Para nuestra desgracia, durante la larga noche del caprichato pripanista el Congreso de la Unión fue utilizado como un vocinglero a modo de los estilos de decidir los asuntos públicos, trátese del que fuera. Era el organizador de todos los besamanos, el aplaudidor de toda injusticia, el tartufo a modo del dictador.
Entre los casos más vergonzosos que se recuerden está el del apoyo incondicional a la masacre de Tlatelolco, ordenada por el felón Gustavo Díaz Ordaz hace cincuenta largos años. El absoluto respaldo al desmantelamiento del Estado, la entrega de la banca al extranjero, la aprobación del Fobaproa, los incrementos de impuestos y casi lo que usted recuerde.
El Congreso se convirtió en una oficialía de partes, donde cada asunto legislativo, corcholatazo, concesión, ley o decreto era un trámite que llenaba de orgullo los caprichos del mandatario en turno, fuera del partido que se tratara. La mayoría anhelada no era una mayoría para la gobernabilidad y el desarrollo, sino para la completa sumisión.
Presupuestos, precios del barril de petróleo, aprobación de inflaciones y recesiones, comportamientos internacionales, transferencias inicuas del gasto, postergación del dinero para las administraciones adversarias al regimencito, condecoraciones a los cipayos y sicarios, aplausos y honores a los favoritos y cómplices, una absoluta nulidad política.
EU, el principal verdugo de los tratados internacionales
Por eso, cuando el Congreso, de pie y aplaudiendo, aprobó que todos los tratados internacionales celebrados por el Ejecutivo Peña Nieto se elevaran a la categoría de los derechos humanos y garantías individuales y sociales de los mexicanos, la prensa crítica enarcó las cejas, recriminó rotundamente la medida, sospechando lo peor.
Y en efecto, se trataba de dar el nivel de garantía constitucional, de máxima jerarquía al Tratado de Libre Comercio de América del Norte, aunque en la práctica todos los tratados y convenciones en materia penal y de protección a los derechos humanos fueran violados en detrimento de los nacionales. Aquí eran encerrados sin miramientos todos los que alzaran la voz en contra del dedo presidencial.
A pesar de saber que es la práctica común en los Estados Unidos, el principal verdugo, que los tratados aprobados por su Congreso, potestad que no es alcanzada por su Ejecutivo, eran desconocidos en cuanto se opusieran a los beneficios que exigía su política imperial. Puro atole con el dedo a los colonialistas hemisféricos.
Dieron medallas a explotadores, como Alberto Baillères
Pero los mexiquitas se salieron con la suya: volvieron a exponer y doblegar al Congreso a la medida de sus caprichos, para facilitar la entrega incondicional del país a los dominadores existenciales, poner en bandeja de plata la soberanía nacional en la mesa de los proverbiales tragones. Casi lo lograron, mientras condecoraban a explotadores cómo Alberto Baillères con la Medalla Belisario Domínguez, al son macabro del entreguismo a los prestanombres.
Pero, a pesar de ellos, no todo ha sido coser y cantar. Fueron vencidos en el terreno de los hechos, pues algunas decisiones valientes de los gobiernos estatales de oposición lograron el reconocimiento internacional de los organismos serios a sus acciones en defensa de los derechos individuales y sociales, en renglones que jamás fueron considerados en ningún plan de gobierno de los de Atracomulco.
Vivienda de la CDMX, elogiada en los más altos foros del planeta
Fue el caso de la política de vivienda en la Ciudad de México. Contra viento y marea, contra restricciones presupuestales y vendettas políticas de todo género, frente a la envidia mexiquita, el Instituto de Vivienda de la CDMX fue elogiado en los más altos foros del planeta.
La política social sobre la vivienda de interés popular se definió como la fórmula urbana para superar la estratificación del ingreso y la multiplicación del empleo, el reconocimiento de la edad adulta del pueblo. Ejecutar esto hizo la diferencia entre la perpetuación de injusticias y el progreso compartido.
La nueva Ley de vivienda de la Ciudad de México, aprobada en un proceso legislativo ejemplar por la Asamblea de Representantes, recibió las menciones de elogio a su contenido por la Organización de las Naciones Unidas, la Organización Internacional del Trabajo y por si fuera poco, del mismo Banco Interamericano de Desarrollo. Un logro que no es menor.
La opinión de los organismos, loando la protección tutelar a los intereses de los trabajadores de la capital de la República elogió canalizar recursos a la inversión y al gasto social productivo, aunque los tecnócratas se sintieron heridos en su orgullo. Pusieron en alto la estabilidad, la convivencia y la gobernabilidad de la tercera ciudad más grande del mundo.
“Recaudar impuestos de la ciudadanía y devolvérselos…”: ONU
Pero no sólo eso. Hace unos meses, la Reunión Anual de la Asamblea de Gobernadores del BID celebrada en Asunción, Paraguay, reconoció continentalmente las expresiones innovadoras del Programa de Mejoramiento Barrial y Comunitario del Instituto de Vivienda, aún encabezado por el ingeniero Raymundo Collins Flores, así como las políticas de empoderamiento de las mujeres, recomendando su réplica en los protocolos en América Latina y el Caribe.
Después de que la Asamblea General de la ONU había homenajeado las decisiones de contenido social, los responsables de los programas de financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo expresaron en Paraguay que “recaudar impuestos de la ciudadanía y devolvérselos de manera íntegra a fin de que decida qué acciones de mejoramiento y crecimiento humano se deben aplicar…
… es un acto de congruencia, transparencia, rendición de cuentas y justicia social”. Fue el más rotundo desmentido a las presiones que desde la Secretaría de Hacienda del caprichato ejercía José Antonio Meade contra los derechos esenciales de los capitalinos.
Apoyaron que “más del 60% de los cinco mil proyectos que se han ejecutado en el Programa de Mejoramiento Barrial y Comunitario, han sido impulsados por mujeres, lo que demuestra su contribución en el empoderamiento de ese sector de la población…
… con obras que fomentan su desarrollo personal, familiar y social; la capacitación, el bienestar económico, el fortalecimiento del entorno y el apoyo a la comunidad son signos distintivos de un gobierno de raigambre popular”, expresaron a los cuatro vientos.
“Es una de las mejores prácticas para revertir la conflictividad social y urbana, garantizar la igualdad de oportunidades, la participación ciudadana en políticas públicas, la toma de decisiones comunitarias”, dijeron, haciéndose eco de las loas que había expresado la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas.
La cara de la vivienda popular y de los barrios de la CDMX es otra
El paso de Raymundo Collins por el INVI ha sido reconocido al mayor nivel continental y planetario. Demostró que convivir es compartir, diseñar la sustentabilidad de las acciones, reparar el tejido social y revertir los procesos de degradación en zonas marginadas y en proyectos vecinales.
El rostro de la vivienda popular y de los barrios capitalinos es otro. El poder fue bien usado para el desarrollo nacional, a contrapelo de lo que padecimos de las altas esferas, dispendiosas y soberbias, dedicadas a la rapiña y a la represión ciudadana.
Las altas esferas del peñismo que quisieron elevar a la categoría de derecho humano su sumisión ante los financieros neoyorquinos y el poder de Washington.
¡Han recibido su merecido!
¿No cree usted?
Índice Flamígero: Tras la insubordinación de Hiram Almeida por la que el jefe de gobierno José Ramón Amieva le solicitara la renuncia, éste propuso a Raymundo Collins para ocupar la vacante en la titularidad de la Secretaría de Seguridad Pública de la capital nacional. Collins fue subsecretario de la institución en la época en que Marcelo Ebrard llevaba las riendas de la dependencia, en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. En estos próximos días la Presidencia de la República deberá confirmarlo, dado que aún tiene injerencia en las políticas de seguridad de la CDMX. + + + Escribe Bibi Villavicencio: “Muy fino el argumento de los supremos de la Suprema Corta. Necesitan salarios altos porque si no se corrompen. Alabado sea el Sagrado Corazón de Jesús. De ese argumento desprendo que hay que estudiar cómo le hizo Zedillo para barrerlos de un golpe. ¡A todos! Y nombrar a personajes más decentitos que no necesiten tanto cash para vivir en honestidad. Vaya cinismo. Y además como si de verdad fueran justos con la justicia… Por cierto, el nombre del espurio es Felipe de Jesús del Sagrado Corazón. Por favor, no olvidar. Pobrecito Sagrado Corazón, pero ese es el nombre del calde-rones.”
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