¿Ha visto usted a Miguel Ángel Osorio Chong anunciando el número de muertos por el desastre que dejaron las intensas lluvias sobre el territorio nacional? ¿85, 96… 147? ¿Ha leído sus declaraciones al respecto? ¿Le produce confianza el funcionario? ¿Cree usted que él domina el tema? ¿Se ve seguro ante las cámaras y micrófonos? ¿Titubea? ¿Cree que ha promovido la credibilidad en torno a las acciones gubernamentales de prevención, primero, y de ayuda a los damnificados, después?
Y es que, además de todas las importantes tareas que tiene asignadas, ¿quién lo nombró vocero del desastre si, a todas luces, carece de preparación para esta nada fácil tarea?
Personalmente, no me gustó ver al secretario de Gobernación día tras día, durante más de una semana, dando a conocer el creciente número de fallecidos, sin ningún contexto adicional.
¿Es ese el papel de un inquilino del palacete de los Covián? ¿No hay, acaso, voceros de menor rango en esa dependencia? Y de haberlos, ¿están preparados para informar alcances y paliativos en un caso de emergencia nacional?
Porque, señores, hay cursos y capacitaciones para la vocería del desastre. Uno de ellos, muy acertado y asertivo, de la Organización Panamericana de la Salud, intitulado Gestión de la información y comunicación en emergencias y desastres, que hasta yo pude encontrar en la internet.
Pero no. Ganó la jerarquía, me imagino. Debería ser Osorio Chong, sólo él, quien actuara cual vocero del desastre.
Más me hubiera gustado ver al hidalguense dando a conocer los éxitos de las brigadas de auxilio que en el funesto papel de agorero de La Parca. ¿A usted no?
Y de ahora en adelante, cuando le veamos nuevamente ante los medios, ¿qué recordaremos de él? ¿Su rostro compungido, aunque la información que esté brindando –la negociación exitosa con la CNTE, por ejemplo– nos llene de alegría?
“…mejorar la confianza, el dominio en el tema, la seguridad del vocero, orientada a promover la credibilidad de la audiencia a la cual se dirige un vocero o vocera…”, dice la Guía de la OMS.
VIDEGARAY, OTRO AGORERO DEL MAL
El brioso y brillante titular de Hacienda, Luis Videgaray Caso, también se nos desinfla y opaca dando a conocer malas noticias. Que otra vez, de nueva cuenta, como ha sucedido todo el año, se recorta el pronóstico de crecimiento del país, pero ahora por el “choque” de los tormentosos “Ingrid” y “Manuel”.
Un despacho de la agencia gubernamental Notimex da cuenta de ello:
“A lo largo del año, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) ha ajustado a la baja en tres ocasiones su pronóstico de crecimiento para la economía mexicana en 2013, dejándolo en 1.7 por ciento, la mitad de su estimación inicial de 3.5 por ciento.
“La dependencia federal ha argumentado factores externo e internos como la causa de los recortes hechos al crecimiento estimado este año, entre ellos, menos días laborales en el primer trimestre, bajo desempeño económico mundial y, recientemente, el impacto de las fuertes lluvias ocasionadas por los fenómenos “Ingrid” y “Manuel” que azotaron al país…”
Pretextos hay muchos. Razones, pocas o ninguna.
Porque, para empezar, se obvia el cierre de la llave del gasto gubernamental que, en opinión de los conocedores, ha sido la principal causa de que México esté ya en recesión económica.
Y eso, por supuesto, lo desmiente Videgaray, quien de acuerdo a la agencia oficial de noticias “ha insistido que la economía nacional no está en recesión, como afirman algunos analistas, sino que sólo presenta una desaceleración importante.”
O un freno. Un parón en seco, ¿no cree usted?
Voceros del desastre…
Sobran en el gabinete presidencial.
Índice Flamígero: Comercial Mexicana, Chedrahui, Soriana y Walmart, por su parte, dan clases del Marketing del Desastre. La lástima es un dulce pastel del que cada cual quiere una rebanada. Una toma de una casa en ruinas, otra de un caserío inundado y ya inservible, un niño mocoso y enlodado… todas son perfectas para ser el modelo de la marca. Supermercados que quieren vender más, que quieren que todo mundo se entere –pagando pautas millonarias– que le interesan nuestros hermanos en desgracia…