Existen políticos brillantes, mediocres, decididamente malos ,incluso negativos y perjudiciales y, desgraciadamente, al final de la clasificación, Javier Duarte de Ochoa, en mala hora hecho gobernador de Veracruz por desempeñar el papel de Tartufo, el famoso impostor que, por su ignorancia y ciega obediencia, en este caso, a los mandarines locales, llegó a hacerse indispensable en la Corte jarocha.
Y existen gobiernitos que no tienen la autoridad moral, necesaria para actuar de inmediato en casos de urgencia, de control de daños, de inminente zozobra pública, de naufragio cantado. La historia de todos los días del peñanietismo. Impedido para actuar, porque forma parte del cáncer que se requiere extirpar.
Sumiso hasta la obsesión, en la búsqueda de su ascenso, Javier Duarte recurrió a todo, con tal de lograr su esquizoide empeño. Hoy, como todo buen pelmazo, odia a todos sus benefactores. Hasta a Chara Mansur, el inolvidable dueño de “Los Cafeteros” de Córdoba, quien le dio su primera oportunidad como carga maletas, condición para que el generoso mexicano-libanés lo introdujera después con sus viejos amigos políticos, para que lo ocuparan… como quisieran.
Hoy, este hombrecito de voz tiple y codicia infinita está en el centro de la inmundicia nacional. No sólo arrasó con la economía veracruzana, no sólo avergonzó a su ciudadanía con sus modos y maneras, no sólo denigró sus símbolos emblemáticos, los derechos a la vida de los periodistas y críticos objetivos, no sólo ofendió la inteligencia y la varonía jarocha, sino puso en jaque a todo el gobiernito nacional.
El “oso” de Oso…rio con el cínico ladrón
Dicen que los pelmazos y mequetrefes, ahogados en riquezas por la vida, llegan a creerse tan inteligentes y grandes, que odian al que les dio de comer, a quien los vio jodidos e interpretan las verdades como agravios. El caso de Javidú (como es conocido por su Corte de enriquecidos confidentes y favoritos) rebasa cualquier calificativo.
Pero tan nefasto y deletéreo es lo que Duarte hizo y sigue haciendo con Veracruz, como el “oso” que acaba de escenificar la Federación para extirpar ese tumor maligno, que ya se convirtió en metástasis y está contaminando la política nacional y el frágil escenario de las elecciones estatales, casi todas marcadas por sellos de amor y desamor, entre gerifaltes y favoritos despechados.
El vergonzoso equipo de ¿control político? de EPN decidió utilizar a su jefe de plomería de drenajes, Miguel Ángel Oso…rio Chong, para que ejecutara de inmediato la defenestración de Duarte, acusado de todo, hasta candidateado a prisión por el timorato Juan Manuel Portal, el auditor Superior de la Federación (a veces piensa uno si estos pobres diablos merecen las mayúsculas para mencionar sus títulos), pensando el pachuquita en dar el único campanazo de su triste vida.
¿Acabar con Duarte a golpe de sosos boletines?
Y toda la Corte de los Milagros echó su cuarto a espadas. Apostó al unísono al mismo número de ruleta que les indicaba El Sistemita: irse con todo para defenestrar al “Chabelo”, apodado así desde que Miguelititito Alemán lo mandaba por las cocas en su campaña por la gubernatura y el “Tío Fide” asentía y lo “cilindreaba”, toda vez que era el “dueño de su carta”.
Pensaron acabarlo a golpe de boletines. Como se mata una mosca, decía el viejo Churchill, a periodicazos. Y como aquí los boletines son más transparentes que un perro entecado (quizás por la falta de comunicadores profesionales en las oficinistas de prensa que instalaron los miembros del Guamúchil Party), ya da hasta hueva leerlos. Nadie les cree, es algo de lo más desprestigiado de este congal.
Todos los miembros del “alto” entorno de los tolucos y pachuquitas exigieron en público su cabeza, pues pensaban que sólo era cosa de engrosar el coro de los “ofendidos”, gritando sandeces al pie del patíbulo. Pensaron que la guillotina estaba afilada, el templete bien montado y el verdugo decidido. Que iba a ser más fácil que la tabla del uno.
Casi tan fácil y espontáneo como en Fuenteovejuna, “todos a una”. No habría ningún problema para aplicar la uña del dedo meñique de la poderosa mano del Estado, para descargar toda la fuerza y rigor del “monopolio de la violencia legítima” contra el descarriado admirador y émulo del dictador Francisco Franco.
Vamos, hasta el colmilludo y experimentado Manlio Fabio Beltrones, curtido en ocho sexenios presidenciales y ocupante de todos los cargos de representación popular y ejercicio del poder, exigió inmediatamente la cabeza del Tartufo. Movilizó su maquinaria para dejar constancia de que también se había sumado a tiempo al coro de la ignominia. Desgastaron, en un momento difícil, su autorizada voz e inspiración política.
Oso…rio le rogó a Duarte: pide licencia, ¡por favor!
Pero, como siempre, el habilidoso (jejeje) hidalguense Miguel Ángel Oso…rio Chong, volvió a leer al revés el manual de procedimientos. “Decidió”—es sólo una expresión—equivocar el camino… y jaló para las montañas de Ubeda, como lo hubiera hecho cualquier principiante del primer año del ICAP, la vieja escuelita del PRI para bobos funcionales.
En lugar de fincarle al guasón veracruzano las responsabilidades incriminantes, las acusaciones graves de que se le acusa en todos los confines del Estado y del país, dar el manotazo en la mesa de la Secretaría de Gobernación, sólo cumpliendo sus funciones, y operar el desagravio público de inmediato, como debe ser en cualquier Estado que se respete, o hasta en la oficina de cualquier regidor de rancho, el pachuquita optó por la peor manera.
Firmó Oso…rio su acta de rendición anticipada, vergonzante, frente a un mequetrefe de la peor ralea, frente a un defraudador de poca estofa. Frente a un improvisado que daño maquinadamente la línea de flotación de El Sistemita, ejemplo emblemático por su inoperancia e ineptitud. Un desafío para cualquier estulticia.
Se puso el mayor de los pachuquitas en el gobierno peñanietista a suplicarle al corrupto “gobernador” que por favor, please, s’il vous plaît, bitte –es un decir; difícilmente tatacha el castellano—renunciara, toda vez que era inminente un gran descalabro priísta en la elección por la gubernatura de Veracruz, debido a algunos inconformes que señalaban desvaríos, y alguno que otro exceso de los menores. Que estaba seguro interpretar el deseo del Presidente de que fuera pensando en dejar el cargo, para despejar un poco el camino, usted sabe.
Duarte: que sí se iba, pero que los enlodaba a todos
La respuesta del mentecato fue inmediata y ya anda en boca de “Radio Bemba” en Veracruz –la difusora de mayor audiencia en el estado costero–: si renuncio, haré público que casi la mitad de lo recaudado por los “moches” ha ido a parar a los bolsillos de los grandes impostores de la Federación y de otros mandarines, usted sabe, para cooperar en la gran obra de la tolucopachucracia. ¡Que no sólo él, sino todos estaban involucrados en el saqueo a las arcas veracruzanas!
Y a la amenaza de ¡háganle como quieran!, Oso…rio reculó de inmediato, para salvar el “honor nacional”. Después de ese desaguisado, inmediatamente mandó a confeccionar boletines sosos y a filtrar mensajes de que el badulaque de Veracruz pidió y le fue concedida una segunda oportunidad, a cambio de garantizar que ganaría la elección a favor del abanderado priísta, que hoy anda más asustado que cuando aceptó la postulación.
Así que ya pueden ir recogiendo sus trapitos los gritones del patíbulo. Ya puede destapar su cara el verdugo. Ya deben desmontar el templete de la ejecución. Escapó el condenado y llenó de vergüenza a todos sus cómplices.
Y se irá tan campante, a gozar sus millones mal habidos
Todo ha sido un paripé de risa loca y de vergüenza inaudita. Pasó lo mismo que cuando demostraron su ineptitud frente al hoy poderoso Basuritas del PRI-DF o frente al nefasto guerrerense Ángel Aguirre. Nunca han podido redactar una averiguación sustentada. Además de ser cómplices, son presa del escarnio, del ludibrio público, de la risotada general. Peor: de la reprobación nacional y mundial.
Sólo operan cuando el plato es servido y la orden es dictada desde las agencias de investigación extranjera. Aunque digan que ellos atraparon a “El Chapo”, todos sabemos que lo hicieron desde afuera, para obedecer los designios de quienes mandan desde la capital imperial. Los de aquí sólo están para esquilmar… y hacer ridículos espantosos.
Javidú y sus amigos de aventura erótico-político-musical pueden prepararse para irse campantes a gozar los miles de millones mal habidos. También lo quieren hacer los de la caverna de Los Pinos. Ya resolvieron su problema económico hasta la décima generación.
Que el pueblo veracruzano se quede temblando, no es su problema. Lo paradójico es que se salvaron en la tablita: dando un ejemplo de corrupción y de deshonra, que deja maltrecho el sistema de vida que deseamos los mexicanos. Comprobando que todos están trabajando para su santo. Por lo visto, con estos maleantes, nunca llegará.
¿Alguien podrá castigarlos? ¡Qué vergüenza! ¡Lástima de ropita!
¿O no?
Índice Flamígero: ¿Y el otro Duarte? ¿El de Chihuahua? ¿Al que ya no le dicen gobernador, sino “señor banquero”? ¿También lo van a llamar a Gobernación para que los chantajee? ¿También le dirá que ¡aguas!, porque los de acá “del Centro” también son cómplices en el saqueo a las arcas de la entidad norteña? ¿Otro “oso”? + + + Y en el sureste otro fin de fiesta al e$tilo tricolor. El senador campechano Daniel Ávila Ruiz denuncia que en Yucatán tienen su “lavandería” funcionarios públicos de Quintana Roo. ¡Auténtica política peninsular! Pero, ¿qué en Campeche no hay cuentas pendientes del ex gobernador Fernando Ortega Bernés? ¿Por qué no denuncia esa ausencia de probidad tan lacerante en una entidad como la que le es propia? + + + Y en Oaxaca deciden que el apellido Murat es de mal fario electoral y deciden que el junior Alejandro, mexiquense de nacimiento –¿otro toluquita?– acometa parricidio. ¡Que no hará campaña con el patronímico protervo!
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