¿Quién resuelve los peliagudos conflictos, los choques de poderes, los encontronazos de ambiciones que rodean al ejercicio del poder en México? Si el sistema político ya no funciona solito, como antes, ¿todavía creemos que hay un vacío que opera en automático? ¿Que la abulia y la incompetencia de la tolucopachucracia tiene algún sentido?
¿Creen que nos podemos tragar las ruedas de molino de la antigua sabiduría de El Aparato, que aguantaba a cuanto mentecato le treparan, siempre y cuando no metiera sus narices en lo importante? ¿Alguien cree que la administración de este pesado elefante camina a ciegas?
Decían los políticos históricos que a México lo caracterizaban dos singularidades: todo lo provisional se convierte en definitivo y lo que no se resuelve por sí solo, no interesa. Nunca mejor ocasión para recordarlo. Con un añadido: hoy, los asuntos postergados son resueltos por los poderes extralegales, por los grupos que actúan al margen de la ley.
Don Adolfo Ruiz Cortines, uno de esos políticos históricos, tenía tres cajones misteriosos en su escritorio. Para limpiarlo de asuntos pendientes, y “poder dedicarse a gobernar”, decía el viejo Muelas de Coyote. En una guardaba los que no importaba atender; en otra, los que podían esperar, y en la tercera, los que el tiempo resolvía por sí mismo. Su tiempo era para la política, no para acumular papeles.
El “moche”, Suprema Institución de la casta en el poder
La tolucopachucracia se ha caracterizado por el abandono de los asuntos fundamentales para el funcionamiento del Estado. Lo suyo no es la política, sino la tajada que pueda reportarle cotidianamente la administración de lo jugo$o, la deliberada intención del saqueo, del “moche”, como Suprema Institución de la casta en el poder.
El desmoronamiento del Estado, en estos tiempos mexiquenses y pachuquitas, ha retrasado para varias generaciones la solución de cuestiones de tal magnitud, debido a su necedad de que las reformitas estructurales del Pacto por México iban a ser la panacea para todo lo vital. Más allá que cualquier idea de Nación. ¡Y así nos fue!
Puros “avances” de pacotilla que no han resuelto sino un mínimo de ambiciones para beneficio de empresas constructoras, financieras y comercializadoras personales y para el reparto de dividendos con empresarios y “lavadores” que se han constituido formalmente para gozar de esos desfalcos, a todas luces punibles y desaseados.
Premiar a los indeseables. Levantar monumentos a los esbirros, desviar la atención del respetable, mientras se cometen a sus espaldas todo tipo de atropellos a troche y “moche”.
Muchos pendientes en todos los ámbitos públicos
Entretanto, destacan las necesidades urgentes y aplazadas del aparato. La posibilidad de juicio político al Presidente de la República y los alcances y limitaciones del ejercicio de la facultad reglamentaria para cubrir vacíos que deja la pulverización parlamentaria.
La revisión puntual del límite entre un Jefe de Estado y uno de Gobierno, para poner freno a los abusos metaconstitucionales. En todas latitudes se ha legislado sobre el enlace entre Parlamento y Ejecutivo, para hacer más fluida la gobernabilidad y la armonía entre poderes.
Es imprescindible desaparecer la relatividad de las sentencias de amparo para que los juicios de garantías sean aplicables a todos los ciudadanos, así como restablecer la equidad en las cargas fiscales. Es necesario el control efectivo de las Cámaras sobre la reserva monetaria, revisar el proceso presupuestal y la regulación sobre ingresos extraordinarios, precios y tarifas, ante la exigüidad del erario.
No pueden esperar los acuerdos sobre los modelos de autonomías para las diversas instancias del Poder Judicial Federal, la limitación a los poderes privados extralegales y la urgente reglamentación de los medios de comunicación masiva, que ya han pasado como una aplanadora sobre un Estado indefenso y acotado.
El nuevo federalismo hacendario –hoy en el limbo de la ineficiencia–, la insostenible excepcionalidad de los tribunales agrarios y laborales, el marco estricto de las obligaciones en los servicios aduaneros y migratorios y el alcance y profundidad de las procuradurías ambientales.
La supervisión ciudadana en los organismos de dirección de las grandes empresas públicas, las políticas de urbanismo, suelo y vivienda, las obligaciones de asistencia y prestaciones de la seguridad social para cortarle las uñas a los trasegadores de las Afores “obligatorias”.
La reforma del sistema financiero, la autonomía del Ministerio Público respecto de los enanitos del Poder Ejecutivo y muchísimas otras que sería prolijo enumerar.
Legislativo y Judicial, comprar$as del Poder Ejecutivo
Hasta hoy, un Poder Legislativo fragmentado y dividido por “maleta$” de todo tamaño, no ha podido trasponer las barreras burocráticas que impone un torpe y pesado aparato administrativo, que sólo existe para obedecer líneas de control diseñadas más allá de nuestras fronteras.
Por su parte, el Ejecutivo utiliza-para maquillar su falta de cohesión, su dispendio, carácter y rumbo –el manido pretexto de la oposición visceral, proveniente del Partido desplazado del Poder. Mientras éste, en boca de sus icónicos, se dedica sólo “a defender lo suyo”, como amenazó Javier Lozano a Blanca Alcalá en el proceso político poblano.
El Poder Judicial sólo se ha uncido vergonzosamente al cabús del Ejecutivo, en una actitud cortesana, comparable a las etapas oscuras de la historia de los cuartelazos, golpes de Estado, intervenciones extranjeras y pérdidas de riqueza y territorios.
Guatemala, mejor; México: “Guatepeor”
En países de América Latina, con menor tradición constitucional que México, estos contrasentidos han sido superados desde hace más de cuatro décadas, equivalentes a nuestros cincuenta años perdidos en el fasto, el rebumbio y la rapiña más execrable de que tengamos memoria.
Un país cercano, al que soberbiamente tildábamos de “bananero”, tuvo los arrestos de encarcelar, previo juicio político, al fatídico General Ríos Montt, el guatemalteco al que tantos honores se le rindieron en nuestro país, a cargo de nuestros impuestos y la vergüenza correspondiente.
Obviamente, la fiesta es de todos, de otros que ni conocemos, menos de los ciudadanos fiscalmente cautivos y perseguidos con el petate del muerto del SAT.
La fiesta es del narcotráfico, poderoso ente que llena todos los vacíos, que supera todas las anomias, que colma las imperfecciones, que florece allí donde todo ha sido abandonado. ¿Será a propósito?
No hay otra explicación. Se deben rendir urgentemente las cuentas que exige el pueblo.
Índice Flamígero: El vacío de poder genera incredulidad. Si Oso…rio Chong y, por encargo de la primera sobrina del país, la embajadora Lajous niegan la versión del diario El País sobre las presiones del gobiernito de Enrique Peña al de Mariano Rajoy para liberar a Humberto Moreira, ¡entonces sí es cierto! + + + Sobre La vergonzosa anexión a EU, a galope tendido, el sinaloense Manuel Cárdenas escribe: “Ya estamos anexados con la banca y los servicios financieros, ya tienen libre tránsito marítimo, ya tenemos marines con uniforme de policías locales patrullando México y dejando ir criminales (es sorprendente cuando te dicen los del convoy, enfundados en sus pasamontañas: “pourr favourr no estorrrbar”). ¿Será una respuesta, lo de la gasolina y diesel, para compensar tanta ayuda a los españoles para que sus acciones suban? Petrolera española, gas peruano vía empresa española, astilleros españoles, salvamento de Santander, etc. etc.?
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