DE LINDES
Desafortunadamente la mayoría de las naciones africanas suelen vivir en una inestabilidad social, económica, pero sobre todo política, que provoca que cada cierto tiempo la violencia explote, tal como sucedió el pasado sábado 15 de abril, cuando en Sudán se dieron enfrentamientos armados que resultaron en la muerte hasta el momento de más de 100 personas y más de mil heridos, y probablemente la cifras sigan subiendo, ya que además de que la violencia sigue en aumento, el hecho de que dicha nación carezca de un liderazgo bien definido, hoy parece no haber un rumbo preciso en el que se pudieran dar las soluciones para terminar con éste conflicto.
Y aunque ésta explosión de violencia a lo largo y ancho del país es un hecho trágico, la realidad es que no es muy diferente del día a día de un país que parece se ha acostumbrado a vivir una realidad caótica, sobre todo desde que en el 2019 se derrocara al entonces presidente Omar al-Bashir, quien se había mantenido en el poder por tres décadas, y los grupos militares tomaron el control del país, lo cual en su momento fue un suceso que dio esperanza a algunos, quienes creían que se iniciaría una nueva y mejor etapa para un país que no logra salir adelante, sin embargo cuando diferentes mandos militares comenzaron a luchar por el poder y el país se dividió entre seguir al nuevo Presidente, el General y Jefe de las Fuerzas Armadas, Abdul Fattah al-Burhan, o a quien fuera su segundo al mando y ahora líder de las RSF o Fuerzas de Apoyo Rápido, el general Mohamed Hamdan Dagalo, Sudán comenzó a sufrir nuevas olas de caos y violencia que han llegado hasta este punto en el que los enfrentamientos armados cubrieron casi por completo la totalidad del país, y aún cuando más y más voces se suman para una salida pacífica, las negociaciones y acuerdos siguen sin darse, sobre todo porque un sector busca lograr una pronta transición hacia un gobierno civil, mientras que el otro pretende que las fuerzas militares sigan manteniendo el control.
Y mientras unos y otros siguen discutiendo esto, el pueblo sigue sufriendo, porque como bien dijo Domingo Faustino Sarmiento; “Los pueblos no tienen un carácter activo en los sucesos. Sufren, pagan y esperan”.
JESSICA WOOLRICH