Después del papelón que hizo en la 47 Asamblea Ordinaria de la Organización de Estados Americanos, (OEA) Luis Videgaray tiene los méritos suficientes para ser designado subsecretario de Estado para Fracasos Latinoamericanos del Departamento de Estado de los Estados Unidos.
El único problema que tendría en ese cargo el llamado canciller, es que no entiende las señalas de su jefe, Rex Tillerson, quien con información privilegiada en la mano, supo que las cosas no pintaban bien para los propósitos norteamericanos contra el gobierno de Nicolás Maduro y canceló su viaje a Cancún.
Como canciller del gobierno de Enrique Peña Nieto Videgaray es una caricatura frente a lo que fueros los grandes diplomáticos que dirigieron la política exterior mexicana desde Isidro Fabela, pasando por Alfonso García Robles, premio nobel de la Paz, hasta Jorge Castañeda, (el bueno) y Bernardo Sepúlveda Amor.
Tiempos fueron hasta finales de los noventa en que México tenía una política exterior de respeto nadie le regateaba una propuesta a los diplomáticos mexicanos, como aquel Tratado de Tlatelolco para la proscripción de armas nucleares impulsado por García Robles o la declaración México Francia en la gestión de Castañeda o el Grupo Contadora con Sepúlveda.
Para qué traer una reunión del organismo multilateral si ya sabían que la propuesta en contra del gobierno de Nicolás Maduro estaba condenada al fracaso, como bien lo entendió el Secretario de Estado Tillerson. Videgaray sólo hizo el ridículo y puso en entredicho a la política exterior mexicana.
La verdad es que no hay política exterior mexicana como lo comenté recientemente vía Facebook con el embajador Agustín Gutiérrez Canet, quien me reviró diciendo que sólo existe una política comercial, pero para mi modo de ver, ni eso, ahí tienen el caso de Ford.
Qué pena. Tiempos fueron en que los diplomáticos mexicanos sostenían posturas en contra de las de la diplomacia estadounidense, hoy estamos de rodillas con estos seudodiplomáticos.
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Ricardo Monreal anunció que para septiembre u octubre deja el cargo de delegado en Cuauhtémoc para presentarse como candidato a la jefatura del gobierno de la Ciudad de México, por Morena. El zacatecano sabe que no será el abanderado de los morenistas, pero su postulación le puede redituar ganancias como una senaduría por la capital del país y de llegar López Obrador al Palacio Nacional lo jalaría para una Secretaría o bien si el tabasqueño fracasa por tercera vez, bien podría quedarse con la coordinación de los morenistas que tendrán una importante representación en la Cámara Alta. Tonto, tonto no es el ex –priísta, ex –perredista, ex –petista y ahora morenista…Enrique Peña Nieto no tendrá la fuerza suficiente para imponer al candidato de su partido para el 2018, me comentó recientemente un ex –diputado del tricolor, ex –aspirante a la candidatura para la gubernatura de su estado natal, Sinaloa. Posiblemente Luis Videgaray piense lo contrario por eso contra viento y marea sostiene al Clavillazo, Ochoa Reza en la dirigencia partidista. Por cierto que ridículo se vio el Clavi tratando de convencer a Luis Almagro de que ganaron en Coahuila.
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