Norberto Amaya A./// Ciudad de México, a 28 de diciembre de 2016.
Twitter: @Amaya5M.
Los finales de años, siempre concitan a reuniones de todo tipo, ya sea para festejar, brindar o desearse buenos deseos y anunciar metas o buenos propósitos, pero aunque algunos se dedican a la convivencia familiar o a las vacaciones, otros continúan con actividades laborales y reuniones de análisis y trabajo, cada quien de acuerdo a lo que se dedique, ya sea trabajo manual, financiero, comercial, artesanal, académico, etc. El asunto es que en todas estás reuniones se abordan temas diversos y se dan opiniones sobre lo que sucede en la colonia, pueblo, municipio, estado o el país. ¡Vaya, hasta de los asuntos internacionales salen expertos! Que los hay, por supuesto y merecen respeto.
El día de ayer no fue la excepción, pues en las actividades diversas para preparar las inminentes conferencias temáticas de enero de 2017 y la edición de dos libros sobre : deuda; economía; finanzas y; gobiernos, tuvimos la oportunidad de debatir la situación actual de México y un balance muy salpicado sobre lo que sucedió en éste año de 2016. Así, el marxista ortodoxo se mantuvo firme en que no valía la pena señalar nombres, sino que todo era culpa del sistema capitalista, pero en el extremo estaba aquel que le echaba la culpa de todo a los “populistas” que como López Obrador, no entendían las reglas del mercado y que había que obedecer lo que fijaba la oferta y la demanda, no solo en cuestión de precios, sino en todo lo que fuese necesario para disminuir la participación del estado en la economía. Obviamente que la discusión y el debate fue intenso, pues hubo -afortunadamente- mayoría de intervenciones razonadas, sensatas y con datos en la mano.
Pero esto que pasa en las reuniones no es igual que hace algunos ayeres, por el contrario, hoy se manifiesta una verdadera preocupación por el rumbo de la economía mexicana y sale a flote a cada momento el enojo contra el actual presidente, Enrique Peña Nieto, así como contra diputados y senadores y la partidocracia. Ningún político o gobernador escapa a la crítica o a la denuncia.
Los que saben o están enterados, hablan con certeza de malversación de recursos públicos, de la inflación de costos en la obra pública, del dispendio y la corrupción en dependencias previamente asignadas como “cajas chicas” o del uso de las finanzas para promover futuras candidaturas. A todo esto no escapan los endeudamientos de los gobiernos, los créditos y la bursatilización de las finanzas, pero también de la venta o entrega en “comodato” de terrenos e inmuebles. ¡Es terrible lo que se dice!
El enriquecimiento de la “clase política” es brutal, usan el poder a su antojo y disponen de bienes y materiales a como mejor les conviene, para ello cuentan con cómplices en calidad de funcionarios, socios que se dicen empresarios, constructores de fachada y dueños de “medios de comunicación” que les cubren las espaldas y les manejan la imagen como mejor crean prudente o redituable.
Dicen -decimos- los que se reúnen que la desfachatez ha traspasado los límites de la moral que predican en sus discursos cotidianos o que el cinismo es un signo que les marca la frente y no pueden ocultar aunque se pongan máscaras de la película “Ojos bien cerrados”. La ambición les gana y algunos ya la traen en los genes y por supuesto que están prontos a heredarla con quien se deje, con la esposa, la amante o la concubina en turno. No se trata de que seamos puros y castos, pero la verdad que sale de miles de bocas y las razones que emiten miles de cerebros no pueden ser una mentira. La pudrición del sistema está a la vista, por más que la escondan.
A lo anterior, agregan conocedores o ciudadanos en general, se suma la herencia del poder, pues en cada estado o municipio del país, los actuales mafiosos de la política ya adiestran a sus descendientes, conyugues, primos o lacayos. Así entonces, se observa que en las administraciones estatales y municipales -sin hacer a un lado al gobierno federal- se encuentra como funcionarios, asesores o “consultores” a hijos, sobrinos o primos de ex gobernadores o ex presidentes, los cuales hacen y deshacen de la administración a su antojo.
Los “juniors” dicen que llegaron para quedarse, que ellos mandan y que sólo ellos saben como se gobierna, así lo publican en revistas de sociales y en su forma de vida, con ropa cara y de marca y costosos autos y grandes mansiones a su nombre. Son lo peor de lo peor, son la herencia de los cínicos.
Para variar, los partidos políticos no se quedan atrás – bueno, a veces son lo mismo- y se puede ver que en sus comités o consejos partidarios predominan ciertos nombres, todos ellos ligados a quienes controlan a dichos partidos políticos, cabe apuntar que las justificaciones son varias, como por ejemplo: “tiene experiencia y conoce el aparato”; “sabe moverse y es inteligente”; “se lo merece y se lo ha ganado y no es por mi, es por su sudor y esfuerzo” y; “bueno, son mis cuotas de poder, ¿o no?”.
Que mis pocos lectores revisen nóminas en todos lados y van a quedar horrorizados al saber nombres y apellidos de quienes allí cobran. Éste cáncer hay que extirparlo de México, por el bien de todos.
Reflexiones. La protesta contra el gasolinazo y el alza de precios se multiplica. La Reforma Energética de Peña Nieto es un fracaso, al igual que las otras reformas aprobadas por sus aliados del Pacto por México (PRI, PAN y PRD). Deben saber que el neoliberalismo depredador está cavando su propia tumba. La sociedad no aguanta más y el país requiere de un nuevo régimen político, una nueva política económica y por supuesto un nuevo pacto social con su consecuente Constitución y constituyente. Nos vemos en la próxima, en el 2017. Así es y así será.
Correo: nor.amaya@live.com.mx
Facebock: Norberto Amaya Aquino.