Utopía
Eduardo Ibarra Aguirre
Como era previsible, la coordinadora de los comités de defensa de la Cuarta Transformación, Claudia Scheinbam, anunció que acatarán las órdenes de la Comisión de Quejas y Denuncias del Instituto Nacional Electoral para que suspendan la gira La esperanza nos une, sólo se reúna con militantes y en espacios cerrados, pero las impugnarán ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Mario Delgado, presidente de Morena, lo explicó con buena dosis de humor ante el trío de funcionarias que elaboran las órdenes del día de sus sesiones con mayúsculas para evitarse tener que distinguir qué palabras se acentúan y cuáles no, pues para ello no son suficientes los títulos académicos ni el padrinazgo que las condujo al Consejo General.
“No van a dejar de ser eventos muy grandes, porque somos un partido de millones, porque nuestra militancia no cabe en un Starbucks, como sí cabe la militancia del PRD, por ejemplo”. Más aún, Delgado sugirió a las comisionadas que auditen a la gente, que ponga retenes para vigilar quién puede asistir o no a los actos de Sheinbaum Pardo. Entrado en gastos advirtió que “suponiendo que el INE pusiera sus arcos detectores y retenes para no dejar pasar a nadie que no fuera militante, serían actos masivos”.
Los otros partidos, presumió, no logran convocar a más gente. La aseveración de Delgado Carrillo es válida para el PRIAN como lo muestran los actos que realiza Xóchitl Gálvez sin que nadie la moleste. Y cobra sueldo como senadora sin ejercer, es una “aviadora” de raíces indígena, pobre y trotskista, dice.
Citlalli Hernández, la secretaria general de Morena, reta a la parcial Comisión de Quejas y Denuncias a que aplique a la aspirante del aún estrecho Frente Amplio, los mismos criterios que usa con la científica y política.
Cierto es que la hija del difunto y muy estimado Carlos Sheinbaum Yoselevitz, tiene razón, ya que la natura del partido político y de una campaña es hacer proselitismo y es lo que pretenden, estúpidamente, acotar las funcionarias presididas por una “filopanista”, si nos atenemos al juicio presidencial. “Ya no podemos hacer eventos abiertos. Es increíble que un partido político no pueda hacer proselitismo, pues es su principal función para promover la participación electoral y dar información a la ciudadanía”, dijo la (ante) precandidata presidencial.
Proselitismo es el “Empeño o afán con que una persona o una institución tratan de convencer y ganar seguidores o partidarios para una causa o una doctrina”. O más escueto: “Proselitismo es el celo por ganar adeptos a una causa”. Pero si redactan con mayúsculas las órdenes del día, pues sería mucho pedir a la Comisión de Quejas y Denuncias del INE que tengan claridad sobre el significado de palabras y conceptos.
No se olvide que fue el trío de funcionarias el que sancionó la antepenúltima ocasión al presidente Andrés Manuel por sus presuntos dichos en la mañanera, alterando sus palabras, porque interpretaban el “sentido” no el significado estricto. ¡Manipuladoras!
Lección que también da el exministro de la Suprema Corte, José Ramón Cossío Díaz, analista consentido de Carmen Aristeguí, quien sin que aún lo apruebe el Senado ni lo publique el Diario Oficial de la Federación, desde el día 18 informó que inició un juicio de amparo contra la eliminación de 13 fideicomisos del Poder Judicial federal, luego de que la Cámara de Diputados aprobó una reforma para tal fin. Pero se presenta como sorprendido cuando López Obrador lo denuncia en el “diálogo circular”. ¡Mustio! (Referido a persona, hipócrita que aparenta ingenuidad o inocencia).
Acuse de recibo
Utopía nació el 6 de septiembre de 2004 como espacio de información y análisis tres veces a la semana y por ello es oportuna la sugerencia del licenciado Claudio Andrade Torres, “este poelam lo podrías poner al final de tus textos: ‘Ella está en el horizonte./ Yo me acerco dos pasos/ y ella se aleja dos pasos./ Camino diez pasos y el horizonte/ se corre diez pasos más allá./ Por mucho que yo camine,/ nunca la alcanzaré./ ¿Para qué sirve la utopía?/ Para eso sirve, para caminar. Eduardo Galeano”… “Armida Martínez Verdugo cumple 90 años este 23 de octubre. Cuarta hija de Isaac Martínez y Silvina Verdugo nació en Pericos, municipio de Mocorito, Sinaloa, donde pasó su infancia. Con tres hermanos mayores y tres menores siempre ha sido puente y lazo de unión familiar. Cuando se casó con Roberto Pliego vino a vivir a la Ciudad de México, donde nacieron sus cinco hijos, sus nietos y su bisnieta. Solidaria y comprometida con sus hermanos Arnoldo y Armando los proveyó siempre que lo necesitaron de refugio y recursos para ellos y sus camaradas. Dotada con una inteligencia privilegiada, una extraordinaria capacidad para las relaciones interpersonales y narradora nata, es la tía predilecta de sus sobrinos y sus sobrinos nietos, un pilar indudable de la familia Martínez Verdugo y sus descendientes”: Alba Martínez Olivé, sobrina de la querida Armida.
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