Diario de un Reportero
Ramsés Ancira
Es Alejandro Magno a quien se atribuye la frase: “De la conducta de cada uno depende el destino de todos”. Hoy la página de este diario quiere ser más comunicativa que nunca. Pretende plantear preguntas y que todos los que puedan contribuir haciéndoselas llegar a médicos de cualquier especialidad, nos comuniquen los resultados en sus comentarios, los que más aporten serán mejor recibidos. Se trata de la comunicación en su manera más completa: la que va y regresa.
Si en su lista de contactos en correos electrónicos, Facebook u otras redes sociales tiene amigos médicos o usted mismo es un médico, ayúdenos con su opinión. La conferencia diaria de la Secretaría de Salud ya no nos está informando cosas nuevas. A lo mejor entre todos podemos lograr cosas más propositivas que contar a diario el número de nuevos muertos y contagios.
Partimos de las premisas de la doctora salvadoreña María Eugenia Barrientos, cuya fama ha alcanzado tal extensión que desde su país está atendiendo con éxito a pacientes en países desarrollados de Europa y obteniendo curas de casos graves.
Desde una de las primeras colaboraciones de esta serie mencionamos que, en las familias de doctores de México, cuando sus hijos y familiares cercanos, muchos de ellos también doctoras y enfermeras, presentaban los primeros síntomas de COVID, la mayoría tomaba dos decisiones: no internarlos en clínicas públicas, donde la carga viral se acumula más y tratarlos desde un principio con antinflamatorios.
Es ya una obviedad que la transmisión del virus se produce con mayor facilidad a través de las gotas cuando se estornuda; se habla con frecuencia y más cuando se habla en voz alta. Se repite hasta el cansancio del uso del tapabocas, de estornudar en la parte interior del codo o en un pañuelo desechable, que luego debería depositarse en una bolsa de plástico. El problema es que estas bolsas de plástico están cada vez más escasas desde que el primero de enero de 2020 entró en vigor la prohibición de producir, comercializar y distribuir bolsas de plástico de un solo uso en la Ciudad de México.
Así que habrá que abrir con cuidado las bolsas de paquetes de papel higiénico y otras preferentemente más pequeñas para luego tener donde depositar los pañuelos usados. Pero la doctora Barrientos va más fondo, hay que evitar los estornudos y para ello lo mejor es que, sí al segundo día de malestar empiezan a empeorar los síntomas, lo mejor es comprar los antigripales comunes de venta libre. Esto debería reducir los estornudos y por tanto la expulsión del virus.
La doctora Barrientos asegura que, en California, Estados Unidos se hicieron pruebas a personas de una población que habían sido tratadas de gripas comunes, con medicamentos comunes y se aliviaron. Después, al hacerles pruebas descubrieron que si habían tenido COVID, pero lo superaron sin tratamientos específicos.
Hay que poner mucha atención, el COVID, no es una “gripita”, es una enfermedad de enorme letalidad, lo que sí se debe es empezar a tratarla como tal para reducir las secreciones y evitar la inflamación, antes de que se complique.
NO ES UN VIRUS NUEVO
El nombre completo del COVID 19, es SARS COV 2. ¿Qué significa esto? QUE EN ESTRICTO SENTIDO NO ES UN VIRUS NUEVO, es pariente cercano, prácticamente hermano del SARS que, por sus siglas, traducidas del inglés, significa Síndrome Respiratorio Agudo Grave.
Para reforzar, en palabras de la microbióloga Barrientos, “no es un virus nuevo, sino la mutación de uno ya conocido”. Por lo tanto, hay que estudiar lo que ya pasó y como se trató, para saber qué es lo que nos va a servir.
De manera que lo que aprendimos del SARS, puede ayudarnos a curar el SARS COV 2, también llamado COVID. Las autoridades mexicanas publicaron que, en el caso del primer virus, conocido también como influenza, “Un estudio de pacientes con influenza pandémica A (H1N1) en 2009, en el que el tratamiento de la infección grave se realizó con plasma convaleciente (n = 20 pacientes), la administración de plasma se asoció con una reducción de la carga viral del tracto respiratorio, la respuesta de las citocinas séricas y de la mortalidad. Aunque sea poco frecuente en la tradición periodística creo muy importante para uso de los especialistas incluir los enlaces a las fuentes originales en el hipertexto, de manera que si me lo permite adjunto el primero: (Lineamiento técnico para protocolos de investigación relacionados al uso terapéutico de plasma proveniente de donadores convalecientes de COVID-19 secundaria a infección por SARS-CoV-2)
En el Hospital de la Raza del Seguro Social se pudo comprobar que los mismos resultados positivos se obtuvieron en el caso de personas infectadas con COVID, de lo cual se desprende que no estamos totalmente a ciegas en el tratamiento. Lo que falta es más plasma.
LA DIFERENCIA ENTRE EL ARN Y EL ADN
El Ácido Desoxirribonucleico ADN vive en las células, tiene información genética y por lo tanto se reproduce. El ARN también contiene código genético y según la revista científica Lancet, cada virus puede reproducirse entre 10 mil y 100 mil veces. Sin embargo, el ARN tiene un punto débil: el jabón, este destruye la capa de grasa que rodea el virus y lo hace inocuo después de unos segundos.
En México la Secretaría de Gobernación, Olga Sánchez Cordero ha declarado algo que ha provocado más burlas que un análisis serio. Dijo que acudió a una bióloga que le proporcionó nanopartículas de cítricos. Nano, significa la división de un milímetro en una millonésima parte.
Afortunadamente hay periodistas que no se limitan al chiste fácil o al escarnio político: la reportera Melisa Sierra escribió en el portal especializado sumédico.com: “Las nanopartículas tienen la capacidad de penetrar en los organismos patógenos, destruir su código genético, y neutralizar las células, lo que las vuelve un recurso preventivo contra los virus y bacterias”.
Hay dos temas que vale la pena resaltar: Sánchez Cordero dijo haber regalado estas nanopartículas al gobernador de Hidalgo, Omar Fayad, quien parece haberse recuperado del coronavirus sin mayores consecuencias. El otro es que al igual que el jabón, las nanopartículas pueden romper la capa de grasa del ARN quitándole su papel destructivo.
La secretaria de Gobernación no dijo que acudió a Hermelinda Linda ni al brujo Aniceto de Burrerías, sino a una bioquímica. Cierto, puede no haber pruebas científicas, pero ante más de 408 mil muertos en el mundo ¿no valdría la pena siquiera probar,
Un principio similar es el que aseguran emplear médicos de la Universidad de Chapingo quienes piden recursos para hacer pruebas con medicamento homeopático. Ellos no pueden, tampoco tienen los recursos necesarios, hacer las pruebas necesarias; pero la homeopatía es un recurso empleado por millones de personas en el mundo.
El juarista López Obrador debe saber que la homeopatía en México se practica desde 1850, en la presidencia de Benito Juárez y que desde 1893 existe en México un hospital homeopático, así que ¿Por qué no darle una oportunidad? ¿No es cierto que las vacunas se elaboran también con una cepa de la misma enfermedad? ¿No es lo que hace la medicina Ayurvédica desde hace miles de años cuando aún no existían los laboratorios transnacionales?
ES UNA ENFERMEDAD INFLAMATORIA, NO SOLO RESPIRATORIA
El tratamiento empírico señalado en el protocolo de atención a los pacientes de Coronavirus que se sigue en México, y que está produciendo en la primera semana de junio 14 muertes de cada 100 pacientes graves, establece el uso de Amoxicilina con Ácido Clavulánico, además de Azimotricicina. Ambas se usan para combatir las bacterias que producen enfermedades como la neumonía. Pero la viróloga María Eugenia Barrientos considera que antes, a los primeros síntomas de la enfermedad, que son dolor de cabeza, falta de energía e irritación de garganta se deben aplicar de inmediato los antigripales comunes, por lo menos hasta recibir atención médica y ser recetado con los antivirales apropiados.
Cita la doctora que autopsias en Italia han comprobado que algunas de las víctimas de Coronavirus NO TIENEN EL VIRUS EN LOS PULMONES. Esto significa que el aire fue bloqueado en las vías superiores, el oxígeno no pudo traspasar las fosas nasales, la faringe, la laringe, la tráquea y así hasta los pulmones porque estaban inflamadas y no dejaron pasar el oxígeno, así que lo básico es desinflamar, desbloqueando estas vías. Cuando no se hace a tiempo, es necesario colocar los respiradores hasta los pulmones y las estadísticas muestran que seis de cada siete intubados en México NO SOBREVIVEN.
El paracetamol, declara María Eugenia Barrientos, no es antinflamatorio, aunque se suministra en el protocolo de tratamiento a enfermos de COVID a México. Es lo mismo que el Tylenol u otros medicamentos contra el dolor de cabeza. Eso no sirve para nada contra el problema médico, que es el proceso inflamatorio, afirma la especialista. La viróloga recomienda Ibuprofeno en su lugar, que sí es antinflamatorio y no produce los efectos de los esteroides.
La obesidad y la diabetes, principales causas de comorbilidad en el COVID son plenamente reconocidas como enfermedades inflamatorias, de manera que atacar la enfermedad por su efecto, la inflamación, no parece insólito.
Aunque en México haya disponibilidad de camas para el tratamiento del COVID y respiradores, es bien sabido que aún los parientes de los pacientes pueden realizar un largo periplo para encontrar el hospital adecuado. También ha trascendido que muchos especialistas se están reportando enfermos, piden licencia y, según la encuesta de Mitofsky, hasta un 80 por ciento del personal de salud tiene mucho o algo de miedo de enfermarse, por lo que tenemos que defendernos como podamos.
La doctora María Eugenia Barrientos, insiste, aunque parezca una obviedad que, ante la falta de hospitales y médicos especialistas, los propios enfermos tienen que buscar tratamiento temprano mientras encuentran un especialista.
De manera que, a la distancia mínima de un metro y medio, utilizar los cubrebocas para disminuir las gotas cargadas de virus y el lavado frecuente de manos con jabón, o cuando no es posible emplear gel con alcohol, habría que estudiar seriamente el uso de antinflamatorios.
Pero este trabajo no es para dar lecciones, es para abrir el debate, para que los médicos opinen y nos den a conocer sus errores o aciertos más destacados. Es para dar una comunicación de ida y vuelta.
Lo que sí puedo afirmar personalmente es que creo en la necesidad de que todos los días, media hora antes o después de terminar sus turnos de trabajo, los médicos y personal sanitario tengan al menos un rato de intercambio de experiencias. Que traten de dejar de lado las recomendaciones de la OMS y exijan a la Secretaría de Salud que con la mayor frecuencia posible les manden a sus correos electrónicos lo más novedoso de publicaciones científicas como Lancet.
Exijo que se destine en México un presupuesto especializado para la investigación del COVID, no solo de su tratamiento. Mil, dos mil o tres mil millones de pesos, ya sea de los que pagó Wall Mart por la venta de VIP’S a Alsea o los que prestó el Banco Mundial, o de los que se incautaron al Cartel Jalisco Nueva Generación o los que pagó FEMSA. En cualquier caso, va a ser más barato y de más rápidos resultados que el Tren Maya o la refinería de Dos Bocas, sin que esto signifique que haya que prescindir de estos proyectos.
Si en su lista de contactos en correos electrónicos, Facebook u otras redes sociales tiene amigos médicos o usted mismo es un médico, ayúdenos con su opinión. La conferencia diaria de la Secretaría de Salud ya no nos está informando cosas nuevas. A lo mejor entre todos podemos lograr cosas más propositivas que contar a diario el número progresivo de nuevos muertos y contagios.