Por: Ricardo Aguirre Cuellar
Estimado amigo; el resultado de las elecciones presidenciales en Argentina, son consecuencia de la arrogancia del kirchnerismo que sin ningún pudor propuso como su candidato a Sergio Massa quien como ministro de economía del gobierno de Alberto Fernández en tan solo un año duplicó la inflación de 70 % con la que recibió recién nombrado en el 2022, al 143 % al día de hoy.
Es decir que el verdugo de los bolsillos de los argentinos que evidentemente no dio resultados, no era tal y que por el contrario era de confianza para dejarlo al frente del gobierno. Así de ese tamaño la altanería de su engaño, haciendo creer que como viejo mago, traía trucos nuevos bajo la manga. En una franca burla producto de la soberbia característica de la izquierda, que trata a los ciudadanos como si fueran eunucos castrados de voluntad y ciegos ante el desastre evidente que es la economía, entre otras tantas cosas de aquella nación.
El triunfo de Milei, es un golpe de realidad de la sociedad a un gobierno en el poder, que supuso que mediante la manipulación se podía repetir la farsa y mantener la presidencia, proponiendo las mismas recetas, con el consabido apoyo a las bases duras del peronismo a través de los programas clientelares y los costosos subsidios, que por lo visto ya no calaron en el interés y si por el contrario revelaron el hartazgo de una sociedad dispuesta a creer en quien fuera, pero que no fueran los mismos y así fuera un auténtico experimento de gobierno, como muy seguramente lo será Milei; pero eso sí, rechazando categóricamente a sus verdugos de tantos años.
Y es que la izquierda cree que el discurso populista sigue calando hondo en el pueblo, aunque no haya resultados, pues creen que ellos encarnan su salvación y que si no los tienen, no es por culpa de ellos sino de sus enemigos los conservadores y neoliberales capitalistas que se oponen a los beneficios del pueblo.
Así cierran los ojos y dejan de ver la realidad, para embelesarse con su supuesta grandeza.
Como lo vemos diariamente en nuestro país, donde López modifica a su antojo la realidad, para pintar un país imaginario que solo está en su mente y en la de su claque. De manera que nada nuevo se puede esperar. Pues el cinismo y superioridad moral que pregonan les impide ver la realidad.
Hay esta Sheinbaum que solo propone más de lo mismo y ni siquiera con matices diferentes, pues no es capaz de quitar ni una coma al monótono discurso, que hasta el mismo tono usa, de manera que nada nuevo le espera al país que no sean las mismas “políticas públicas” o recetas fallidas de abrazos y no balazos que han dejado un baño de sangre a lo largo y ancho de la nación con 175 mil homicidios a la fecha y 45 mil desaparecidos.
Un sistema de salud colapsado. La educación hecha trizas. Los militares metidos en cuanta obra y proyecto caprichoso hay y donde lo único que resalta es la opacidad y la no rendición de cuentas. Donde mediante chanchullo se pretende romper con la división de poderes y nombrar a mano alzada a los ministros de la Corte.
Donde el capitalismo de cuates y cuotas y la corrupción rampante se instrumentalicé como forma de gobierno. Donde desaparezcan los organismos autónomos y donde se normalice el maximato con López gobernando al lado de Sheinbaum.
Así es la soberbia de esta pútrida izquierda, que cree tener de rehén a la sociedad y que está, en su ceguera refrende el voto como si nada pasara y como si no fueran los verdugos de las desgracias que millones de mexicanos padecen. Ya en inseguridad o ya por enfermedad o falta de oportunidades.
Así entonces la historia se repite. Y como la soberbia es ceguera. El 2024 menuda sorpresa se llevarán. Como el kirchnerismo esté pasado domingo. Con todo y sus encuestas canallas. Que resultaron falaces. Como las que publican aquí muchos medios alcahuetes o “comedidos” y que creen a pie juntito López y los suyos que son ciertas.
Entre paréntesis; dice López que Argentina se metió un auto gol con la elección de Milei, cuando lo que debe ver es poner sus barbas a remojar. Pues no es dueño de la voluntad nacional y menos del destino de los mexicanos.
Subestimar o desestimar a la sociedad es pecado de vanidad.
Pecado que se castiga en las urnas. Y vaya que va a ser castigado.
A los verdugos no se les premia. Se les castiga.
Xóchitl ahora cuenta con un aliado indiscutible. Y esa es la soberbia del déspota de palacio y su insípida y fatua y aboyada corcholata.
PD apostó todo su resto a Massa y perdió. Hoy quiere asustar con el petate del muerto.
Quesque la mafia del poder. Quesque los medios al servicio de los intereses económicos.
Quesque los elementos antidemocráticos.
Lo que López no dice. Es que la derrota le dolió hasta los huesos y que es un anticipo de lo que aquí va a suceder.
Acusó el golpe y se quiere curar en salud.
Las mismas razones en Argentina valen aquí.
Se trata de iguales verdugos. Que quieren pasar por paladines. Si como no.
No lo crees así querido amigo.
Una entrega de Latitud Megalópolis para Índice Político