Joel Hernández Santiago
Es sorprendente la facilidad cómo, de un problema serio como es el del comercio ambulante, o ambulantaje, se arruinan formas de vida y se evaden los problemas de fondo en un país con graves crisis de sobrevivencia y empleo.
Así que la gran solución a la aberrante situación que vive la Ciudad de México, en donde en unos cuantos años han proliferado vendedores ambulantes por todos lados, por todas calles, banquetas, vías públicas y accesos prohibidos, ‘es el cobro de piso y la reubicación’ (¿en dónde?) según la señora Patricia Mercado, secretaria de Gobierno en la Ciudad de México.
… Así que luego de esto, los vendedores serán exigentes de sus espacios, por encima del derecho de tránsito y movilidad en general.
Según la misma señora Mercado, en comparecencia ante la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México, hay un padrón de 100 mil vendedores ambulantes en las 16 delegaciones de la capital del país. Si se regula el cobro a estos vendedores se generarán ‘algo así como 300 millones de pesos anuales, que servirán para mejorar las demarcaciones’. ¡Vaya pues, entonces esto es lo que se embolsaban algunos malos funcionarios-pillos!
Esto es: Hay calles y avenidas en el ex DF, en donde es imposible circular y aun caminar porque están invadidas de vendedores de todo y por todo. El acceso a algunos lugares públicos en muchos casos es imposible porque están ocupados por vendedores que a la menor solicitud para permitir la circulación agreden, gritan y enfrentan en grupo a quien se atreve…
Dan por hecho que pagan su derecho de piso y que están en su derecho de usar el espacio público. Y sí, es espacio público, ciertamente, pero es para la accesibilidad, para la convivencia, para el paso, para el tránsito y caminar sin sobresaltos, para disfrutar el aire libre con seguridad y gusto: pero no: no es así en muchísimos casos… Y la autoridad lo sabe.
En realidad lo que se quiere captar el ingreso que proviene de estos puestos. Ya se dijo que pillos sin escrúpulos, líderes de vendedores o funcionarios delegacionales se enriquecen por hacer la vista gorda en este problema: y este es el recurso que se quiere captar por el gobierno capitalino.
Pero el problema de estos cien mil vendedores registrados y muchos más que no lo están es que con esta solución absurda, se incrementarán pues el ambulantaje es una solución laboral en perjuicio grave de la vida urbana. Y aún más…
Esta solución podría proliferar en toda la República en donde se cuenta por miles y miles de vendedores ambulantes por todos lados, que con anuencia –pagada por debajo de la mesa—de autoridades, han tomado por asalto las calles del país.
Ahora cundirá el mal ejemplo del gobierno de la Ciudad de México por la captura de recursos del ambulantaje; y ese es un peligro social, no porque los vendedores lo sean en sí mismo… Si porque generará inconformidades y aun confrontaciones…
Es cierto que también tienen derecho al trabajo, a tener un ingreso para salvar la vida propia y familiar, pero autorizar la economía informal no es generar empleos.
Es función de gobierno propiciar que se generen empleos bien pagados para la mayoría. Es función, y obligación de todo gobierno, propiciar la armonía y la paz social; la sana convivencia y el libre tránsito con seguridad y defensa del patrimonio y la integridad física. Pero con soluciones como ésta se ahonda el problema y se escabulle la responsabilidad de gobierno.
Todos tenemos derecho al trabajo. Sí. Pero no a costa de perjuicio social en CdMx, en Tabasco, en Oaxaca, en Baja California, Jalisco… Todo el país. Si hay que buscar que toda esta gente tenga trabajo estable, con seguridad social, productivo y con garantías de estabilidad salarial… Esa es tarea de gobierno, no es tarea de gobierno dañar la convivencia y la paz social.