Francisco Rodríguez
Llevaba apenas tres años como gobernador de Oaxaca y en el 2007 se hizo de mulas Ulises Ruiz. Construyó para su esposa, María de Lourdes Salinas Ortiz, un moderno centro hospitalario valuado entonces en 1 mil 500 millones de pesos. Las tres cuartas partes del presupuesto total que la Federación entregó a la sufrida entidad del sur del país.
De esos 2 mil millones de pesos presupuestados, en criminal contraste, Ruíz sólo destinó 80 millones de pesos para los servicios de salud que ese año recibieron los cientos de miles de oaxaqueños más pobres de una de las entidades más pobres de todo México.
Y apenas este fin de semana la denuncia de esos cientos de miles de oaxaqueños fue aireada por el Presidente de la República Andrés Manuel López Obrador: existen en Oaxaca 54 centros de salud y hospitales inconclusos, pero dados por inaugurados y en servicio durante los (des)gobiernos de Ulises Ruiz y de su sucesor Gabino Cue.
Conocido por muchos, este crimen de lesa humanidad –dejar sin servicios médicos y sanitarios a los oaxaqueños más humildes, provocando decesos que podrían haberse evitado– se ha mantenido impune durante 12 años. Muestra lo peor del PRI de los últimos años. El PRI de los grandes endeudamientos públicos. El PRI de los grandes robos de dinero. El PRI cínico que lo llevó a la peor derrota de su historia. El PRI de Peña Nieto, sí, pero también el que Fox y Calderón, cada cual en su momento, permitieron y quizá hasta alentaron para que se convirtiera en el gran enemigo de la sociedad.
Y peor todavía, aunque su registro no fue validado por las instancias priístas correspondientes, Ulises Ruiz recorre el país en un remedo de campaña proselitista para encabezar al Revolucionario Institucional, provocando el rechazo de lo que al tricolor le queda de militancia, dados estos y otros antecedentes del personaje, entro los que destacaría también su bien ganada fama de represor del movimiento magisterial, por un lado, mientras que por el otro lo surtía de maletas con efectivo para que continuarán con sus movilizaciones.
Las grandes ganancias de la familia Ruiz Salinas
Y así, mientras miles de familias oaxaqueñas perdían a sus seres queridos por falta de atención médica, el hospital Sedna acumulaba ganancias y más ganancias.
María de Lourdes Salinas Ortiz, esposa del entonces gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz, y por aquellos no tan lejanos tiempos presidenta del Sistema Estatal para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) es la accionista principal. El resto de los socios son familiares, como la mamá del ahora exgobernador, Juventina Ortiz Vizairo, y la tía Adelina Ortiz Vizairo, según consta en la escritura 131506.
De acuerdo con estimaciones de expertos en bienes raíces y en equipo médico consultados en 2008 por la revista Proceso, el inmueble está valuado en mil 500 millones de pesos, cifra apenas inferior a los 2 mil millones de pesos que el gobierno federal asignó a Oaxaca para 2008.
Para 2017 el hospital Sedna ya facturaba cerca de 120 millones anuales con una ocupación promedio de 60%. En el negocio hospitalario la ocupación óptima es de entre 70-80% porque debe haber un margen para casos de urgencias o se ponen en riesgo de no poderla atender.
Del total de pacientes atendidos por Sedna, 55% son pacientes que pagan con sus recursos propios (gasto de bolsillo), 40% provienen de algún seguro médico y hasta el año pasado 5% de convenios con instituciones como el Seguro Popular.
De hecho, 90% de los pacientes atendidos en el centro oncológico de Hospital Sedna provenían del Seguro Popular que llevaba Gabriel O´Shea –de vuelta al Estado de México, de cuyo gobierno es oootra vez secretario de Salud–, y principalmente por cáncer de mama.
Y ya todos sabemos –aunque pocos lo han denunciado– cómo se las gastaban en el Seguro Popular: desvíos presupuestales enormes y favoritismo en la entrega de concesiones como bien pudiera ser el caso del hospital de la familia Ruiz Ortiz.
¿No cree usted?