Tania Itzel Vargas
CIUDAD DE MÉXICO, 27 de junio, (AlMomentoMX).- Una de las consignas que muchas mujeres aprendimos desde la escuela primaria es que si un niño te jala el cabello es porque le gustas y si un niño te empuja enfrente de toda la escuela y te tira, ni llores por los moretones, al contrario, ¡alégrate, porque le gustas!
En mi primaria los niños se colocaban unos espejitos en el zapato para poder ver los calzones de las niñas acercándose a ellas mientras conversaban. Luego recurrían a la bromita de colocarse debajo de las escaleras para igualmente verles los calzones, mientras las niñas subían a sus salones una vez que terminaba la hora del receso.
Aunque a nosotras nos molestaba mucho que los chicos hicieran eso, incluso a algunas nos causaba angustia tener que subir las escaleras para llegar a nuestro salón, tuvimos que acostumbrarnos. Unas optamos por usar siempre un short debajo de la falda y, otras, simplemente llevaban su pants escolar.
Resulta que siempre tenemos que terminar por adaptarnos a las bromitas machistas de los hombres. Aguantar, adaptarte, soportar, reír, esa es la historia de nuestras vidas, mujeres. ¿Se dan cuenta de esto?¿Son conscientes de esto?
La semana pasada yo estaba muy indignada por las agresiones que han sufrido nuestras compañeras periodistas de deportes, mientras realizan la cobertura de los partidos del Mundial de Rusia 2018. Las reporteras fueron acosadas mientras realizaban su trabajo por unos individuos que no mostraron ningún respeto por ellas como mujeres ni a la labor que las chicas estaban realizando. Pero no faltó el comentario que defendía a estos chicos diciendo que solo se trataba de una broma, por aquello del ambiente festivo y pambolero.
¿Sólo es una broma?
Una vez caminaba hacia un supermercado y había dos niños de aproximadamente 12 años jugando en la entrada del lugar. Cuando me acerqué los dos corrieron hacia mí y me tocaron un seno, luego soltaron tremendas carcajadas y se echaron a correr discutiendo quién había sido el primero que me había tocado. Yo estaba muda del coraje. Además de que me asusté mucho cuando se me acercaron agresivamente, también estaba enojada porque me habían tocado sin mi consentimiento. Me habían tratado como a un objeto del cual se pueden burlar. Además había dos tipos que iban saliendo de la tienda que habían visto todo y se morían de risa. Resulta que la agresión que yo acababa de sufrir resultaba súper divertida para todos ellos.
Mujeres, al parecer aquellas que nos ofendemos con este tipo de acciones por parte de los masculinos somos unas amargadas que no hemos aprendido a reírnos de las actitudes espontáneas de los machos cuando están tratando de divertirse.
Resulta que nos tomamos la vida demasiado en serio y no aprendemos a reírnos. Total que si ustedes estuvieran haciendo su trabajo como es el caso de la periodista colombiana Julieth González Therán y de repente apareciera un tipo que con tal de divertirse hiciera una apuesta con su amigo para comprobar que es lo suficientemente macho como para atreverse a darles un beso como hicieron con la reportera cuando informaba en vivo sobre el Mundial,desde la ciudad rusa de Saransk y, además, tocarles un seno, tendrían que reírse. Al final de cuentas es sólo una ocurrencia.
El ciudadano ruso que agredió a la periodista durante la transmisión en vivo de la agencia alemana Deutsche Welle comentó que solo se había tratado de una broma y que no pensaba que iba a incomodar a la periodista. Ya saben porque las mujeres andamos por las calles con la esperanza de que a algún macho desconocido se le antoje besarnos.
“Quiero ofrecer mis más profundas disculpas. Fui descuidado y no pensé que esto causaría confusión y susto. Un beso en la mejilla se convirtió en acoso sexual. Nuevamente, me disculpo.”
También relató que apostó con un amigo que conseguiría besar a una reportera en la mejilla y en vivo. Esa periodista resultó ser González. “Esperé que empezará la transmisión, la besé y salí rápidamente”, aseguró el hombre.
Y entonces, se refirió al momento en que la agarra del pecho: “Me pareció que le había puesto la mano en su hombro, pero aparentemente me equivoqué y le toqué un seno con mi mano izquierda”. Continuó explicando que al principio no lo creyó, pero tras observar el video aceptó que parecía que sí la había tocado.
La reportera compartió lo ocurrido en su cuenta de Instagram en donde exigió respeto a las mujeres y a las periodistas de deportes, pues desafortunadamente este no ha sido el único caso que se ha presentado en lo que va del Mundial de Rusia.
La reportera brasileña Julia Guimares, corresponsal del canal Globo Esporte, estaba transmitiendo en vivo en las afueras del estadio de Ekaterimburgo donde se encontraron las selecciones de Japón y Senegal cuando ocurrió otro ataque.
Un tipo apareció de repente e intentó darle un beso a la reportera, quien logró esquivarlo e inmediatamente lo reprendió frente a las cámaras que siguieron transmitiendo en vivo.
No hagas eso. Nunca vuelvas a hacer eso… No te he dado permiso para hacer eso. Nunca. No es educado y no está bien… No vuelvas a hacer eso con una mujer. ¡Respeta!
Guimaraes también expresó sus sentimientos sobre este suceso tan desagradable a su medio: “Es horrible. Me siento indefensa, vulnerable. Yo quiero entender por qué esa persona piensa que tiene derecho a hacerlo”.
Algunos, sin embargo, están muertos de risa y no logran entender por qué las mujeres están ofendidas por algo que se trata de una broma que a la vista de muchos debería de ser ocasión de risa por el contexto en el que se dieron los hechos: porque son bromitas de fútbol, porque los muchachos se dan esos permisos durante la justa mundialista. ¿Pero, en verdad es así?
Definitivamente este tipo de ataques a las mujeres no son una broma. Aunque por años se nos ha hecho creer desde niñas que si un niño te molesta es porque le gustas, existe algo que nos dice que no merecemos ser tratadas así, que merecemos respeto. Del mismo modo a los hombres se les ha hecho creer que esa es la forma correcta de acercarse a una chica. Y luego estamos enfrascados en esas relaciones tóxicas en las que las mujeres son violentadas por tipos que viven disculpándose y volviendo a caer en lo mismo. Relaciones en las que ni hombres ni mujeres son felices. Definitivamente deberíamos prestar atención a nuestro sentido común y vivir otro tipo de relaciones sanas entre hombres y mujeres.
Muchachos, empecemos por algo sencillo: tocarle un seno a una mujer sin su consentimiento, no es broma es acoso. Besar a una mujer en la mejilla sin su consentimiento, no es broma es acoso y estamos seguras que todos sabemos diferenciar estas acciones. Escuchen su sentido común, no es tan difícil.
AM.MX/tiv
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