SENTIDO COMÚN
Gabriel García-Márquez
Inicio esta columna felicitando efusivamente a los reconocidos periodistas Alfonso Villalobos Alafita, José Luis Pérez Cruz, Gilberto López Chion, Gerardo Enriquez Aburto, Jesús Hernández Tea, Irma Santander y Yadira Carrillo por la iniciativa de rendir un homenaje más que merecido a los decanos del periodismo porteño Carlos Velasco Jara y Rolando Quevedo Lara.
Lo extraordinario de este evento fue la gran convocatoria que tuvo al congregar a más de 250 personas tanto periodistas, como empresarios y políticos, que no se quisieron perder este conversatorio que resultó ser tan interesante como emotivo y enriquecedor.
Lo original es que no fue organizado por asociación alguna, ni por el gobierno y mucho menos por algún partido político, sino por un grupo de periodistas que admiran y valoran a estos dos íconos del periodismo, que han dedicado su vida a informar y a analizar el acontecer político y social de Coatzacoalcos, haciendo historia en el periodismo del estado de Veracruz.
El formato utilizado para reconocer la labor de estos dos grandes personajes fue muy dinámico y permitió que los laureados periodistas compartieran sus experiencias, con la participación y apoyo de los panelistas Alfonso Villalobos, Gilberto López Chion y Jesús Hernández Tea que estuvieron flanqueando a don Carlos Velasco Jara y Rolando Quevedo Lara en este conversatorio que nunca decayó y que dejó un buen sabor de boca entre los asistentes.
A diferencia de otros eventos los asistentes llegaron muy puntuales a la cita y esperaron con ansias a los homenajeados, que fueron arropados por su familia y amigos más cercanos. El primero en llegar al Salón Olmeca 3 fue don Rolando Quevedo, quien fuera recibido con mucho afecto y posó para las fotos con quienes buscaron guardar un buen recuerdo a su lado.
A punto de dar las 11 llegó como todo un rockstar don Carlos Velasco Jara, quien fue recibido en la puerta del salón por sus amigos, que entre aplausos y abrazos fue acompañado por el pasillo central hacia el escenario, donde ya lo esperaban los fotógrafos y los amigos que querían tomarse la foto con él. La expectación fue mayor, toda vez que ahora radica en Xalapa y hacía varios meses que no visitaba Coatzacoalcos.
Este homenaje a manera de conversatorio se convirtió en una conferencia magistral a 5 voces, que dará para escribir una memoria del evento, pero también para imprimir un libro que narre los vaivenes del periodismo veracruzano y de la transformación del periodismo análogo al digital.
Fue un evento realmente emotivo en que los dos decanos del periodismo porteño fueron sacando como verdaderos magos los secretos bien guardados y los recuerdos que los llevaron a convertirse en periodistas.
Las sentidas palabras de don Rolando Quevedo que expresó con la voz quebrada por la emoción “estoy reviviendo muchas cosas, pero es imposible hacerlo en unos cuantos minutos. Son 65 años de vida periodística, pero han sido los 65 más increíbles en los que he visto casi todo. Y lo más importante que 50 han sido al lado de mi esposa Lupita”.
En vida hermano, en vida, concluyó don Carlos Velasco Jara, mejor conocido como Cevejara, “a nombre de mi familia, a nombre propio de los grandes amigos que he hecho a lo largo de mi carrera muchas gracias. Mi gratitud a mis compañeros que organizaron este foro, este conversatorio. Los felicito porque es tan difícil unir al gremio periodístico y ustedes lo lograron”.
Este conversatorio ha sido sin la menor duda el mejor evento periodístico que se haya realizado en Coatzacoalcos y lo mejor de todo es que quedará instituido el 1º de diciembre de cada año, para reconocer la labor de los grandes periodistas, incluso aquellos que ya no están con nosotros, pero que se merecen ser recordados siempre.
Ojalá los organizadores pudieran hacer una memoria escrita de las participaciones de todos los panelistas, para que sirvan como un ejemplar de consulta para quienes aman al periodismo, pero en especial para quienes estuvimos presentes en este excelente homenaje a los decanos Carlos Velasco y Rolando Quevedo.
En vida hermano, en vida.