MOISÉS SÁNCHEZ LIMON
En el ejercicio del poder la demagogia va de la mano de la amnesia selectiva. La mentira es praxis recurrente para evadir responsabilidades y no es privativa de partido alguno ni gobernante en turno.
Hay, sin duda, casos emblemáticos e incluso inofensivos, de esos que se quedan en el anecdotario como el de Fidel Velázquez Sánchez cuando una declaración hecha al vuelo, en una de sus conferencias de los lunes –práctica que fue imitada hasta estos tiempos para fijar agenda—lo metió en aprietos con el entonces presidente José López Portillo.
Don Fidel desmintió a todos los periódicos y noticiarios. Sostuvo que no había hecho tal declaración y, como se ha hecho normal, culpó a los canijos reporteros de haberle mal interpretado e incluso inventado los dichos.
Al lunes siguiente, uno de los colegas que trabajaba para un noticiario radiofónico llevó la grabación de aquellas declaraciones para demostrar al secretario general de la Confederación de Trabajadores de México que sí había dicho lo publicado.
Palabras más, palabras menos, a Don Fidel se le reclamó que acusara a los reporteros que cubríamos la fuente de la CTM –yo entre ellos—de haberle inventado las declaraciones de marras.
–Yo no dije lo que ustedes publicaron—replicó el dirigente de la entonces poderosa central de trabajadores.
–Pero aquí está lo que usted dijo; lo tenemos grabado—atajó un colega y dejó correr la cinta con las palabras de Don Fidel que, aun cuando solía hablar entre dientes y en ocasiones casi musitar las respuestas, se escuchaba con todo claridad lo dicho.
–Son sus palabras, Don Fidel—puntualizó otro colega, creo fue Salvador Estrada, entonces reportero de 24 horas del Canal 2 de Televisa.
–Me doblaron la voz—resolvió Don Fidel.
Nacido en 1900 en San Pedro Azcapotzaltongo, hoy Villa Nicolás Romero en el Estado de México y bautizado como Fidel Valente Velázquez Sánchez, fallecido el 21 de junio de 1997; un mes antes, el 12 de mayo, había cumplido 97 años.
Cuando cumplió 84 años, en una entrevista le pregunté respecto de quién se perfilaría como su sucesor.
–Don Fidel, en algún momento deberá usted dejar la dirigencia nacional de la CTM, ¿quién para sucederlo?
–Pues mire –respondió. Estás los secretarios adjuntos, pero el más viable es Blas (Chumacero Sánchez), pero ya ve cómo es de enfermizo. ¡Y conste que es más chamaco que yo! –acotó y se rio como pocas veces era posible ver a esta efigie de Cohiba en ristre, el fino habano que gustaba fumar.
¿Fue neoliberal y conservador? Fue un político del siglo pasado que jugó un papel toral en la política mexicana, que dejó escuela en el sindicalismo azteca pero sus discípulos como Francisco Hernández Juárez la entendieron en la perpetuidad en el cargo y la demagogia en calidad de elemento primario.
La demagogia como deporte nacional cuya práctica se extiende a los tiempos que corren y se escuda en la grosera mentira.
Don Fidel Velázquez Sánchez, no cabe duda, es uno de esos personajes que los sedicentes izquierdistas odian y utilizan como ejemplo de un pasado oscuro, de esa praxis política que el inquilino de Palacio desprecia pero aplica en su ejercicio muy personal de gobernar. Mentir, mentir.
Y cree, como lo dijo en eso que pretendió ser un informe de gobierno, porque quedó en parte de novedades, que 70 por ciento de mexicanos le cree porque lo apoya, porque esos son sus datos e insulta a quienes dudan de ese nivel en el top ten político, porque los reales otros datos están en la calle mas no en las encuestas que suelen, desde hace rato, tener un alto margen de error.
¿Usted le cree a Andrés Manuel López Obrador?
Ayer miércoles, el parte de la Secretaría de Salud respecto de la pandemia de coronavirus que azota a la república mexicana dio cuenta de 107 mil 565 muertos por el Covid-19 y la existencia de 1 millón 133 mil 613 infectados. Por supuesto, en el otro extremo está 1 millón 385 mil personas que dieron negativo a la prueba del Covid.
Las cifras crecen todos los días, todos. Y desde el púlpito de la mañanera, el licenciado Andrés Manuel derrama optimismo y blofea con aquello de que la pandemia está domada, como declaró el secretario de Salud, Jorge Alcocer Varela, y sostuvo el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell Ramírez.
Y, con esa delgada piel que les caracteriza cuando son criticados, cuestionados, calificados falaces, se indignan porque desde el extranjero les refieren. ¿Acaso el director de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Gebreyesus, es un canijo neoliberal y conservador del Prianismo asociado con Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto?
Bueno, pues resulta que el doctor Tedros Adhanom consideró, públicamente, que el aumento de casos y muertes por Covid-19 en México demuestra que el país está en una situación “mala” que es “muy preocupante” y pidió seriedad en la respuesta y a los líderes que sean ejemplares en el uso de mascarillas y otras medidas.
No citó, el director de la OMS, con nombre y apellidos al señorpresidente ni al señorsecretario y mucho menos al señor subsecretario, pero puntualizó que desde mediados de octubre último los números de muertes y casos semanales se han doblado. Y acotó:
“Cuando ambos indicadores aumentan, es un problema muy serio. Y nos gustaría pedir a México que sea muy serio. No comentamos comportamientos individuales sobre el uso de mascarillas. Pero hemos dicho en general que usar mascarilla es importante, la higiene de manos es importante, mantener la distancia es importante y esperamos que los líderes sean ejemplares. Queremos que los líderes sean un modelo a seguir”.
¿Cuál fue la respuesta del doctor López-Gatell? Una burda y ofensiva mentira. Dijo que lo publicado en medios de comunicación de que el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus “pidió al Gobierno de México ser serio frente a la pandemia”, es incorrecta.
Y se fue a su traducción, muy con ese inglés de los Institutos Patrulla: “Si uno oye textualmente lo que dijo el doctor Tedros, lo dice de una manera un tanto distinta a la que los medios en México quisieron orientar. Lo que dice es lo que le dice a todo el mundo: ‘todos tenemos que tomarnos muy en serio’, es lo que dijo, hay que tomarse en serio la epidemia”.
¿Usted le cree a López-Gatell?
¡Caray!, mire usted, justo ayer al licenciado López Obrador, en la mañanera le plantearon:
–Hace dos días la Organización Mundial de la Salud señalaba que el Gobierno de México tenía que tomar con seriedad la pandemia de COVID-19.
Si bien el subsecretario López-Gatell, pues ya ha contestado, hay una parte importante en este mensaje de la OMS, que dice que los líderes políticos deberían de usar el cubrebocas como una manera de incentivar su uso entre la población, como un ejemplo para la población. Me gustaría saber su opinión sobre esta recomendación de la Organización Mundial de la Salud.
–Bueno –atendió el señorpresidente–, yo me guío por lo que me recomiendan los encargados de llevar a cabo toda la estrategia para enfrentar la pandemia. Desde el principio, lo que me han recomendado es que guarde la sana distancia, que eso es lo más importante, y el aseo, el lavarse las manos y tener mucho cuidado, cuidarnos, que eso es lo fundamental.
Que eso es también lo que yo volvería a recordar a todos, que nos cuidemos, más que las imposiciones de que ‘no salgas’, ‘quédate en tu casa’, ‘actúa de esta forma o de otra’, esas recomendaciones, y sobre todo si tienen que ver con toque de queda o medidas coercitivas, todo esto que está a flor de piel en las autoridades que quieren mostrarse muy duras, quieren mostrar su mano dura, dictadura, pues todo eso no es lo más importante.
Lo fundamental es que garantizando la libertad se haga conciencia de que nosotros debemos de cuidarnos, de que ya somos mayores de edad. Ha habido muchísima información de lo que se debe de hacer, lo que no se debe de hacer, entonces seguir esas recomendaciones, eso es lo que yo hago (…).
—Pero ¿no cree usted que si usara el cubrebocas sería como un ejemplo para los demás ciudadanos?—le replicó un ciudadano que se identificó reportero.
—Pues me dice el doctor Hugo López-Gatell, que es el que me orienta, y el doctor (Jorge) Alcocer, que no es indispensable, que hay otras medidas y yo pienso que lo mejor es la sana distancia y el cuidarnos nosotros—respondió el licenciado Andrés Manuel.
Bueno, bueno, bueno… ¿Qué opinan esposas, maridos, hijos, nietos y, en fin, deudos de las 107 mil 565 personas que, hasta ayer miércoles 2 de diciembre de 2020, han muerto? No, no ofenden ni son insolentes las declaraciones del director de la OMS; quizá porque es extranjero causa prurito patriotero.
Tal vez el doctor Tedros sea fifí, conservador, neoliberal, machuchón, golpista y prianista, pero de que tiene razón, la tiene. ¿Son otros datos? ¿Le doblaron la voz al doctor Tedros? ¿Usted le cree a los López? ¡Yo tampoco! Digo.
@msanchezlimon