“Arrinconado, el presidente mexicano Enrique Peña Nieto regresa los golpes
Con la cancelación de su viaje a Estados Unidos, terminan meses de diplomacia para un líder atrapado entre su pueblo y un impredecible y a ratos hostil presidente norteamericano.”
Más o menos en estos términos reporta The New York Times en sus encabezados del 27 de enero el episodio más reciente de la batalla en que Donald Trump ha convertido la relación entre su país y el nuestro.
Cual chivo (loco) en cristalería, el energúmeno del “chuchuluco” rubio ha dado al traste con la endeble estructura de una relación por demás compleja que los gobiernos de estos dos pueblos han mantenido a lo largo de poco más de 240 años.
Así, aun cuando Peña Nieto vaciló en si debía iniciar el trato con Trump en apego a lo que marcan los cánones de la diplomacia y la buena vecindad o de plano emprender una temporal retirada para volver a acometer con más fuerza y posibilidades de éxito, Trump, quien se apresuró a anunciar el inicio de la construcción de un muro en la frontera con México y reiteró que nuestro país habría de pagar su edificación “de una manera u otra”, remató con una amenaza a su homólogo mexicano: si no piensa pagar el muro, tal vez sería mejor que no viniera [a la visita oficial a la que estaba convocado para el 31 de enero]. Ante esto, y luego de que dirigentes de todos los partidos, líderes sociales y empresarios le pidieran cancelar la visita, terminó por hacerlo.
Desgraciadamente, Trump ha sabido aprovechar cualquier titubeo (y vaya que se han dado muchos a lo largo de los encuentros y desencuentros) para hostilizar al presidente y al pueblo de México, y aunque con ello ha provocado numerosas muestras de solidaridad en defensa de nuestra soberanía, no se dan en torno de una figura recia, como la de Lázaro Cárdenas en la época de la expropiación petrolera.
Con un índice de popularidad que está cerca de ubicarse en un solo dígito, para Peña Nieto la coyuntura de hostilidad por parte de nuestro eterno adversario, encarnado en uno de los más odiosos representantes de que se tenga memoria, se antoja única para que mejore su imagen y, mejor aún, para que de alguna manera asuma el liderazgo que se requiere en la actual coyuntura para la defensa del país. Sin embargo, aparentemente no se anima a hacerlo, y ante tal vacío en un momento tan delicado, comienzan a menudear figuras alternativas.
Tales son los casos del bravucón Vicente Fox, que desde los tiempos de las campañas envía constantes mensajes a Trump, pero éste no recoge el pañuelo, pues no está dispuesto a ponerse con uno de su tamaño y laya.
También el hombre más rico de México y uno de los más ricos del mundo, Carlos Slim, brincó a la palestra esta semana para decir que la guerra contra Trump no se va a ganar a twitazos, pues lo que, con los peores modos posibles, busca Trump es negociar, y que con alguien de su calaña no puede negociarse en posición de debilidad.
Al igual que otros personajes relevantes de la escena mundial, Slim desmontó las bases de las balandronadas de Trump y demostró que la mayoría de ellas son inviables y muchas de ellas incluso desfavorables para sus compatriotas.
Por supuesto, advirtió que para salir bien librados de la actual coyuntura será necesario negociar con inteligencia, audacia y, sobre todo, en posición de fuerza.
Voces verdaderamente autorizadas descalifican a Trump
Por otra parte, el prestigiado economista estadounidense y premio Nobel de esa disciplina, Paul Krugman, ha advertido: “es muy probable que seamos testigos del hundimiento de la asistencia sanitaria, de una guerra comercial y de un pulso militar con China durante el próximo año, sin ir más lejos”.
Pero aun si Estados Unidos librara estas amenazas —advierte—, “tal vez haya unas nueva crisis económica propiciada por las prisas para suprimir la regulación financiera (… [o]) una crisis en el extranjero, por ejemplo por una imprudencia de Vladimir, el gran amigo de Trump, en los países bálticos.” Asimismo, Krugman advierte que la corrupción del actual gobierno de su país no tiene precedente… y tampoco la ignorancia de quienes forman parte de él.
La hora de la verdad
En la coyuntura actual, Peña Nieto cuenta con el respaldo de todos los sectores de la sociedad mexicana, que cuando ven amenazada la integridad y la soberanía del País suelen ser solidarios y expresar su apoyo en los hechos.
Sin duda, el momento es más que favorable para que asuma su papel como líder y gane, así sea de último minuto, un lugar en la historia.
Peña Nieto tiene la palabra.