Desde Filomeno Mata 8
Por Mouris Salloum George*
Desde el punto de vista periodístico, antes de pronunciar algún juicio de valor sobre cualquier tema, es preciso esperar a que las cosas creen estado. Esto es, que el dicho o el hecho comentado no sea desmentido.
Dada la instantaneidad con que ahora se generan y se reproducen los sucesos, las noticias y las declaraciones, el plazo para comentarlas es indeterminado. Nos parece, sin embargo, que quince meses son suficientes para sedimentar ciertas expulsiones retóricas.
A mediados de agosto de 2017, desde el desenfado en un campo de golf de Nueva Jersey, el desquiciado Donald Trump declaró públicamente que, a la luz de la situación política de Venezuela, entre las opciones de intervención no descartaba la militar.
(Por cierto, el canciller mexicano, Luis Videgaray hizo mutis: En boca cerrada no entran moscas.)
Tenemos tropas por todo el mundo: Venezuela no está lejos
Subrayamos parte de la amenaza: Tenemos tropas por todo el mundo; en lugares que están muy lejos. Venezuela no está muy lejos; es nuestro vecino. No voy a descartar la opción castrense.
Durante más de un año, el inquilino de la Casa Blanca no ha quitado el dedo del gatillo. El misil, por lo demás, ha tenido permanentemente en la mira a México. Ahora mismo se concentran tropas al otro lado de la línea fronteriza.
Preciso es hacer una acotación: Ante los exabruptos del magnate republicano, cuatro senadores estadunidenses dueños de refinerías emplazaron al presidente a que no se meta con el petróleo. Que no lo hiciera objeto del bloqueo económico aplicado a otros sectores productivos venezolanos.
¿Quién infiltraría las caravanas de migrantes?
El tema se plantea ahora de cara a ciertas especulaciones sobre origen y fines de las caravanas de migrantes que, convocadas desde Honduras, marchan con rumbo a los Estados Unidos como meta.
En mesas de análisis de Televisión Española, esta madrugada escuchamos decir a panelistas. “No le busquen tres pies al gato”: El lubricante de ese peregrinaje-huida, es la miseria -no dicen “pobreza moderada”; dicen miseria-, la violencia institucional y la incesante violación de los Derechos Humanos.
Pero nos referimos a las especulaciones sobre el movimiento migratorio. Algunos medios estadunidenses que están en la frecuencia de la locura americana que encarna Trump, han difundido la especie de que la organización de las caravanas es financiada por el gobierno de Venezuela.
Las redes sociales son más insidiosas: Se trata del asalto al territorio norteamericano. Entre los migrantes se han infiltrado células terroristas.
Donald Trump está en campaña electoral que se cierra el próximo martes. En sus resultados va la reelección del republicano.
Al inquilino de la Casa Blanca se le mojó la pólvora con reciente y escandaloso asunto de la criminal y despótica dinastía de Arabia Saudita. Las encuestas registraron una baja en su puntaje de aceptación.
¿Quién asegura que saldremos ilesos en caso de…?
Como en 2016, Trump pone de nuevo en cartelera el asunto de la migración. ¿Y qué tal si, para recuperar tendencias electorales, los que realmente ha infiltrado las caravanas son agentes de la Agencia Centra de Inteligencia?
Desde agosto de 2017 está en agenda gringa la opción militar contra Venezuela. ¿México saldría ileso de esa aberración? Lo de Trump no son meras baladronadas. Recordarlo bien.
*Director General del Club de Periodistas de México, A.C.