Por María Manuela de la Rosa Aguilar.
Si bien podría decirse que formalmente un tercio del planeta se encuentra en guerra, puesto que 114 países están en medio de conflictos armados, sin contar con la que podríamos llamar “guerra civil” que afecta a varios países como México o Haití, por nombrar los casos más notorios, debido a la violencia criminal desatada por el crimen organizado que actúa con toda impunidad ante la pasividad del Estado, por decirlo con suavidad. Los conflictos armados se desarrollan en prácticamente todo el planeta: en Medio Oriente y el Norte de África se encuentran activos 45 conflictos armados; 35 en el resto del continente africano; en Asia hay 21 conflictos en activo; Europa tiene 7; y América Latina es escenario de por lo menos seis conflictos armados, que involucran la violencia criminal, según estimaciones de la Academia de Derecho Internacional Humanitario y Derechos Humanos, con sede en Ginebra.
Aunque los alcances de una guerra son devastadores y está considerada como el fenómeno más sangriento y de la más extrema violencia humana, los límites han sido rebasados. En un interesante análisis de Gerardo Lissardy, corresponsal de BBC News Mundo, América Latina es sin duda la región más violenta del mundo, según informen da la ONU, en esta parte del mundo se cometen el 37% de los homicidios en todo el planeta, siendo que concentra sólo el 8% de la población mundial; de acuerdo a datos del Instituto Igarapé, con sede en Brasil, en menos de veinte años han sido asesinados más de dos y medio millones de personas, por lo que tras una investigación, la titular de la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito, Ángela Me, el homicidio en AL puede describirse como una “epidemia”. Y no hablemos de los casi 200,000 asesinatos cometidos durante la actual administración del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador. Y más inaudito resulta que el problema no se trata de falta de recursos, puesto que de acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo, el gasto público de AL casi duplica el promedio del gasto de los países desarrollados.
Y es común afirmar que no se atiende el problema jurídico con rigor, pero es el caso de que la población recluida en las cárceles creció más de 122% desde el año 2000, según el Informe Mundial Sobre Prisiones (World Prison Brief, del Instituto de Investigación de Política Criminal ( ICPR), Birkbeck College, de la Universidad de Londres).
Lissardy señala el hecho de que el crimen organizado causa la misma cantidad de muertes en todo el mundo que los conflictos armados, aunque si vemos las cifras de muertes en la guerra de Ucrania o en Israel, que son las más conocidas, sólo los asesinatos ocurridos en México durante los últimos 5 años superan en mucho a esos dos conflictos armados, mientras que en ambas guerras han muerto, según datos de la ONU, 10,590 civiles en Ucrania y en Gaza más de 37,000, mientras que en México en el actual gobierno, que esta por finalizar, han sido asesinadas más de 196,000 personas. Las cifras hablan por sí mismas.
Hay un reconocimiento tácito de que las pandillas de AL son las más violentas del mundo y esta letalidad está asociada con la disputa entre los cárteles, que luchan entre sí por un negocio muy lucrativo.
De acuerdo a la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), la amplia disponibilidad de armas de fuego en el continente, junto con la proliferación de grupos del crimen organizado, explica por qué muchos países de la región están padeciendo un alto nivel de homicidios, en vez de que se incremente su nivel de desarrollo, a lo que se suma la notable impunidad que reduce y prácticamente elimina el costo de cometer un asesinato y estimula la justicia por mano propia, por lo que en los últimos años la trama de Fuenteovejuna se ha vuelto parte del paisaje en diversas partes de la República Mexicana, ante la impotencia que siente la población al verse desprotegida totalmente ante la indiferencia de las autoridades de los tres órdenes de gobierno ante los ya cotidianos delitos de las organizaciones criminales como el cobro de piso, que se ha vuelto común y generalizado, los secuestros, extorsiones, etc.
Los cárteles además se caracterizan por estar muy relacionados con la cultura chamánica y de supersticiones, como la adoración de santos inventados como Malverde, el culto a la santa muerte e incluso la práctica aberrante de sacrificios humanos, cuyas atrocidades circulan incluso en redes sociales. Su manera despiadada de operar no ve límites, lo que denota una distorsión mental de la más grande perversidad, alimentada por la corrupción de algunas autoridades que se han involucrado por la tentación abrumadora de lo inmensamente lucrativo de este ilícito negocio. Y la realidad ha superado la imaginación más fantasiosa.
Al respecto, recordemos que sólo en México la impunidad es tanta que de cada 100 delitos que se cometen, sólo 6.4 se denuncian, así que 94% quedan impunes y de los que se denuncian, sólo el 1% se resuelve, esto, según informes de la organización civil Impunidad Cero.
Pero, dicho todo esto, a pesar de su gravedad y de que difícilmente se vislumbra un cambio, dadas las actuales circunstancias políticas de la región, donde las dictaduras van en aumento, por increíble que parezca, esta violencia está contenida y localizada. La más grande amenaza de que la guerra se generalice está en la guerra que libra actualmente Israel, de generalizarse afectaría a todo el planeta. Y lo veremos en nuestra siguiente entrega.