Por Claudio De la Llata
Escalofriante resulta que haya más de 11 candidatos asesinados y más de 40 hayan sufrido un atentado contra su vida, por el simple hecho de querer competir en las elecciones más complicadas, de los últimos 100 años.
Igualmente resulta terrible que más de 120 candidatos hayan recibido amenazas de muerte, y 21 hayan sido víctimas de secuestro, así como más de 39 recibieron anónimos intimidatorios en sus dispositivos móviles, y más de un centenar les hayan hackeado sus cuentas de sus redes sociales, y sus cuentas bancarias.
Por lo anterior, es preciso hacer una pausa y analizar la violencia que se vive en México en las campañas que acaban de iniciar, por lo que igualmente se hace preciso decir que alguien tiene que frenar esto antes de que las cosas se salgan del camino y en posteriores e inmediatas fechas, existan los elementos de un caldo de cultivo para una convulsa social, en la que nadie va a ganar, ni siquiera los aviesos que la provocan, pues el constituir la violencia para frenar una derrota electoral, no hace más que empeorar las condiciones en las que se va a dar la misma, de tal suerte que esperemos que pese a las evidencias, exista la cordura y se cierre en los mejores términos la actual administración, de tal modo en el que la fiesta de la democracia que se tiene prevista el 2 de junio sea eso, y no un enfrentamiento entre compatriotas.
La violencia generada, ha dado lugar a las más espeluznantes hipótesis y lo cierto es que las mismas, por muy descabelladas que sean, ya pasan a ser parte del acumulado de los conspiranoides, en las que resaltan desde una supuesta intención del inquilino de palacio para cancelar las elecciones a como dé lugar, así como de una serie de suposiciones de que todo esto ya estaba previsto, y nada más faltaba que sucediera.
No importa cuál sea el motivo por el que sucede la violencia política, la verdad es que nada la justifica….nada.
Ni tampoco justifica las muertes, las intimidaciones, los secuestros y las amenazas a los actores políticos, la situación es la misma, esto no puede volver a suceder.
Por lo anterior, desde la puerta de palacio nacional, abatida supuestamente por los quejosos de Ayotzinapa, hasta los asesinatos de los candidatos en los últimos días, la violencia política se presenta como una desgracia más para México, hechos concatenados y no fortuitos son la constante, de que alguien quiere frenar las elecciones, que las quiere cancelar, postergar, invalidar, desvirtuar, violentar, entorpecer y hasta anular; es lo único que se puede ver, a trasluz de los hechos que no mienten, las circunstancias que no dejan dudas, y el desorden político y social que se presenta subrepticiamente.
En medio de todo esto es preciso tener confianza en que los malos no lo van a lograr, que las elecciones no se van a cancelar, el fraude electoral no se va a presentar, y la democracia no morirá en México este 2024.
Finalmente basta decir que las elecciones parece que se pudieran complicar, recordando a quienes propugnan secretamente por ello, a quienes lo promueven abiertamente, habrá que decirles que México es mucho más que eso, que con México y los mexicanos jamás van a poder, puesto que todos los malos propósitos electorales este 2024, van a desaparecer, como desaparecerán del ámbito político nacional, quienes apostaron por la ruina y el desorden en éstas elecciones del 2024.