Por Ricardo Burgos Orozco
En el año 1963 apareció una revista que se llamaba Alarma, símbolo de la nota roja durante varios años, muy criticada en su tiempo por distintos sectores de la sociedad porque narraba crudamente con textos y fotografías la realidad criminal de aquel entonces; son famosos sus titulares como aquellos inolvidables: “Violola y matola”, “Bailarina torturada, violada y ahorcada”, “Bestial matanza”.
Aparecía los miércoles y llegó a vender dos millones de ejemplares cada semana. Dejó de publicarse en 1991, aunque luego apareció otra versión llamada la Nueva Alarma que nunca tuvo el pegue de la original y desapareció en 2014.
Ahora la publicación de notas policiacas escandalosas no es de un medio en particular. En los últimos años la violencia se ha incrementado en el país. Tal parece que hemos perdido la capacidad de asombro porque todos los días leemos de ahorcados, ejecutados, asesinados, asaltos con lujo de violencia, crímenes políticos, contra periodistas, masacres y como si nada.
Ningún gobierno ha podido detener la violencia. Se habla de planes y programas, pero no hay nada en efectivo, sólo cifras alegres. Llevamos casi tres años de la presente administración y la tendencia no es nada favorable: más de cien mil homicidios, según el Secretariado Ejecutivo del Sistema de Seguridad Pública.
Sin embargo, el presidente López Obrador ha negado que haya un incremento en la incidencia delictiva en el país, en especial en estados como Zacatecas, Michoacán, Guerrero y Sonora.
Apenas hace unos días, la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez dio a conocer que se observa una disminución de 3.9 por ciento en homicidios dolosos en los primeros diez meses del presente año con relación a 2020. Precisó que son seis estados los que concentran 50 por ciento de los asesinatos registrados: Guanajuato (2,950), Baja California (2,576), Michoacán (2,234), Estado de México (2,192), Jalisco (2,059) y Chihuahua (2,054).
La realidad es muy distinta. México ha alcanzado niveles récord de homicidios con cuatro veces más que en 2007; incluso Estados Unidos reporta menos homicidios por año que México, siendo 2.5 más grande que nuestro país.
Guanajuato ha pasado de ser una de las regiones más seguras a nivel nacional a una de las más violentas. Las carreteras de la entidad se han vuelto un riesgo para quienes circulan por ellas.
Leemos que diario en el Estado de México hay asaltos a los transportes públicos, con y sin violencia como si fuera una tierra sin ley.
Y lo peor: parece que la guerra de los cárteles ha invadido zonas antes pacíficas como la Riviera Maya y Cancún. Por supuesto, también la Ciudad de México la está padeciendo con los índices de criminalidad en aumento, aunque la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum afirme lo contrario.