La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Para su mundo feliz se reservan el derecho de admisión
Ayer martes nos enteramos del secuestro de Marina Garay Cabada, política de San Andrés Tuxtla, antes supimos de la ejecución de Gladys Merlín Castro, ex alcaldesa de Cosoleacaque, y su hija, esto fue precedido del levantón y homicidio, de Florisel Ríos Delfín, alcaldesa de Jamapa en funciones.
En los tres casos hay una línea trasversal, en San Andrés y Jamapa, la secretaría de Seguridad Pública había desarmado a las policías municipales, previo a los sucesos, para tomar el control. En lo que toca a Merlín y su hija, se sugiere la intervención de ex policías, de acuerdo a información proporcionada por el columnista Jorge Fernández Menéndez.
A esto, tenemos que sumar otros hechos de agresión, además de incluir los que provoca la oficialidad, cuando en plena temporada electoral, la Fiscalía General del estado desempolva expedientes, siempre que se trate de opositores, para solicitar órdenes de aprehensión.
Mientras la entidad vive una notoria ingobernabilidad, el señor presidente López Obrador, alaba el trabajo de su pupilo Cuitláhuac García y recurre, por enésima ocasión, a decir que todo ha cambiado y que, por lo tanto, Veracruz es un remanso de paz.
En contraparte, el ‘góber sabadaba’ adula a su patrón, lo ensalza como un mandatario democrático y rechaza que haya intervenido en las elecciones, negando lo evidente.
El quid de la cuestión, radica en que tanto la entidad como el resto del país están convulsionados y que el tabasqueño, está obsesionado con descarrilar a sus adversarios a cualquier costo. Así pues, utiliza a la UIF y la FGR, como el brazo armado de la 4T.
El problema es que ahítos de felicidad, no pasan el dato de ‘cual fuman’.