La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Superó la pobreza, pero, luchar contra la miseria política, es más complicado
Es claro que, Xóchitl Gálvez, tendrá que luchar en contra del poderoso aparato electoral de MORENA, en el que se entremezclan el partido y los gobiernos de la 4T en los tres niveles, para decirlo de forma llana: enfrentará una elección de Estado.
En realidad, el fenómeno no es novedoso, está patentado por el PRI y, en su momento, los panistas han recurrido al mismo, eso sí, debemos reconocer que el presidente López Obrador y sus huestes, lo han llevado al nivel 4.0.
Sin embargo, los principales obstáculos de la hidalguense, son las disputas internas del Frente Amplio por México y la decadente imagen de los líderes de la partidocracia que la ‘arropa’, no hay forma de reinventarlos.
Así pues, Alito, Marko y adláteres, que se pelean a dentelladas fuero, candidaturas, prerrogativas e, incluso, salir en la foto, son más perjudiciales para los objetivos de la candidata presidencial opositora, que todo el equipo de ‘mapaches’ que se ocultan en la camiseta de los ‘servidores de la nación’.
La renuncia de los Rubalcava y los Murat, por citar dos ejemplos, impacta en el imaginario colectivo en forma negativa, sobre todo, porque es magnificada por los propagandistas del régimen, quiénes están a la caza de los yerros y triquiñuelas de sus adversarios.
Gálvez tiene que ciudadanizar su proyecto y si espera un ‘milagro’ para ganar, debe empezar por amarrar a los ‘demonios’ que la rodean. La lleva cuesta arriba.