El descontento que permea a la mitad de la Administración del presidente Enrique Peña Nieto en casi todos los niveles sociales y ámbitos económicos, no ha logrado ser visto y tomado en cuenta para actuar en consecuencia por quienes nos gobiernan y dirigen nuestros destinos.
El reciente mensaje a la Nación del mandatario mexicano, dejó la idea de que el giro de timón en lo que resta de su mandato se redireccionaría hacia dos rubros: La justicia y lo económico.
Más todo indica que desde el Poder Ejecutivo lo que importa es seguir haciendo política para mantenerse en el poder no obstante los vergonzosos niveles de aprobación, y no para gobernar con eficacia y eficiencia.
El reclamo de seguridad y justicia para los mexicanos puede esperar “el sueño de los justos”, o al menos otro tiempo que no sea el de Peña Nieto. Ya nada habrá que haga que la sociedad crea que los aparatos de orden y justicia trabajan para preservar nuestra seguridad, disminuir la delincuencia y mantener la paz social.
Ayotzinapa es para todos quienes somos mexicanos el botón muestra perfecto de que en la gran mayoría de los eventos delincuenciales y hasta desacatos civiles a la ley; la justicia y sus investigaciones están al servicio de la impunidad y por ende, de agravar el daño social en un principio perpetrado.
La sociedad mexicana prestó sus oídos a la llamada “verdad histórica” en cuanto a la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa y los sucesos que en Iguala sucedieron el 26 y 27 de Septiembre de 2014; no obstante que algunas revelaciones que ahora hace el Grupo Interdisciplinario de Expertos (GIE) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), sobre una posible conexión con el narcotráfico ya se hubieran hecho antes y no tomadas en cuenta por la Procuraduría General de Justicia (PGR) del entonces titular Jesús Murillo Karam –hoy estratégicamente mandado a la banca.
De igual forma, muchos creyeron que la Reforma fiscal implementada por el poderosos Luis Videgaray Caso, titular de Hacienda; traería beneficios económicos boyantes al país, aunque de manera incipiente se empezaran a proyectar en positivo hacia el futuro. Pero hasta ahora, la regresión es tal; que incluso la gran mayoría de los empresarios se sienten traicionados por el gobierno de Peña Nieto que los tiene en la lona y no ven por dónde se pueda reactivar el mercado interno, ya sea por los embates financieros externos y por la miscelánea fiscal impuesta por el actual Gobierno. Los consumidores y contribuyentes de igual forma vivimos la astringente situación económica y visualizamos un futuro adverso.
Pero en las altas esferas gubernamentales si es que entienden la grave situación de impunidad y la económica; no más se divierten repartiendo cuotas de poder como al ex diputado del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), Arturo Escobar que ahora está al frente de la Subsecretaría de Prevención y Participación Ciudadana en Gobernación; misma que tiene como función entre otras, la de generar una cultura para disminuir y prevenir la violencia y la delincuencia, pese a que Escobar fue uno de los más fervientes publicistas electorales de la pena de muerte para los secuestradores con la finalidad de atraer el voto de su partido y beneficiar claro, al Revolucionario Institucional.
Fiesta de sordos y desvergonzados.
Acta Divina… El verde Arturo Escobar declaró en mayo de este mismo años: “Los intelectuales no nos quieren porque no nos conocen, y si se repiten las mentiras dañinas con suficiente frecuencia comienzan a sonar cierto.” “Y no nos quieren porque somos aliados del presidente y porque tenemos buenas relaciones con las cadenas de televisión.”
Para advertir… Por cierto, el actual encargado de la cultura para prevenir la delincuencia y la violencia con oficinas en Gobernación, fue atrapado en Chiapas en el aeropuerto de Chiapa de Corzo, con poco más de un millón de pesos en efectivo.