Desde Filomeno Mata 8
Por Mouris Salloum George*
Los diputados federales volvieron a caer en el mismo garlito: antes de siquiera saber qué prevee la ley de ingresos discutida y aprobada por el Senado, aprueban un presupuesto de egresos que, como está la situación real del país, se antoja repetitivo, fantasioso y conservador. Pero visto con cuidado, ésto parece ser lo de menos.
A pesar de haber programado 6.3 billones para el gasto público, cifra que se antoja excesiva, difícil de ser susceptible de recaudación fiscal, se privilegia lo innecesario antes que lo sustantivo. Se posponen, entre uno de tantos ejemplos, las necesidades sanitarias de la compra inminente de las vacunas Covid-19 y aún de las necesarias para la población infantil.
Además, se dejan fuera del canasto las inversiones imprescindibles para renovar los hospitales públicos, que ahora que se pusieron a prueba en la pandemia, han develado su perfil anacrónico y fuera de tiempos de dura prueba sanitario- asistencial. Según cifras oficiales rebasan los 100 mil muertos por el Covid-19
Y se postergan nuevamente las inversiones agropecuarias, educativas en el ramo digital, indispensables para un período largo de confinamiento de los escolares, se les condena a perder el año lectivo en su totalidad, si no es que más.
Y se recortan 182,000 millones de pesos a entidades federativas y municipios, no sólo en los diez estados que integran la Alianza Federalista, sino impactan a todos, lo que puede ser la causa de una rebelión fiscal cuyo rostro ya se ha asomado. Lo que puede ser demasiado grave para la unidad nacional.
El presupuesto de egresos, lo han dicho los propios diputados que lo aprobaron, es sencillamente inercial, es decir, sigue la ruta de todo lo que en anteriores ejercicios ha resultado un fracaso. No responde a las expectativas de un gobierno transformador, valiente, decidido a cambiar las condiciones de vida.
*Director General del Club de Periodistas de México, A.C.