Ricardo Del Muro / Austral
Brian Wilson, líder creativo y alma de los Beach Boys, falleció el pasado miércoles 11 de junio a los 82 años. Las notas luctuosas en la prensa internacional coincidieron en el reconocimiento a su papel como pilar del “California sound” y a su influencia multifacética y revolucionaria en la música de rock, que transformó el papel del productor, las armonías y estructuras de las canciones, pero fundamentalmente en el uso del estudio de grabación como instrumento creativo.
Paul McCartney, en la revista People, lo calificó como un “genio musical extraordinario” y agradeció el haber compartido momentos juntos. Atribuyó a Pet Sounds, el álbum de los Beach Boys grabado en 1966, un papel crucial en inspirar a The Beatles hacia proyectos como Sgt. Pepper que apareció en 1967.
Brian fue uno de los primeros en grabar por separado los instrumentos y luego construir capas sonoras en el estudio; usar técnicas de producción pioneras con los Wrecking Crew (un grupo de músicos de sesión formado originalmente por Phil Spector), que participaron en miles de grabaciones de estudio en la década de los sesentas y experimentar con reverberación, cintas al revés, ruidos ambientales y formas musicales no convencionales.
El legado de Wilson, escribió Gavin Edwards en la revista Rolling Stone, incluye docenas de sencillos de éxito con los Beach Boys, con tres números uno en Billboard: I get around (1964), Help me Rhonda (1965) y Good Vibrations (1967). En la década de 1960, no sólo fueron la banda estadounidense más exitosa, sino que también compitieron por la supremacía mundial con los Beatles. Y en álbumes como Pet Sound (1966), las suntuosas técnicas de producción orquestal de Wilson expandieron drásticamente la paleta sonora del rock and roll y demostraron cómo el estudio de grabación podía ser un instrumento en sí mismo.
Antes de que California se convirtiera en el epicentro del espíritu hippie – con Scott Mckenzie y su único gran éxito de 1967: San Francisco (Be sure to wear flowers in your hair) – y de que aparecieran los Doors en Los Ángeles, los Beach Boys captaron el ideal de los “buenos chicos” gringos: juventud, optimismo, libertad y playa, con canciones como Surfin USA (1963) que, en realidad, fue un refrito de “Sweet Little Sixteen” de Chuck Berry.
En aquellos años, tras la presentación de los Beach Boys en el programa televisivo de Ed Sullivan, el 17 de septiembre de 1964, la “música surf” llegó casi junto con los Beatles y los Rolling Stones a la Ciudad de México a través de Radio Éxitos, Radio 590 y Radio Capital, desplazando los covers en español de los roqueros mexicanos.
La primera vez que escuché a los Beach Boys fue en una fiesta de Secundaria, en la colonia Narvarte, donde nos dijeron que ese nuevo ritmo se bailaba como si estuvieramos en una tabla de surf balanceándose entre las olas; después, los neófitos descubrimos la canción “In mi room” (En mi cuarto, que en Estados Unidos había sido grabada en 1963) y que se convirtió en un himno para los adolescentes idealistas de aquella época.
Sin embargo, la inocencia comenzó a perderse con “California Girls” (1965), una canción que, según una confesión posterior de Wilson, surgió de su primer viaje con LSD, para desembocar en Pet Sounds (1966), un álbum que fue inspirado en Rubber Soul de los Beatles (1965) y que en un primer momento fue catalogado como un “disco experimental” de Wilson, donde se podían identificar elementos de rock psicodélico, rock ácido y rock sinfónico. Características que se concretaron en “Good Vibrations” (1966), una canción que no se incluyó en ese álbum, pero cuyo sonido denso y reverberado – característico del wall of sound -, se convirtió en clásico del rock psicodélico.
David Leaf, el principal biógrafo de los Beach Boys, en su primer libro (1978) narró los origenes del grupo y en 2022 presentó una versión actualizada del texto titulada: God only knows: La historia de Brian Wilson, The Beach Boys y el mito de California, donde relata los altibajos de la vida personal y la carrera de Brian y los demás integrantes del grupo.
Allí relató como Carl Wilson, guitarrista y vocalista de los Beach Boys evitó el servicio militar en Vietnam en 1967, apelando a la objeción de conciencia, aunque el grupo participó en las protestas del Primero de Mayo de 1971 en Washington contra la guerra, y dedicó un capítulo para describir la relación que en 1968 tuvo Dennis Wilson con la familia de Charles Manson.
En 1968, Dennis recogió en su auto a dos mujeres que resultaron ser seguidoras de Manson y este incidente derivó en una dependencia emocional y financiera, donde los miembros de la peligrosa familia llegaron a vivir en la casa de Dennis en Malibú.
Leaf describió cómo los Beach Boys grabaron “Never Learn Not to Love”, adaptación de una canción original de Manson, sin acreditar al autor y con cambios significativos en letra y estructura, lo que enfureció a Manson y provocó amenazas de muerte hacia Dennis.
Tras los asesinatos de la actriz Sharon Tate y los esposos Le Bianca, en agosto de 1969, masacres cometidas por Charles Manson y las mujeres de su grupo, Dennis se negó a testificar en contra de la satánica familia. Un episodio que tuvo un efecto traumático en el músico que cayó en una espiral de adicciones y comportamiento autodestructivo.
Dennis se convirtió en un vagabundo y murió ahogado en 1983 y Carl falleció en 1998. Con el reciente deceso de Brian Wilson, sólo dos miembros fundadores de los Beach Boys siguen con vida: Mike Love (84 años) y Al Jardine (82 años).
El album Stars and Stripes Vol.1, fue el último disco en el que intervino Carl Wilson, y aunque su lanzamiento en 1996 no tuvo gran éxito, además de que nunca se grabó el volumen 2, su reedición en CD en 2008 hizo que el nombre de Brian Wilson y los Beach Boys volviera a sonar fuerte en las redes sociales, con interpretes de la musica country como Willie Nelson y Lorrie Morgan que interpretó “Don´t worry baby”.
Hace un año se estrenó el documental The Beach Boys (2024), dirigido por Frank Marshall y Thom Zimny, producido por Disney, que presenta la historia de este grupo formado en 1961 en Hawthorne, California, que hoy está vigente con las “tristes vibraciones” por el fallecimiento de Brian Wilson. RDM
