierto, dará su Informe enclaustrada en Palacio, exigieron palomear ellos una decisión que sólo corresponde a los panistas. ¡Autoritarismo timorato!
Ellos, pandilla, que han hecho de su vivir una ofensa, del Estado violación tumultuaria, del discurso político escarnio, de respirar agravio; temen a una mujer en la presidencia de la Cámara de Diputados. Feminismo 4T. Feminismo versión Noroña: cobarde.
Poco demócratas y demasiado cobardes.
Pero el miedo se huele, Claudia presume fortaleza, logros, apoyo, poder… pero sus actos expresan todo lo contrario, como su cara en las mañaneras.
Miedo que ven y miden sus opositores, incluso al interior de Morena y, más allá, en Palenque y en Washington.
Pobre México, creyó en la patraña del bastón de mando y en el “Es Claudia”. Y fue, pero no es. No alcanza a ser, sólo es miedo.
Por eso el Informe (no se rían) será una mañanera más, porque el mensaje político a la Nación fue ayer y es: “tengo mucho miedo”.