* El resultado de la limpieza, por el número de cadáveres encontrados, pone los pelos de punta, pues así como muchas fuerzas del “orden” tienen casas de seguridad para realizar sus tropelías, es fácil pensar que concibieran la tonta idea de usar fosas comunes legalmente autorizadas, para tirar en ellas los errores cometidos en sus “investigaciones”
Gregorio Ortega Molina
¿Por qué limpiar las fosas comunes de Tetelcingo? ¿Será que las autoridades, responsables de la procuración de justicia en Morelos y posiblemente las de otras entidades federativas, las usaron como vertedero de sus abusos de poder?
Lo que sugiere el resultado de la limpieza, por el número de cadáveres encontrados, pone los pelos de punta, pues así como muchas fuerzas del “orden” tienen casas de seguridad para realizar sus tropelías, es fácil pensar que concibieran la tonta idea de usar fosas comunes legalmente autorizadas, para tirar en ellas los errores cometidos en sus “investigaciones” para combatir al crimen organizado.
Vale la pena recordar que la apertura de la fosa se ordenó cuando la madre de Oliver Wenceslao Navarrete Hernández, uno de los fallecidos cuyo cuerpo se esfumó, ganó una difícil batalla en contra de las autoridades, porque le escamotearon el cadáver de su hijo, plenamente identificado después de su secuestro y ejecución en 2013, pero que no pudo recuperar para darle sepultura adecuada, debido a la insistencia de la fiscalía morelense en retenerlo para pruebas forenses. Me pregunto si no fue así para ocultar la complicidad de algunos policías.
El caso es que ese cuerpo desapareció de los registros hasta que, después de muchas denuncias, un funcionario develó que Oliver había sido enterrado en la fosa de Tetelcingo, con firmas supuestamente falsificadas. ¿Qué querían ocultar? ¿Lo sabremos algún día?
Al lograr ser testigos de la exhumación de los despojos de Oliver en diciembre de 2014, los Navarrete Hernández grabaron un video de la fosa con decenas de cadáveres apilados, lo que provocó la indignación mediática y real de organizaciones de familiares de desaparecidos.
En consecuencia, la fiscalía de Morelos instruyó que se abriera una investigación y exhumaran los cuerpos: los trabajos forenses se iniciaron el 23 de mayo último, ante la presencia de familiares, incluso originarios de otras entidades federativas.
El argumento inicial del fiscal morelense fue que los cadáveres se enterraron en la fosa común por la falta de espacio en las instalaciones forenses de la dependencia, y por razones sanitarias.
Argumentan, para justificar su proceder, que las autoridades de procuración de justicia pueden hacerlo cuando los cuerpos no son reclamados, aunque en el caso de los enterrados en las fosas comunes de Tetelcingo, se saltaron normas jurisdiccionales y otros protocolos, como la correcta identificación mediante documentos que los relacionen con las averiguaciones previas.
Ustedes, lectores, ¿qué opinan? Premura y errores, u ocultamiento.