RELATO
“911. Dígame, ¿cuál es su emergencia?”
“¡Acabo de matar a un político! ¡Y no sé qué hacer con su cuerpo! Por favor, ¡ayúdeme!”
“Trata de tranquilizarte. Y, por favor, dime, ¿cuál es tu nombre?”
“John… ¡Johnny Swan Swin!”
“Muy bien, Johnny Swan Swin. Te pediré que trates de respirar muy hondo”.
“¡Por favor! ¡Acabo de asesinar a un político! ¡Ayúdeme!
“¡No pasa nada! Un asesinato es algo que sucede ¡todos los días!”
“Pero ¡tengo miedo! El cuerpo no deja de estremecerse. Ya le he dado diez balazos, y aun así ¡sigue moviéndose!
“¡Tranquilo! Buscaré en internet una manera para que deje de moverse”.
“¡Dese prisa! ¡Ya no soporto verlo así!”
“Ok, ok…”
Pasan varios minutos, hasta que la operadora vuelve a hablarle al asesino. Y, para tratar de ayudarlo, se pone a decirle que la única manera para que el cuerpo deje de moverse es cortarlo en pedazos.
“¡Pero si no tengo con qué!”, se queja el asesino. “Yo creí que dándole tres disparos el cuerpo moriría, pero ahora veo que no es así…”
Mientras tanto, el cuerpo del político no deja de brincar, como si fuese un corazón humano. Una y otra vez pareciera latir sobre el piso, donde está tirado. El charco de sangre se ha expandido un metro de largo, y otro medio metro de ancho…
Pasada media hora, el asesino nuevamente vuelve a marcar al 911. La misma mujer le responde:
“Y bien, ¿lograste aquietar el cuerpo?”
Sentado junto al cuerpo del político, el asesino suspira hondo. Luego sonríe para sí mismo, para enseguida mirar al perro del político que ahora no deja de morder y masticar brazos, piernas y demás. Después, al fin responde a la operadora:
“Sí. ¡Creo que sí! ¡Muchísimas gracias por su asistencia telefónica!”
“De nada. ¡Ha sido todo un placer poder socorrerle!”
FIN.
Anthony Smart
Septiembre/29/2021