A pesar de que la sociedad mexicana vive con vigorosa intensidad todo tipo de cambios, que van desde el encierro voluntario a fin de preservar la salud, hasta la reorientación de estructuras económicas que buscan obtener respuestas más eficaces a las urgentes demandas de una población cada vez más exigente de justicia y probidad en nuestros jueces, fiscales y magistrados, los tiempos recientes en nuestro México, con los ejemplos descaradamente vivos que nos han dejado a la ciudadanía: corrupción, inseguridad, demagogia y algunas de las aberrantes resoluciones de la autoridad demuestran a plenitud no solo la insatisfacción, suficientemente válida del pueblo por no haber recibido las promesas de campaña de sanear el medio de procuración de justicia, si no el sacudimiento de una conciencia dispuesta a entregarse con la ley de la razón, ética y virilmente jurídica, a un estado que debe endurecerse en aquellas causas y casos que motivan que México exija arribar a la justicia por conducto de la verticalidad.
La verdad es que a pesar de la inmensa corrupción de jueces, fiscales y magistrados nuestro pueblo, que sabe lo que hace y a lo que aspira, que exige respeto y tiene vocación de lucha, no acepte la corrupción de aquellos togados que actúan al margen de la ley, ni avala actos de impunidad que pretendan desconocer o enturbiar a la justicia.
La tesis aquí planteada deviene en una concepción ética y moral con la que se pretenden combatir actos de otros tiempos, de otras circunstancias sociopolíticas, por lo que difícilmente podrá perdurar con el consenso de México.
Si ello lo logramos con unidad, no habrá nadie que detenga a la Cuarta Transformación a pesar de las actitudes enérgicas y contrarias del neoliberalismo, unidad que permita instaurar un nuevo esquema político y económico, que clarifique los tumefactos aires que ahogan y pretenden destruir a nuestra Patria.
Lic. Alberto Woolrich Ortiz
Presidente de la Academia de Derecho Penal
del Colegio de Abogados de México, A.C..