Astrolabio Político
Por: Luis Ramírez Baqueiro
“La mujer es el verdadero principio de continuidad de un pueblo, el arca de sus más preciadas y más profundas tradiciones”. – Miguel de Unamuno.
Veracruz y el tiempo de las mujeres: oportunidad histórica o prueba de fuego.
La historia política no suele regalar segundas oportunidades. Mucho menos ofrece momentos de alineación institucional tan singular como el que hoy enfrenta Veracruz. Con la llegada de Claudia Sheinbaum Pardo a la Presidencia y el ascenso de Rocío Nahle García al Gobierno de Veracruz, el país y el estado se encuentran ante un fenómeno inédito: el poder público, desde la Federación hasta los municipios estratégicos, estará encabezado por mujeres.
Pero más allá de la narrativa triunfalista del “tiempo de las mujeres”, lo que está en juego es la capacidad real de transformar estructuras históricas de poder profundamente masculinizadas, clientelares y, en muchos casos, capturadas por intereses fácticos.
A partir de enero de 2026, tres municipios clave encarnarán este reto, simbolizando —para bien o para mal— el alcance de esta nueva etapa.
Poza Rica: la ruptura del viejo orden petrolero
El caso de Poza Rica representa quizás el experimento político más arriesgado. La llegada de Adanely Rodríguez marca el final simbólico del cacicazgo político que por décadas impuso el sindicato petrolero de PEMEX, en la región que alguna vez fue el corazón energético del país. Sin embargo, su victoria no estuvo exenta de turbulencias: grupos criminales, tensiones locales y una oposición camuflada dentro del propio Morena, manipulada desde Movimiento Ciudadano, convirtieron la contienda en un laboratorio de desinformación y guerra sucia.
La crisis derivada de las lluvias del 10 de octubre, que dejó al descubierto vulnerabilidades sociales y operativas, fue un parteaguas. Por primera vez en mucho tiempo, la población volteó a mirar a autoridades mujeres al frente de las tareas de coordinación federal, estatal y municipal. Lo que ocurra en Poza Rica será un mensaje directo sobre la capacidad del nuevo régimen para recuperar espacios marcados por la corrupción sindical, la violencia y la manipulación política.
Xalapa: la capital como eje de gobernabilidad
En Xalapa, la llegada de Daniela Griego Ceballos refleja un triunfo de resistencia y de persistencia política. Socióloga, activista social y militante de izquierda, Griego logró sobreponerse al intrincado laberinto interno de Morena, donde conviven grupos provenientes de distintas expresiones ideológicas que rara vez coinciden entre sí. Su ascenso no solo estabiliza al partido en su bastión histórico, sino que ofrece a Nahle la garantía fundamental de controlar políticamente la capital, condición clave para mantener gobernabilidad durante los años más intensos del reordenamiento administrativo.
La experiencia de Griego en el Instituto de Pensiones del Estado (IPE) será determinante. La capital necesita recuperar liderazgo regional y prestigio administrativo. Xalapa podría convertirse —como ya lo fue Orizaba bajo administraciones priistas— en un modelo de ciudad ordenada, funcional y con servicios públicos de calidad. Si lo logra, Morena tendría por fin un referente municipal exitoso en su semillero principal.
Veracruz puerto: la joya arrebatada al yunismo
Si hay un golpe político de alto impacto, es el triunfo de Rosa María Hernández Espejo en el puerto de Veracruz. No solo se convierte en la primera alcaldesa emanada de la izquierda en esta ciudad estratégica, sino que rompe una década de dominio del Clan Yunes, cuyo control sobre Veracruz y Boca del Río funcionó como plataforma financiera y electoral del panismo estatal.
Comunicadora con más de 30 años documentando la vida pública jarocha, Hernández Espejo arriba con bagaje político: fue subdelegada de Bienestar y diputada federal. Su reto es mayúsculo: demostrar que un gobierno municipal de izquierda puede revertir el abandono, el deterioro urbano y la desigualdad estructural que dejaron diez años de administración orientada a preservar un proyecto de poder y no el bienestar ciudadano. Su gestión será leída como un espejo del nuevo tiempo político nacional.

El poder institucional: un tablero pintado de mujeres
El relevo en la Fiscalía General del Estado con la llegada de Lisbeth Aurelia Jiménez Aguirre, quien tiene el mandato explícito de imponer orden y reconstruir credibilidad, completa el tablero institucional que Nahle requiere para gobernar sin sobresaltos. A ello se suma la presencia de Naomi Edith Gómez Santos como presidenta de la Mesa Directiva del Congreso, una señal de renovación generacional, y la relevancia de la Dra. Rosalba Hernández Hernández al frente del Poder Judicial, cuyo origen indígena simboliza lo que durante décadas parecía imposible: el desmantelamiento del viejo techo de cristal.
La oportunidad y la prueba
Hoy Veracruz vive una alineación política histórica. Pero la historia no perdona la improvisación ni la complacencia. El “tiempo de las mujeres” será tan sólido como su capacidad para gobernar con eficiencia, hacer política sin simulación y enfrentar intereses incrustados durante generaciones.
Rocío Nahle y las alcaldesas que asumirán en 2026 no solo tienen una oportunidad histórica: tienen una responsabilidad monumental. Transformar Veracruz no será una consigna, sino una prueba de fuego. Y la ciudadanía será el juez final.
Al tiempo.
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