Fuera de todo
Denise Díaz Ricárdez
Luego de la última presentación del presidente ante un zócalo completo y un informe de actividades en los medios de comunicación masivos el pasado domingo, al presidente Andrés Manuel López Obrador aún le quedan dos importantes encuentros: el grito del 15 de septiembre y la entrega de la banda tricolor a su sucesora Claudia Sheinbaum, en sesión del Congreso el 1 de octubre entrante.
Inició su despedida del cargo más importante de la representación nacional y estará acompañado si todo sale como se lo propone, de los cambios constitucionales que más le interesan por muy diversos motivos y que tantas confrontaciones generan: su reforma al poder judicial para elegir sustancialmente a ministros, magistrados y jueces mediante voto popular; la guardia nacional al ejército y la marina y; desaparecer los órganos autónomos cuyas funciones se incorporarían a las propias secretarías de estado.
Deja a su sucesora Claudia una enorme avalancha de situaciones a las que se enfrentará una vez aprobadas dichas reformas que han originado marchas masivas y opiniones muy encontradas al interior y nada menos que con los vecinos Canadá y Estados Unidos, por no ver con los mismos ojos que él dichos cambios, sobre todo porque se mueven muchos intereses nacionales y de los inversionistas y empresarios extranjeros.
Sabe el presidente López Obrador que cuenta con lo que se propone con un respaldo muy mayoritario y lo hace a sabiendas que ya se va, deja estos encargos a su sucesora y otros de infraestructura que siguen en marcha.
Así que con la verbena popular de la noche del 15 de septiembre y su arribo a la sesión del Congreso al iniciar octubre próximo, se irá uno de los presidentes más controvertidos en la historia reciente y dirá pues ¡Viva México! 🇲🇽