Joel Hernández Santiago
Por estos días en México hemos pasado de aquella emoción del gobierno nuevo, a ese espacio en el que, como en tiempos de mudanza, todo se mueve en casa, todo se vuelca, se acomoda, y aparece un desbarajuste, pero es así, y pronto se habitará casa nueva, espacios nuevos y todo a nuestro aire, para que nos vaya mejor. Ojalá.
Casi siempre los cambios chocan. Es como si, a pesar de todo, le sacaran a uno de la zona de confort y de pronto como que todo está enloquecido a manera de recomposición, pero sin saber hacia dónde. O como preguntara don Daniel Cosío Villegas a Luis Echeverría cuando era presidente respecto de su frase emblemática de gobierno: “Arriba y adelante”: “si, Presidente, arriba y adelante… ¿pero en dónde vamos a aterrizar?”
Pero, bueno, son unos cuantos días de gobierno y las cosas aún no se asientan, aunque nunca nos había pasado con un gobierno nuevo que produjera tanta turbulencia como por estos días… Se atribuye desde la parte oficial a que “se están moviendo muchos intereses creados”. Si es así, pues como que se mueve mucho el cuerpo social; si es nada más para despertar al cuerpo dormido, pues las sacudidas están siendo muy intensas.
El nuevo gobierno comenzó a gobernar el 2 de julio de 2018, así que. Desde campaña y por entonces prometió casa-comida-sustento-trabajo-justicia-libertades garantizadas-anticorrupción-no impunidad, un poco de gracia y otra cosita: para todos en México. Los de hoy y los de mañana.
Por lo pronto, decíamos, por estos días las cosas se han acumulado y las confrontaciones entre fanáticos seguidores de AMLO, críticos democráticos o enemigos del régimen se han incrementado.
Como fue el caso, como un ejemplo, de la exigencia presidencial de “perdón” a la Corona Española y al Vaticano para los pueblos indígenas de México por los agravios cometidos en su contra durante la Conquista española, o invasión, como la denomina el presidente. Esto que parecía chunga se volvió serio y tiene un costo altamente político en contra del presidente, no sólo dentro del país sino también en el exterior, particularmente en España, por supuesto.
Esto en momentos en los que estaba más álgida la recriminación de la oposición al gobierno federal por aquello de la “Revocación del mandato” que fue aprobada en la Cámara de Diputados, pero a la que todavía le falta camino por recorrer, sobre todo porque el presidente AMLO quiere que su foto aparezca en las boletas electorales de 2021 cuando se elige a distintos gobernadores de estados, como también poderes legislativos y más: esto –dice la oposición- supone una ventaja planeada en favor de Morena. La bola de humo cubrió este tema, es verdad.
En todo caso, el miércoles 27 de marzo fue un día del tono legislativo. Por un lado, en Comisiones de Educación Pública y Puntos Constitucionales, con 48 votos a favor, tres en contra (de Morena) y nueve abstenciones, aprobaron el dictamen de reforma educativa propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
En mucho se cumple con el compromiso de campaña de abrogar-derogar la Reforma Educativa de Enrique Peña Nieto. Pero también la CNTE, insaciable, ve bien que se haya retirado el tema de las evaluaciones para calificar los conocimientos de los maestros y mantenerlos o darlos de baja en base a estos haberes y que se regrese a la nómina educativa a los maestros que fueron despedidos por su bajo nivel de conocimientos para estar en aula…
Pero no estarán conformes en que el acceso para ser maestro requiera, ahora, de filtros más cuidadosos y de calidad educativa a través de las reglas que se establecen en el artículo 123 Constitucional:
“La admisión, promoción y reconocimiento del personal que ejerza la función docente, directiva o de supervisión, se realizará a través de procesos de selección a los que concurran los aspirantes en igualdad de condiciones, los cuales serán públicos, transparentes, equitativos e imparciales y considerarán los conocimientos, aptitudes y experiencia necesarios para el aprendizaje y el desarrollo integral de los educandos”.
Esto no le cuadra a los dirigentes de la CNTE y seguirán dando lata una eternidad, porque aun cuando se le hubieran cumplido todos los caprichos lo seguirían haciendo, caiga quien caiga. Sobre todo en Oaxaca en donde todo se les permite desde el gobierno estatal.
Y casualmente, el mismo día, con 111 votos a favor y uno en contra, el Senado de la República aprobó la reforma a los artículos 108 y 111 que establecen el mecanismo para eliminar la inmunidad procesal y someter al Presidente y a legisladores federales a juicio penal por delitos electorales y de corrupción. Lo de traición a la patria estaba ya en la Constitución Mexicana.
Este dictamen aprobado pasará a la Cámara de Diputados para su discusión y posterior votación. Durante el debate, la oposición a Morena insistió en que “se trata de una farsa”, pues acusó que la bancada mayoritaria nunca aprobará que al presidente Andrés Manuel López Obrador se le someta a este procedimiento, conocido como desafuero.
Se cumple en parte la propuesta de campaña del actual presidente de eliminar el fuero Constitucional para el Presidente de la República y para los legisladores. Por supuesto ese ‘desafuero’ se refiere solamente a delitos electorales y corrupción federales, aunque mantiene el fuero para otras actividades que no debieran ser protegidas, como delitos cometidos o abusos de poder…
Mientras son peras o son manzanas. El país está metido en el tema político. Esto es verdad. Y de forma excepcional todos opinan, todos dicen, todos aprueban o desaprueban, lo cual es muy bueno en democracia. El tema que sigue será el de los medios de comunicación, tan etiquetados por el presidente de México: los buenos –chairos-, y los malos –fifís-. Ya platicaremos el tema.
jhsantiago@prodigy.net.mx