El Puerto de Veracruz, es un sitio entrañable para los mexicanos, no solo por ser un referente imprescindible desde que Cortés desembarcó ahí un 22 de abril de 1519, Viernes Santo, para fundar el primer ayuntamiento español de tierra firme americana e iniciar la gesta que derivó en la derrota del Imperio Mexica y el nacimiento del México de hoy. A partir de entonces la importancia del puerto jarocho fue de primer orden, al ser la puerta de entrada y salida hacia Europa. Con el paso de los siglos, Veracruz, no solo ha nutrido nuestra memoria histórica sino la cultura mexicana en general a través de la música, la gastronomía , las letras y el cine. El puerto ha sido y es un destino de ocio muy apreciado por generaciones, me atrevo a afirmar que no hay mexicano que no disfrute escuchar música y beber una copa en los tradicionales portales jarochos.
En las rondas de la historia, el pueblo jarocho ha cubierto con creces su cuota de heroísmo en defensa de nuestra independencia, lo cual con justicia le ha valido a la ciudad y puerto el distintivo de cuatro veces heroica y el mes de noviembre esta asociado con estas jornadas trascendentes en la historia del México independiente.
La primera de estas distinciones de dio en 1825, hay que recordar que a una distancia muy corta de la costa de Veracruz existe un islote que los españoles bautizaron como San Juan de Ulúa, ahí desde el siglo XVI se levantó una magnifica fortaleza que fue la protección y llave de entrada y salida al puerto, quien dominara la fortaleza dominaba Veracruz. En 1821 al consumarse la independencia, la guarnición española de San Juan de Ulúa se negó a rendirse y por ende a entregar la fortaleza, incluso voltearon su artillería hacia la ciudad, bombardeándola y causando estragos entre la población civil. Fue hasta el 23 de noviembre de 1825 cuando el Capitán de Fragata Pedro Sainz de Baranda de la naciente Armada de México, con sus buques y marinería tomó San Juan de Ulúa, derrotando a la guarnición española y consumando en definitiva la independencia nacional. Sainz de Baranda nacido en Campeche fue un avezado marino que antes de que estallará la independencia sirvió en la Armada Española distinguiéndose en la Batalla de Trafalgar.
La segunda distinción de heroica a Veracruz, le llegó a la década siguiente, en el marco de la primera intervención francesa en México, coloquialmente llamada “La Guerra de los Pasteles”. Esta intervención es menos conocida por la mayoría de la gente en México, quienes suelen mostrar por lo general más interés en la segunda intervención y en el malogrado imperio de Maximiliano de Habsburgo. La Guerra de los Pasteles inicio en abril de 1838 cuando Francia invadió México por primera vez para reclamar los daños ocasionados a sus connacionales entre ellos un pastelero cuyo local en Tacubaya fue destrozado por oficiales mexicanos exigiendo una reparación del daño desproporcionada. Los daños procedían de las diversas asonadas que se sucedieron en ese México convulso, el gobierno mexicano las desconoció, los franceses entonces enviaron una escuadra naval a Veracruz y bombardearon San Juan de Ulúa y el puerto. El gobierno mexicano envió a Santa Anna a hacer frente a los invasores, los franceses a su vez desembarcaron hombres para capturar a Santa Anna, no lo lograron pero en los combates Santa Anna perdió una pierna. Al final se establecieron negociaciones y el gobierno de México accedió en marzo de 1839 a una indemnización de seiscientos mil pesos.
La tercera ocasión que le valió a Veracruz ser heroica, se dio en 1847 en el marco de la guerra entre México y Estados Unidos de 1846 a 1848. Previamente los norteamericanos al frente de Zachary Taylor atacaron por la frontera norte, en esos hechos se dieron las batallas de la Angostura en las inmediaciones de Saltillo y la valiente defensa de Monterrey a cargo del general mexicano nacido en La Habana, Pedro Ampudia. Sin embargo, los invasores tuvieron la determinación de dar una estocada mortal tomando la Ciudad de México y enviaron una poderosa flota y ejército al mando de Winfield Scott para lograrlo. Scott entonces emuló a Cortés y siguió su ruta hacia el corazón de Anáhuac. Entre el 9 y el 29 de marzo de 1847, bombardeo y atacó el puerto jarocho, a pesar de la defensa llevada a cabo por tropas y pueblo, los invasores se impusieron, tomaron Veracruz y marcharon para consumar la agresión en el valle de México en septiembre de ese mismo año.
La segunda intervención francesa no entrañó combates en Veracruz, pues ocuparon el puerto sin resistencia ya que las tropas mexicanas se replegaron para organizar la defensa y después de escaramuzas en Fortín de la Flores y el encuentro en las cumbres de Acultzingo el combate se libró por fin en Puebla el Cinco de Mayo de 1862, con la vibrante victoria mexicana.
La República Restaurada y el Porfiriato trajeron décadas de paz a nuestro emblemático puerto, incluso llegaron jornadas de prosperidad y progreso con la modernización y mejoras que Don Porfirio ordenó. El 31 de mayo de 1911, el otrora Caudillo partió de Veracruz a borde del buque alemán Ypiranga al exilio del cual nunca volvió.
En febrero de 1913, Victoriano Huerta con el apoyo del embajador americano Henry Lane Wilson derrocó y asesino a Madero y Pino Suárez. El Chacal Huerta se hizo del poder, pero le salió el tiro por la culata, el país se incendió, levantándose en armas, Huerta pronto no solo se enfrentó a los revolucionarios en el norte y en sur, sino perdió el decisivo apoyo norteamericano. Los vecinos del norte tuvieron conocimiento de que Huerta estaba por recibir un importante cargamento de armas que estaban por llegar a Veracruz precisamente a bordo del Ypiranga, para impedirlo montaron un burdo incidente con sus marinos en Tampico y el 21 de abril de 1914 desembarcaron a sangre y fuego en el puerto jarocho, la defensa mexicana fue encarnizada se distinguieron los muchachos de la Escuela Naval, miembros de la Armada como el Teniente José Azueta, algunas fracciones de tropas federales y el pueblo jarocho, hubo casos como el del policía Aurelio Montfort que con su revolver cayó haciendo fuego a los invasores, o como el de un corpulento conductor de carreta, que arrojo su carga de pescado para cargar su carreta con municiones y abasteció bajo fuego enemigo a los valientes cadetes navales que desde su escuela sostenían la defensa. Poco después Edith O Shaugnessy esposa del encargado de negocios americano y quien escribió unas memorias sobre sus días en México, visitó la Escuela Naval y alabó el coraje de los defensores. Por estas jornadas Veracruz recibió su cuarta distinción de heroica.
Estos cuatro momentos de nuestra historia, sin duda dramáticos, derivan en reflexionar no solo sobre la importancia de Veracruz en el México independiente, sino también en lo escrito por José Emilio Pacheco en el sentido de que México se inspiró en los ideales libertarios de Estados Unidos y Francia para alcanzar su independencia, pero estos nos correspondieron con mutilaciones territoriales y agresiones armadas.