El controvertido primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, ganó por una aplastante mayoría las elecciones hace 12 años y entonces empezó de inmediato una profunda transformación del país. Lo que inició un largo conflicto con la Unión Europea en el que los cambios en el sistema electoral, la libertad de prensa y los derechos LGBTI son algunos de los puntos más polémicos
“Cuando miramos los últimos 12 años, el Estado de derecho y la democracia se han deteriorado enormemente en Hungría. Y ahora estamos en un punto en el que tenemos que preguntarnos si el país cumple con los estándares democráticos”, asegura la eurodiputada de los Socialdemócratas, Katarina Barley.
Uno de los momentos de mayor tensión fue en 2015 y estuvo relacionado con la migración, cuando Orbán construyó una valla fronteriza e inició un discurso antirefugiados. Y la OLAF, la agencia antifraude de la UE, también dio la voz de alarma por el mal uso de los fondos de la UE. “Todo el mundo sabe que el gobierno húngaro, especialmente Viktor Orbán y su clan, es muy, muy corrupto, probablemente el gobierno más corrupto de Europa”, cree Barley.
Después de que Orbán fuera elegido por tercera vez en 2018, Bruselas decide reiniciar su conflicto con él. El Parlamento Europeo activó entonces por primera vez el régimen de sanciones del Artículo 7 y posteriormente la UE decidió vincular los pagos presupuestarios a la lucha contra la corrupción.
“Fueron debates muy difíciles, negociaciones muy difíciles, Orbán logró obtener algún tipo de posición complaciente, pero claramente no en la medida en que hubiera esperado, o al menos a la que decía en casa”, apunta el director de VoteWatch Europe, Doru Frantescu.
Esta vez, en Hungría, una coalición de oposición de 6 partidos está desafiando el poder de Orbán. Su mensaje principal es que Hungría pertenece a Occidente y a la UE. Pero según el experto, aunque ganen, la luna de miel con Bruselas podría terminar pronto. “Si gana la oposición en Hungría, el gobierno estará formado por muchos partidos. Y como sabemos, un gobierno compuesto por muchos partidos que unen fuerzas solo para deshacerse del enemigo más grande, no es un gobierno estable a largo plazo”, insiste el analista.
Doru Frantescu cree que si Orbán permanece al mando su poder podría ser más débil, lo que le obligaría a ser más apacible con sus socios europeos y menos disruptivo.
Con información de Euronews.
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