Norberto Amaya A. ////// Ciudad de México a 19 de diciembre de 2016.
Me ha tocado convivir, platicar y caminar con mucha gente en estos días de diciembre, por el trabajo y la necesidad de establecer una comunicación real con aquellos que en sus actividades diarias tienen esperanzas de vivir mejor. También he tenido la oportunidad de dictar conferencias o hablar en reuniones masivas, las invitaciones han sido bastantes y el tiempo ha faltado. Pero ahí hemos estado.
La cuestión humana se hace presente, lo que veo y observo es una crisis enorme de la unidad familiar, hombres y mujeres me abordan temas diversos sobre lo que les pasa y la sobrevivencia cotidiana, del alejamiento de los hijos o la soledad de los que tienen más de 60 años. A ello se suma la degradación en el trato y la adición a drogas diversas, lo que es peor, al incremento de la violencia intrafamiliar. Es la economía y la pérdida de expectativas.
La situación de la economía mexicana es deplorable, el nivel de ingreso y la baja del poder adquisitivo nos leva a una desesperación absoluta. El día a día para conseguir alimento y solventar los gastos que implica mantener a los hijos pequeños o ayudar a los jóvenes que estudian o a los padres que tienen enfermedades y ya no trabajan, se vuelven un tormento y una angustia que concluye en la desintegración de la familia, el maltrato, desprecio o reclamo.
Todo se vuelve violento, así lo he visto y así me lo platican hombres y mujeres desesperados. Ese es el México urbano y rural agobiado por la pudrición de gobiernos, el de la prepotencia y corrupción de la clase política y el gran abuso de los dueños del dinero.
No estamos en contra de las fundaciones que promueven los grandes monopolios, tampoco hacemos campaña contra quienes ayudan a gente con capacidades diferentes, pero no se vale que atrás de ello se escondan abusos y la evasión de impuestos. Basta darse una vuelta a las tiendas vinculadas a las grandes empresas de la comunicación (Tv Azteca, Televisa, etc,) u otras que han sacado provecho de los gobiernos de Fox, Calderón y Peña Nieto, para darse cuenta de que las tiendas de raya y el agiotismo viven en plenitud en el siglo XXI.
El pago semanal o quincenal en Elektra, Coopel, Bancos o empresas de empeño es ya un sufrimiento y una realidad que se refleja en los rostros de las mujeres, quienes administran los escasos ingresos de la familia. Son rostros de hastío, angustia y dolor. En las filas de pago se observa la desesperanza y el desaliento.
¿Qué hago licenciado? Me preguntan desesperados muchos jóvenes, yo no se que contestarles, hay veces en que uno puede ayudarles por la cercanía o por el lado humano. “Ya me cambie de religión y eso me ayuda” o “ahora estoy en un grupo de apoyo solidario, tengo fe y esperanza”, son frases que me retumban en los oídos. Las peores son: “licenciado, yo me voy a ver de donde saco algo para vivir, mi familia lo necesita y no encuentro salida, no sé que voy a hacer, pero mañana o pasado ya tengo algo”. Es estrujante escuchar esas palabras y mirar los ojos . No se puede permitir esa realidad miserable, la pobreza es aterradora. No se vale jugar en la economía con la gente. México es rico en todo, un cambio es urgente. Los que tienen el poder no entienden.
Viajar en metro, metrobús o en camiones de pasajeros de un lado a otro, es reconocer como andamos y como estamos. El automóvil personal es una herramienta de trabajo, pero los colectivos y el transporte de pasajeros nos da una realidad que muchos no conocen. Los ricos, los poderosos y los políticos se han olvidado de que hay un México que se mueve en vías distintas, son la gente que vota con esperanza o la que manda a la jodida el discurso y los mensajes de quienes viven a modo del presupuesto y las canonjías que les da el ser parte de los círculos e poder.
La corrupción nos ha degradado y la desintegración familiar y el éxodo están causando daños irreparables en la sociedad. Las regiones y los pueblos son esencia viva del saqueo y la entrega despiadada de nuestros recursos naturales y nuestra mano de obra. El futuro no existe, se vive el presente y la ansiedad cotidiana de la subsistencia. ¡Que terrible!
Relexiones. ¿A dónde quieren ir los neoliberales con su política económica en México, si ya casi terminaron de entregar todo? Hay salidas y posibilidades de establecer un nuevo rumbo y refundar la nación, reactivar el mercado interno y fortalecer nuestras regiones y dar oportunidad de vida a todos. ¡Se puede y se debe! Nos vemos en 2017, esperando encontrar esas miradas de esperanza y confianza, no podemos defraudar a quienes tienen esperanza de vivir la vida, niños, jóvenes y edades maduras. No nos dejemos morir.